Capítulo 7.1

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Veía borroso, una luz la cegaba. Sobre su cabeza había baldosa oscura y sentía el tacto de algo pegajoso y caliente correr por su cuerpo. Su piel ardía, se abría ante el paso del cuchillo. Su grito se mezcló con una risa, no quería hacerlo, pero no podía evitarlo, el dolor era lacerante, nunca se apagaba. Había momentos en que la luz se desvanecía y daba paso a una oscuridad que parecía tragarla, era su único momento de alivio, pero entonces todo volvía de nuevo... ¿Durante cuánto tiempo? Primero contaba lo que creía días, pero desistió al instante, no existía el paso del tiempo donde estaba. Sus heridas sanaban, se creaban nuevas, volvían a sanar... Una voz familiar le hablaba en el límite de la conciencia, decía que "todo eran negocios", la llamaba con un mote cariñoso... pero entonces el dolor volvía, más fuerte e intenso que antes. La voz cambió a una más grave y maliciosa, esa vez sus heridas no sanaron, fue peor, mucho peor, quería morir pero ya lo había hecho... La agarraban, la tumbaban pero no podía gritar. Solo quería que se acabara...

-¡¡Aaahhh!!

Danny se despertó de golpe con un grito, jadeando y empapada en sudor, con una sensación gélida en el pecho que le impedía respirar. Su piel estaba intacta, pero aún le parecía ver las heridas sangrantes en ella, mientras unos ojos la observaban gritar.

-No... No... Eso ya no...

Temblaba como una hoja y se abrazó a su peluche más cercano, cerrando los ojos, con miedo de las sombras de su propio cuarto. El tigrecito se apretó contra su pecho, como un salvavidas en medio de la tormenta. Justo entonces la puerta se abrió de golpe y Danny emitió un gritito asustado, encogiéndose.

-¿Danny?

-De... Dean...

-Dios, ¿estás bien, qué te pasa? Te escuché gritar...- el cazador se acercó a ella, preocupado al verla tan pálida, con los ojos muy abiertos. Se sentó en el borde de la cama y ella se apretó contra él, temblorosa.- Cariño...

--Es... Estoy bien... Solo ha sido...- la chica jadeó, intentando respirar con normalidad.- Una pesadilla... Solo eso...

-Ey, tranquila, no pasa nada... Yo estoy aquí, Danny.

El cazador la abrazó contra su pecho, rodeándola con los brazos, notando el cuerpecillo tembloroso de la chica. Muy fuerte debía haber sido su pesadilla. Él y su hermano habían llegado hacía un par de horas, pero como Danny estaba durmiendo, Dean no había querido molestarla (menos cuando le contaron su subidón de jarabe) y se había ido a relajar a su habitación tras darse un baño, con una buena provision de comida para disfrutar mientras escuchaba musica.

Estuvieron un rato abrazados hasta que poco a poco la peliazul se calmó y dejó de temblar. Dean le dio un besito en la frente y la miró.

-¿Ya estás mejor?

-Sí... Perdona...

-Ey, no me pidas perdón, estás enferma al fin y al cabo.

-Sí, ya... me duele la cabeza... y... no puedo respirar por la nariz...- la chica se rascó los brazos, en los que seguía teniendo la sensación de ver heridas abiertas.- Pero... Ufff...

-¿Tan fuerte ha sido la pesadilla?

-La peor...

-¿Quieres contarme?

-No... No, mejor no. En realidad no sé que he soñado, pero tengo las sensaciones... Qué boba soy.

Dean no respondió, aún abrazándola. No era la primera vez que Danny tenía pesadillas desde que había vuelto... solo que ella pensaba que no se daba cuenta, pero si algo caracterizaba a Dean Winchester era ser muy observador para con quien le importaba. Con cuidado, posó una de sus manos en la frente de la chica, comprobando su temperatura.

Supernatural: entre cielo e infierno. Temporada 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora