El juego de los grillos

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No subí capitulo porque estaba pasando la historia de CrossHatch -Dark

¿Es el hombre sólo un fallo de Dios, o Dios sólo un fallo del hombre?  

 -¿Y?- preguntaron los señores, como por una sola boca, al entrar el profesor Goclenius más rápidamente de lo que era su costumbre y visiblemente alterado -¿Le entregaron las cartas? ¿Ya está Johannes Skoper viajando de regreso a Europa? ¿Cómo se encuentra? ¿Llegó alguna colección con el correo?- inquirían todos a la vez.

Solamente esto -dijo el profesor muy serio colocando sobre la mesa un paquete de hojas manuscritas y un frasquito en el que se podía ver un insecto muerto de color blancuzco y el tamaño de un ciervo volante-. El embajador chino me lo entregó personalmente con la aclaración de que llegó esta mañana, vía Dinamarca. -Me temo que se ha enterado de alguna noticia desagradable sobre nuestro colega Skoper- le cuchicheó al oído un caballero de barba afeitada a un anciano profesor de ondulante melena leonina, director como él en el Museo de Ciencias Naturales, que se había quitado los lentes y observaba con profundo interés el insecto metido en el frasquito.

Era aquél un recinto muy particular, en el que los señores -seis en total, y todos ellos investigadores científicos de la vida de los lepidópteros y coleópteros- se hallaban sentados alrededor de una ancha y larga mesa. La mezcla de los olores de alcanfor y sándalo acentuaba ese clima extrañamente mortuorio que se desprendía de los diodones que pendían de cuerdas fijadas en el cielo raaso y que, con sus ojos vidriosos y saltones parecían las cabezas truncadas de espectadores fantasmales, las máscaras diablescas de salvajes tribus insulares, los huevos de avestrus, las bocazas de tiburón y los dientes de narval, los monos derrengados y de otras mil formas y figuras grotescas provenientes de zonas muy lejanas. De las paredes -colgados sobre los marrones armarios carcomidos que tenían algo monacal bajo el sol del atardecer que jugueteaba con las plantas del jardín y las combadas rejas de la ventana- pendían, amorosamente enmarcados en oro y semejantes a retratos de venerables antepasados, cuadros a todo color de escarabajos en proporciones gigantescas.

Con una de sus manos extendida en un gesto cordial, una tímida sonrisa rodeándole los ojitos redondos y nariz en forma de botón, con el alto sombrero de copa de uno de los señores directores sobre su cabeza y el porte de un alcalde de aldea que se hace fotografiar por primera vez en la vid, un lirón se asomaba obsequisamente desde un ángulo del aula, en el que también se balanceaban unos cuantos cueros de víbora. La cola oculta entre las sombras más lejanas del corredor y las partes más nobles de su cuerpo a punto de recibir una nueva mano de esmalte -para dar cumplimiento de este modo al deseo expreso del señor Ministro de Enseñanza-, el orgullo de todo el Instituto, un cocodrilo de doce metros de largo, espiaba por la puerta entreabierta. El profesor Goclenius había tomado asiento, desatado la cinta de mantenía atadas las hojas manuscritas y pasado rápidamente la mirada sobre las primeras líneas acompañándose con un murmullo inteligible.

-Esto está fechado en Bután, en el sudeste del Tíbet, el 1 de Julio de 1914, o sea cuatro semanas antes del estallido de la guerra; de lo que se infiere que esta carta tardó más de un año en llegar a nuestras manos- y agregó luego de una pequeña pausa-.

Nuestro colega Johannes Skoper escribe aquí, entre otras cosas, lo siguiente: "En otra oportunidad les relataré más detalladamente el rico botín que pude obtener durante mi largo viaje por tierras fronterizas chinas, pasando por Assam hasta llegar a Bután, país todavía inesxplorado: hoy dólo quiero referirme lo más sucintamente posible a las circunstancias asombrosas a las que debo el descubrimiento de un grillo blanco como verán totalmente nuevo" -el profesor Goclenius señalaba mientras leía estas últimas palabras al insecto que estaba en el frasco- "y que los chamanes utilizan para fines religiosos bajo el nombre de Phat, una palabra que les sirve a la vez de insulto para todo lo que se parezca a un europeo o individuo de raza blanca.

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