_ Necesito que me acompañes a hacer unas compras – me dijo ella parada frente a mi puerta con una gran sonrisa en los labios – Apúrate, Rose!
_ A dónde van? – preguntó mi madre asomándose desde la cocina mientras mi hermano iba bajando las escaleras.
_ Al centro comercial – contestó Silvia agitando su mano a manera de saludo. Mi madre asintió y regresó a sus labores – Hola, Julián – dijo Silvia a lo que mi hermano sonrió soñoliento – Adiós Julián – se despidió segundos mas tarde en que yo había tomado mi chaqueta.
_ Ahora sí, a dónde vamos? – pregunté curiosa.
_ Yo, a calmar mi conciencia – respondió Silvia sin que lograse entenderla – Johnny te está esperando a dos calles de aquí, nos encontraremos a las tres y regresamos juntas a tu casa – me explicó – Apúrate Rose – añadió apresurando el paso. No contesté pues tenía la incertidumbre de cuan verdad era lo que me decía Silvia aunque, la bromista usual era Anna, no ella.
_ No tardaron mucho – dijo Johnny cuando por fin doblamos la esquina, estaba apoyado en la pared esperando por nosotras – Gracias Silvia – le dijo a lo que ella asintió haciéndonos recordar respecto a la hora.
_ A dónde vamos? – pregunté por fin luego de que tomamos un taxi – Tu casa? –cuestioné sobresaltada luego de oír la dirección que él le había dado al conductor.
_ No hay nadie – respondió Johnny en su afán de calmarme – Además, no hay problema, mi hermana sabe que salimos...
_ Y tu madre? – interrumpí con el clásico temor a las progenitoras del novio.
_ Ella no – contestó – Pero no está, hoy llega tarde – agregó. Junte los labios con fuerza pues no sabía si el hecho de que su casa estuviera vacía nos beneficiaba o no. Al llegar y entrar en ella alcancé a ver tres bolsas sobre la mesa – Estuve pensando en – dijo Johnny al verme extrañada – Cocinar juntos y luego almorzamos, qué te parece?
_ Me parece una idea genial – respondí entusiasta. Y así, Johnny tomó las bolsas y las llevó hasta la cocina donde le esperaba con las manos ya limpias para empezar con el intento de cocina pero, era en vano pues éramos una pareja de incompetentes que teníamos únicamente como talento el arruinar todo lo que tocábamos – Creo que lo mejor será pedir algo – dije luego de que calcinara el último pedazo de pollo en la estufa. Johnny, sin dejar de reír tomó el teléfono para pedir una pizza. En el lapso en que esta llegaba limpiamos el gran desastre hasta que por fin tocaron el timbre.
_ Una pizza de queso – benditas palabras pues el estruendo por el hambre empezaba a hacerse mas fuerte en mi estómago. Luego de pagar y cerrar la puerta nos aventuramos a dar el inicio de la comida.
_ Rose – murmuró Johnny sin quitar la mirada de su pedazo de pizza – Estaba pensando en contarle la verdad a Julian.
_ Habíamos quedado en que esperaríamos – respondí.
_ Anoche me llamó a preguntarme cómo me había ido contigo – con esas palabras captó mi atención – No supe qué decirle – confesó angustiado – No quiero continuar con esto.
_ Johnny, esperemos un tiempo por favor.
_ No sé qué costumbres hayas adoptado en Londres pero yo detesto mentir – indicó soltando la pizza para dejarla en la caja.
_ No contento con romper tu promesa me llamas mentirosa – dije indignada parándome de un solo movimiento de mi asiento.
_ Rose entiende! Es tu hermano, es mi mejor amigo, qué quieres que haga?
_ No quiero pensar en eso ahora! – respondí levantando la voz al igual que él – Quiero estar contigo, quiero vivir el momento porque esto es lo mejor que me ha pasado, qué dices a eso?
_ Está bien – respondió Johnny sin dejar de lado el estado eufórico al que nos había llevado aquella discusión – Está bien porque te amo! – añadió levantándose.
_ Yo también te amo! – dije mirándolo fijamente.
_ Sabes que es la primera vez que nos decimos esto? – preguntó con voz amarga.
_ Sí! y no sé qué esperas para besarme – concluí, a ello Johnny se abalanzó a mí para besarme apasionadamente mientras apretaba mi cuerpo al suyo.