_ Creí que no querías que esto sucediera – dije sin lograr disimular mi tonta sonrisa en el rostro.
_ Suelo decir y hacer cosas estúpidas – contestó sin soltarme –Debes acostumbrarte a eso – añadió sonriendo de manera dulce.
_ Acostumbrarme? Eso quiere decir que mañana no te olvidarás de esto?
_ Acaso debería hacerlo? – respondió con otra pregunta que hacia aún mas evidente el hecho de que se estaba terminando de realizar mi sueño infantil, necesitaba solo aquel nuevo beso que estaba por concretarse para confirmarlo pero justo cuando estaba por saborear sus labios nuevamente oí la voz de mi madre en el pasillo.
_ Rose! – empezó a llamarme ella. Sentía como los tacones se acercaban lentamente a mi puerta así que como un impulso me abalancé a ella para cerrarla con llave – Hey! Qué sucede? – preguntó mi madre casi gritando al girar la manecilla una y otra vez sin poder abrirla.
_ Me estoy cambiando – contesté nerviosa mientras Johnny me observaba sentado desde mi cama son una sonrisa burlona – Ni siquiera te atrevas – murmuré enérgicamente al ver que él abría los labios de forma amenazante como si fuese a gritar.
_ Está bien – dijo mi madre desde fuera –Abajo hay pizza si quieres – agregó regresando sobre sus pasos. En aquel momento sentí como es que mi respiración y mis latidos volvían a su normalidad.
_ Esa reacción quiere decir que no quieres que nadie se entere que estamos juntos, no? – me preguntó Johnny parándose para detenerse frente a mí.
_ No por ahora – contesté – No sé cómo lo vaya a tomar mi hermano.
_ Julian – susurró Johnny cerrando los ojos – Lo había olvidado.
_ Es mas que todo por él que prefiero que pase un tiempo.
_ Tienes razón – asintió Johnny – Bueno! Será mejor que regrese o empezarán a preguntarse dónde estoy – me dijo sujetando mis manos – Mañana te recojo en el café y salimos, te parece? O tienes planes con tu "novio"? – dijo haciendo la clásica señal de comillas con los dedos.
_ Por qué haces eso?
_ Por favor Rose, sé perfectamente que no sales con él – respondió – Pero tranquila que no te juzgo, aunque lo hayas hecho para sacarme celos.
_ Claro que no!
_ Claro que sí! – exclamó – Mañana paso por ti y salimos a donde elijas – añadió sin darme oportunidad a respuesta. Mejor para mí pues no tenía ninguna en la cabeza, realmente aquella confesión me había tomado desprevenida al igual que el suave beso de despedida. Al dejarme a solas se inició la lucha interna por contarle a alguien lo sucedido pero, se supone que era una especie de secreto, irónicamente iniciado por mí así que no había queja. Preferí callar y ocultarles lo sucedido a mis amigas.
La noche siguiente Johnny me recogió en el café tal como lo había dicho, fuimos a un parque de diversiones no muy lejos de donde nos encontrábamos y nos divertimos lo suficiente a pesar de que la salida fue de una escasa hora, la cual era suficiente para confirmarme a mí misma que estaba totalmente embrujada por ese muchacho, su forma de reír, su caminar y aquellas frases que lidiaban entre la seriedad y la broma me enloquecían, realmente me sentía afortunada de caminar entre la gente de la mano con él. Aquella primera semana fue estupenda, hasta que llegó aquel viernes donde mis celos y tolerancia se pusieron a prueba. Aquel viernes nos habíamos reunido sin querer Anna, Silvia y yo junto a los amigos de mi hermano, incluido Johnny, a la primera no se le ocurrió una mejor idea que jugar verdad o castigo.
_ Bien! – exclamó David arrodillado en la alfombra de la sala de forma entusiasta – Los dados – indicó mientras Julian se lo entregaba – Número par: verdad y número impar: castigo, vale?