_ Mi madre no está – dijo él – Y deja que te ayude, tú no podrás con eso – fue lo siguiente que salió de sus labios. Tomó mis maletas y entró con ellas, yo cerré la puerta tras él mientras las voces masculinas se hacían cada vez más fuertes. Al llegar a la sala noté que habían tomado aquella estancia como su lugar de ensayos – Ella es mi hermana – me presentó mientras de mí se desprendía solo una sonrisa nerviosa a manera de saludo – Ya conoces a Johnny – señaló mi hermano a lo que Johnny volvía la mirada a mí extrañado – Recuerdas a mi hermana, verdad?
_ Claro! – contestó él soltando la guitarra que llevaba en manos – No te había reconocido, discúlpame – se excusó acercándose a mí para besar mi mejilla – Cómo te ha ido? – preguntó cruzando los brazos frente a mí – Estás – dijo haciendo una pausa leve para bajar el tono de su voz, como si tratara de ahogar la verdadera frase que luchaba por desprenderse de su garganta – Estás muy cambiada – concluyó sonriendo.
_ No sé si eso es un halago – dije extrañada y es que mi cabello lacio había sido cambiado por un permanente, el maquillaje había hecho su aparición en mi rostro durante los últimos años y mi enojo natural de infancia había sido reemplazado por una sonrisa que se veía aún más coqueta por el lunar que llevaba junto al labio.
_ Definitivamente es un cumplido – comentó uno de los muchachos que estaban allí, observándome de pies a cabeza como si jamás hubieran visto a una mujer de diecisiete años.
_ Rose – intervino mi hermano – Vamos a tu cuarto, te ves cansada – añadió con un claro mensaje de "no quiero que estés aquí, distrayendo a mi grupo". No lo dijo directamente pero, se logró comprender.
_ Gusto en conocerlos – me despedí haciendo gala de la educación a la que me había visto obligada adaptarme en Londres.
_ Te ayudo – murmuró Johnny tomando una de las tres maletas. Mi hermano asintió aunque estoy segura que si hubiera sido otro el que se hubiera ofrecido, se hubiera negado sin dudarlo dos veces pero, se trataba de Johnny, su mejor amigo, su camarada, casi...su hermano – Lo dejo aquí? – me preguntó luego de que Julian abriera mi habitación.
_ Sí, allí está bien, gracias – asentí abriendo las cortinas para dejar entrar un poco de luz.
_ Y por cuánto tiempo te quedarás?
_ Acaso me estás botando? – inquirí en tono burlón, volviendo mi mirada a Johnny quien sonrió arrepintiéndose de la forma en que había planteado la pregunta – Pienso quedarme aquí, no tengo planeado regresar a Londres – contesté.
_ Bueno, conversan otro día – dijo Julian – Nosotros tenemos que seguir ensayando – añadió pero tanto su compañero como yo lo observamos fijamente pues había sido un tanto impertinente – Qué sucede? – cuestionó levantando los hombros – Tenemos un mes para ensayar y lo sabes bien – se dirigió a Johnny quien agachó la mirada asintiendo.
_ Tiene razón – respondió Johnny – Conversamos luego, Rose – se despidió él cerrando la puerta de mi habitación luego de salir por ella acompañado de Julian. Sonreí con la mirada aún fija en la puerta como una idiota y no tardé mucho en regresar a la realidad pues una pequeña piedra golpeando contra el vidrio de la ventana me sobresaltó. Caminé hacia ella y luego de abrirla sabía que no podía tratarse de otra persona, era ella, Anna quien me miró de forma extraña y desconfiada...
_ Se supone que esa habitación es de Rose pero...no te pareces a nada en ella – dijo ella con la sinceridad que la caracterizaba – Eres tú, Rose? – preguntó abriendo los ojos desmesuradamente luego de que yo sonriera.