Dark Abyss

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Nero caminaba tranquilamente, mientras pensaba "¿Qué hay arriba del techo?" y miró hacia arriba. Luego volvió a posar sus ojos en el suelo, y sólo veía unas baldosas apenas débilmente iluminadas por los faroles. La luz que despedían era de un color rojizo.

Una especie de techo negro cubría lo que debía ser el cielo. Pero Nero no veía un cielo. Sólo veía oscuridad en ese mundo.

Era extraño contemplar algo así. Los habitantes de ese mundo recordaban vagamente haber visto alguna vez un cielo azul, y nubes, y un sol radiante; según los ancianos del pueblo donde Nero vivía, era sólo una leyenda, inventada por los recién llegados para asustar. No paraban de arribar al pueblo miles de millones de jóvenes, adultos, niños y viejos. Era simplemente como si siempre hubieran estado allí, pues nadie los había visto llegar.

Nero Agnel era el nombre completo del muchacho. No tenía familia, y tampoco pareciera que la tuvo antes. Al día siguiente debía asistir al rezo en el templo; un templo enorme, de pasadizos y recovecos infinitos, una construcción realmente tortuosa. Nero aprovechaba todas las ocasiones para esconderse en lugares perdidos en el tiempo, dentro del más que ruinoso templo. Dormía, o pensaba, o hablaba solo. Nada que otro cualquiera no haría estando ahí. Solitario y silencioso cuanto más alejado del sitio de rezo, el lugar perfecto para pensadores, escritores y dibujantes; Nero sólo asistía allí para reunirse con su "ángel guardián", como él lo denominaba, cuyo verdadero nombre no conocía.

Era su mejor amigo, y también su único amigo imaginario. Tenía la apariencia de la muerte, esquelético, y envuelto en una túnica, pero un par de alas magníficas de color gris se alzaban orgullosas en su espalda. Con él conversaba largos ratos durante sus tiempos libres, aunque el ángel sólo se dedicaba a escucharlo.

Un día, sin ningún cambio en la iluminación, el "ángel" preguntó:

-¿Tú conoces tu pasado? ¿Quiénes eran tus padres? ¿Tus hermanos?

Nero movió la cabeza hacia los costados, en un claro "no".

-¿Tengo hermanos?

-Sí, aunque no los conozcas. Alguna vez los tuviste, pero no los recuerdas.

-Es una lástima. Pero contigo es suficiente.

El ángel esbozó una sonrisa inexistente.

-Tú has muerto hace mucho.

-¡¿Qué?!

-Estás muerto. Estás en una dimension ya extinta, pero aún viva, para los fantasmas de personas que no saben que han muerto.

-Pero a mí me corresponde ofrecerte tu segunda oportunidad, ya que soy TU ángel de la muerte.

-¿Aceptas empezar una nueva vida?

-Y tal como a ti te correspondía decir que yo tenía una segunda oportunidad, a mí me corresponde decir cómo no aceptar tal oferta.

-¿Es un trato, entonces?

-Sí, claro, Ángel.

Y así, las alas de ángel se irguieron, e hicieron que se elevara unos cuantos centímetros del suelo. A poca distancia de Nero, se detuvo mientras aleteaba justo al borde de un acantilado.

-Sólo arrójate a mis brazos, Nero, al calor de la vida nueva.

Nero saltó del borde repentinamente, y pudo ver durante una milésima de segundo su mano sostener la del ángel, cuando todo se tornó oscuro de nuevo.

Apenas despertó, Nero se preguntó dónde se hallaba. Podía ver, con la escasa luz que emitía un aparato desconocido, una silla, una cama, un escritorio, un armario y otro artefacto extraño. El primer objeto antes mencionado era grande, parecía una caja sostenida por cuatro patas, de un material que el chico no reconocía, y dentro (o al menos eso suponía Nero), personas pequeñas conversaban.

Creepypastas :3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora