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   En ese momento entró un chico a la habitación. Un chico de los que no necesitan presentación para saber que es el mas popular, en su rostro se podía ver que es muy reservado e incomprendido, todo un chico rudo. La pura definición de "Guapo", en todo el esplendor de la palabra. Es alto, blanco, cejas perfectas pero solo lo indicado, ojos grandes redondos y con pestañas para morirse, nariz respingada, cara delgada y sin muchos cachetes. Labio superior mas delgado que el inferior, ojos verde azules. Cabello ondulado y cuello bien definido. No he visto su cuerpo pero por la camisa color blanca que lleva debajo de la chaqueta color negro, puedo imaginar que no esta nada mal. No es muy delgado, tiene el cuerpo en forma de triángulo invertido y unos brazos bien definidos.


   Por la descripción que les he mostrado puede que se imaginen cual es el secreto mas grande de mi vida. Toda mi vida lo he sabido, he sabido que las niñas no son para mi. Busco a el chico indicado que sea mas que cuerpo y además tengo que superar mi trauma del año pasado, cuando estuve perdidamente enamorado de un chico que no me correspondía por el simple hecho de que era sumamente "homofóbico". Este año, no es para pensar en nada mas que en mi futuro y en lo que quiero hacer con él.


   El maestro se dirigió directamente a Daniel y le dijo:

-¿Quién te crees que eres para entrar a mi salón de clases como si no estuviese aquí frente a ti?- Dijo en tono enojado -

-Soy Daniel Sayers y usted es... Emanuel Hart, creo. Al menos eso dice la pizarra-Dijo con tono sarcástico y con una sonrisa que conquista a cualquiera.

-Así que tenemos un gracioso en el salón y un exigente- Dijo mirándome de reojo.

- ¡Hola chico exigente, yo soy el gracioso!- Dijo moviendo la mano en manera de saludo volteando hacia a mi.

- No es broma, es mi salón de clases y por ser el primer día lo dejaré pasar, pero quiero que sepa que no soy payaso de nadie y mucho menos el maestro idiota.


   Tenia una sonrisa de idiota en el rostro, y justo cuando me di cuenta que estaba sonriendo, volví a calmarme. Tiene la sonrisa más linda que jamás he visto y puede que nadie vea jamás. El está sentado justo en frente de mi. Desde aquí puedo ver todas sus expresiones y ese gracioso tic que tiene de tocarse el cabello cada vez que esta estresado, aburrido o simplemente porque lo hace inconscientemente. Su espalda es la indicada y se ve que hace pesas.


   Las clases continuaron y la misma rutina del primer día. Te presentas, dices tu nombre y los maestros fingen interés en todas aquellas cosas que no tienen sentido decir en frente de un salón de clases lleno de hormonas que en cualquier momento te asesinan con la mirada. En mi caso esa rutina se repite con un extra, el momento en el que el maestro se detiene para preguntar, ¿Weis?, ¿Whieb?, ¿te puedo decir solo Gustavo?,  el que sigue, etc. El momento en el cual los maestros hace su rutina buena onda en el primer día de clases, no puede ser mas incomodo.


    Para ser el primer día, aun no sucedía algo que mereciera mi interés, además de ver al guapo Daniel y aquella chica que no recuerdo su nombre pero se la pasaba hablando demasiado y sin parar. El día iba como todos los demás y parecía prometer un año aburrido como cualquier otro. Los maestros son exageradamente rápidos y no me dejan copiar los apuntes del pizarrón a tiempo. Es algo que me desespera, suelo llamar la atención incluso cuando no quiero y eso suele ser un problema para quienes odian a las personas diferentes. ¿Por qué las personas suelen ser tan malas con quienes son diferentes?, es como si las diferencias nos perjudicaran a todos y no hiciesen algo bueno por la sociedad. Yo no tengo un ojo de mas o soy un hombre lobo, pero aun así, el hecho de que me guste alguien de mi mismo sexo causa un revuelo enorme. Es muy gracioso que las cosas que haga en mi cama repercutan en la sociedad, definitivamente  las personas se fijan en cosas sin sentido. Casarse con una persona de el mismo sexo es un tema de debate y no de aceptación. En lugar de pensar en tonterías, las personas que se dedican a combatir la "homosexualidad", deberían aliviar su alma combatiendo el hambre o las injusticias sociales porque eso, sí es un problema actual, no lo que haga o deje de hacer en mi cama.


   Muchas veces me tomo el tiempo entre las clases para pensar en mi vida y en todas esas cosas, es muy gracioso que las personas mas calladas pueden ser las personas con los pensamientos mas ruidosos, las personas mas "raras" o "diferentes" pueden ser las más normales en un mundo donde lo diferente es malo.


   El tiempo se hacia mas y mas lento y justo cuando parecía nunca acabar, sonó la elegante alarma ruidosa. Que indicaba el momento de comer, el momento en el que al fin puedes descansar de tantas cosas en la cabeza. Para mi, es un momento muy critico porque no se con quien juntarme ahora que no tengo a nadie con quien estar.


   Era momento de salir a comer, debo guardar mis cuadernos y llevar mi mochila a su lugar porque mi siguiente clase es francés y es en un salón lejano, mientras guardo mis cosas no puedo evitar ver a Daniel quien se ve tan bien poniéndose la chaqueta, es como si fuese un modelo y obviamente sabe que tiene lo necesario para serlo. Mientras lo miro y guardo mis cosas, él baja la mirada y logra verme en el momento en que lo observaba. Esa vergüenza que se siente cuando tu platónico se entera que te gusta, no tiene comparación. Me mira y me sonríe, esa sonrisa es tan hermosa que no puedes evitar verla y solo desvió mi mirada para no demostrar que estoy con mi cara de estúpido enamorado. Realmente no pienso estar enamorado, solamente siento que me gusta mucho, aunque no estoy seguro de que yo le guste a él.


   Levanté mi mochila y me la cuelgo en mi hombro, camino hacia la puerta y salgo al pasillo, cuando llego al pasillo me encuentro a Emma hablando con unas chicas de la escuela y riéndose a más no poder, eso parece ser muy normal de ella tomando en cuenta de que siempre esta sonriendo. Trato de pasar desapercibido, pero tengo que pasar por ahí para llegar a mi casillero, camino rápido y Emma interrumpe la conversación para decir,

-¡Hey tu!, el chico tímido de nombre raro, ¿Creíste que no te vería?-Me grito desde el otro lado de el pasillo moviendo su mano en forma de saludo.

   Sonreí por un momento, voltee y le dije –No trataba de escapar, solo de pasar desapercibido- Seguí caminando de espaldas y ella corrió hacia mi para acompañarme a mi casillero.




Esta un poco aburrida, espero escuchar sus comentarios(((: y muchas gracias por leer.

Tengan un poco de paciencia, intento volverla un poco mas interesante ;). Pronto mas sorpresas

Ese diaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora