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Que curiosos son los tiempos, no hace ni seis meses que Daniel se me acerco pidiéndome ser su novio, no hace ni cuatro que Emma se perdió. Lo más curioso es, que la petición se realizó en dos minutos, la pérdida en posiblemente veinte y el tiempo que llevo sin ver a Daniel es de casi una semana. Cuando aún estaba por aquí no nos dirigíamos la mirada más que durante nuestro tiempo en la sala de Francés; ahora, que no lo he visto, lo extraño más de lo que pensé algún día lo podría extrañar.

Ayer, mientras Patricia hablaba al aire –porque dicho sea de paso, no le estaba prestando atención- me di cuenta de algo muy curioso, existe en el colegio un conjunto de cámaras de seguridad que se encuentran justamente resguardadas en el área de seguridad a la cual solamente tienen acceso el prefecto y la directora. Para mi buena suerte o mala –todo depende de la perspectiva- el prefecto es el Señor Hart, quien será más sencillo de engañar para que me entregue la llave, porque como todos saben, entrar a la dirección sin ser vistos y robar una llave es sumamente peligroso. Sin embargo, la idea de robarle a Hart me causa el mismo miedo, su oficina se encuentra en uno de los pasillos más concurridos, sus clases se llevan acabo muy cerca de la oficina y el se lleva la llave de su despacho. Si te haz preguntado, ¿cómo estas seguro de que no se lleva la llave con el?, la respuesta es sencilla, lo se. Solamente eso debes de saber.

 Para obtener esa llave es imperante entrar durante su única clase lejana, en el salón catorce b, el cual se encuentra al extremo derecho contrario de la escuela, lo suficientemente lejano como para que el decidiese llegar de improvisto y Patricia –quien será, por supuesto, mi cómplice- me avise su regreso.  Para obtener la llave, tendremos que hacer un movimiento aún más arriesgado, se la podríamos quitar a el o bien, existe al mismo tiempo la posibilidad de robársela al principal sospechoso, el intendente. Robársela al intendente, por muy sencillo que suene, no lo es. Es un hombre que carga sus llaves a todas partes y en caso de que el sea el sospechoso no dejara sus llaves perdidas en cualquier lugar de Dios. Llevara consigo cualquier arma que lo pueda culpar, eso incluye, las llaves de su despacho.

 Patricia me dijo, entre palabras, que ella conocía exactamente el lugar donde la secretaría del Director guarda las llaves de los salones. Me contó que ella conocía el lugar donde se guardan porque es ayudante de la secretaría. ¿Ayudante?, sucede que Patricia es un amor de Dios, pasa su tiempo libre ayudando a los maestros porque se aburre fácilmente si no se encuentra haciendo algo útil. No es barbera, para nada, solamente es buena persona. Aunque su barbería podría servirnos para algo más. Ella podría conseguir la llave.

-Patricia- pregunté musitando- ¿Existe la posibilidad de que me hagas un favor?

-Claro Gus- contestó la pobre paloma, Patricia no sabe lo que le pediré y aún cuando se niegue, estoy seguro de que lo hará por obligación

-Es un favor muy arriesgado, no se si puedas o quieras ayudarme- dije con la cabeza baja, intentando causarle pena, para que ella me creyese y fuese por las llaves. He desarrollado este poder de convencimiento a base de mucho esfuerzo y dedicación. No cualquiera, créanme.

-Oh Gus, nada podría ser tan malo- Se quedó en pausa- dime Gus, ¿Qué es?

-Necesito la llave de la oficina de la sala de cámaras- pude haber pedido la llave del despacho de Hart o la del intendente, pero para qué, lo que me interesa es el área de cámaras.

-Gustav- contestó riéndose- sabes muy bien que esa llave solamente la tiene el director y Hart. Pides imposibles.

-Lo se, disculpa- me quedé en silencio, voltee al vacío y me quede ahí durante un gran rato

-¿Qué tienes?- preguntó Patricia

-Nada- contesté- solamente creo que el no tener la llave de las cámaras obstaculiza mi búsqueda… si tan solo tuviese la llave de la oficina de Hart… podría buscar la llave ahí dentro

-Aún si lo tuvieses, ¿Cómo sabes que esta ahí dentro?. El podría tenerla consigo

-Lo se, estoy seguro. El es como yo. Siempre hace lo que menos esperas, lo más extraño y uno pensaría que el se llevará las llaves consigo. No, el las deja en su cajón derecho inferior. El que tiene llave, la cual guarda justo debajo de su gato de porcelana…-Me quedé en silencio y observando al vacío. Observé de reojo, ella estaba estupefacta- Lo he estado estudiando- respondí dando mi ultima estocada.

La verdad es que, no se donde esta la llave, pero la pobre Patricia, eso no lo sabe.

Ese diaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora