Capítulo 5.2

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Cuando Sam llegó a su posición, Faith estaba intentando sanar como podía a Adriel, mientras el perro la escoltaba a todas partes, a pesar de su herida.

-Relajate, Rodney -dijo Faith mientras le rascaba las orejas -o te vas a poner peor la herida.

-grrrr -dijo mirando a Adriel. Luego pasó la vista al nuevo invitado, haciendo que se le encrespara más le pelo-. Grrrrrrrr, guau.

-Él tambien es amigo. Acércate Sam no te preocupes.

-¿Seguro? -dijo, mirando la cara de pocos amigos del cánido.

-Le gustan las chicas guapas, solo me está defendiendo -le acarició las orejas y él se sentó- y me obedece.

-Wuff...gua.

-Está bien, me fiaré. ¿le has llamado Rodney?

-Necesitaba un nombre para que supiera que me dirigia a él...le he dicho varios y él ha decidido. Yo quería llamarlo peludito -el perró gimió, bajando la cabeza-. Ya ves, no le gusta.

Sam sonrió alegremente y, aprovechando que estaba junto al animal, quiso acariciarle la cabeza como símbolo de amistad, pero casi como un resorte, el perro volvió a gruñirle y se le erizó el pelo del lomo, enseñándole los dientes.

-Joder... qué amistoso...

-Déjate de amistades y ayúdame con Adriel -dijo Faith, que agarraba de un brazo al ángel, que seguía sujetándose una mano contra la herida del abdomen, que sangraba.

-No soy un bulto, Roja... Joder...

-Como si lo fueras, estás hecho mierda.

-Te he salvado la vida...Otra vez. Al menos deberías darme las gracias... otra vez.

-Vas a meterte en nuestro búnker de gorra... otra vez. Así que cierra esa boca.- Faith le dio un leve capón bromista.- Sam, ayúdame.

El menor de los Winchester suspiró y enganchó a Adriel de un brazo, cargando con él y haciendo ue el ángel soltara un quejido de dolor al ponerse en pie.

-Au... Con cuidado, alce.

-¿Alce?

-Sí... alce. ¿Algún problema?

Sam frunció el ceño y miró a Faith.

-¿Es necesario meterlo al búnker?

Faith suspiró poniendo los ojos en blanco y se volvió hacia el perro, que seguía a su lado lamiéndose la pata herida. La chica se agachó y le acarició con cariño tras las orejas, haciendo que el perro cerrara los ojos de gusto.

-Qué perrito más valiente... ya verás qué pronto se te cura esa patita. Venga, al búnker, ¿vienes, Rodney?

El samoyedo dio un suave ladrido y acercó su morro a la chica con mucho cariño. Faith sonrió, no era muy normal que perros desconocidos tuvieran tanta confianza con alguien que acababan de conocer, menos después de haber sido heridos... Ese animal no parecía callejero, ¿sería de alguien? Bueno, ya vería al día siguiente si alguien en el pueblo cercano preguntaba por él o algo... Lo importante ahora era curar al animal. Bueno y al perro también.

Al cabo de un buen rato a paso lento, por fin consiguieron llegar al búnker y meterse dentro, a salvo. Adriel seguía sangrando, la herida era un poco más profunda de lo que parecía y caminaba a duras penas, si no hubiera sido por Sam se habría ido al suelo al primer paso. Faith les ayudó como pudo mientras el perro, cojeando, les siguió al interior del lugar. Bajaron con cuidado las escaleras y dejaron a Adriel sobre el sofá.

Supernatural: entre cielo e infierno. Temporada 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora