Capitulo 18

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Después de las clases de aquel martes, voy volando a casa. No espero a nadie.
Motivos de mi prisa: Rocío.
Hemos quedado en su casa a las siete.
Paso de mis padres y subo volando a la habitación, dondr tiro el el bolso en la cama y me meto en el baño y lleno la bañera hasta arriba.
Pongo algo de musica y me relajo un rato.
Cuando ya han sonado unas seis canciones, decido salir.
Me pongo mi albornoz y voy al armario.
Saco la ropa que voy a ponerme: unos pantalones de cuero y una camiseta larga granate.
Me pongo la ropa interior y voy al baño a lavarme los dientes y a secarme el pelo. Cuando termino me visto y miro la hora: 6:37. Tengo tiempo.
Bajo a la cocina y me como unas oreo rapido.
Cuando vuelvo a subir a la habitación, ya es hora de ir saliendo.
Cojo mi bolso y voy camino a su casa.
Una vez allí, llamo a la puerta. Esta se abre, y allí está ella, con su melena oscura por la mitad de su espalda, sus ojos marrones y esa sonrisa tan parecida a la de su hermana...
-Vaya vaya, ¿pero a quien tenemos aquí?
-Marta, dejame pasar, he venido a ver a tu hermana.
-¿Por que iba a dejarte pasar? Ya sabes que tienes que hacer para que deje libre el paso...-dice con una voz muy sensu.
Bufo y me cuelo en la casa. Obviamente se donde está el cuarto de la rubia. <<No entres ahí, es el cuarto de mi terrible hermana...>> solía decirme Marta cuando venía.
Subo las escaleras y la oigo cantar Jueves, de La Oreja De Van Gogh.
Me apoyo contra la puerta y la abro poco a poco.
Veo la escena. Bueno, solo le veo el pelo, está de espaldas.
Cuando termina la canción apoya su cabeza sobre el piano. Está llorando.
-Rubita...-digo acercandome a ella para abrazarla. Ella se gira y me devuelve el gesto.
Nos apretamos la una contra la otra, hasta que alguien nos separa bruscamente y abraza a Rocío. Marta. Como no. Mientras la abraza me mira con odio.
Rocío intenta separarse de ella, pero no a lo bruto.
-Ya Marta...-dice empujandola para separarla-Vete porfa-la saca de la habitación y cierra la puerta con el pestillo para que no entre.
-Pesada...-murmura.
Sonrío por su comentario y la abrazo fuertemente. Ella me devuelve el gesto.
-Gracias por estar siempre cuando lo necesito...-murmura contra mi pelo.
-Te dije que me tendrías para lo que sea, cuando sea y donde sea.
-Gracias-dice sonriendo y deshaciendo el abrazo.
-Bueno, ¿que quieres hacer?
-Quiero contartelo todo. Después de todo lo que haces por mi creo que lo mejor es que lo sepas...
-Adelante...-nos sentamos en la cama y empieza con su relato.
-De pequeña, Marta ya era así: tenía un mal comportamiento, sacaba malas notas, desobedecía... el 11 de marzo de 2004, antes de que mi padre se fuera a trabajar, me dijo: <<Tu sacarás a esta familia de delante>>. Ya no le vi más.
-El 11M...-murmuro.
-Si... esta cancion es lo unico que me queda de el. Marta se ocupó de quemarlo todo. Y mi madre... simplemente... no lo se. Nunca está en casa, desde que pasó lo de Marta.
-¿Que le pasó?
-Hace un año y poco se quedó embrazada-se da cuenta de lo que ha dicho.
Yo aprieto los dientes y los puños tanto, que apenas me recorre la sangre.
-¿Como no me di cuenta? Argh, me siento estupida-me doy golpes en la frente con la mano.
-Alba, lo siento... no quería decirlo así...
-No es tu culpa... es la mia por ser tan estupida y pensar que era de fiar.
-Aun así... siento habertelo dicho así. Había olvidado que en ese tiempo estabais juntas... lo siento.
Sonrío y la abrazo. Las dos lo necesitabamos.
Somos interrumpidas por mu telefono, que suena con la melodía de Caos, obviamente de Malú.
Pongo el altavoz.
A: Carlos, ¿que pasa?
C: ¿Estás con Rocío?
A: Si, ¿por?
C: Estamos todos en casa de Sonia, jugando a verdad o atrevimiento, y sois las unicas que faltais. ¿Os apuntais?-miro a Rocío, que asiente con una sonrisa a pesar de las lagrimas derramadas.
A: En un rato llegamos.
C: Vale, hasta luegoo
A: chao.
Cuelgo.
-Vamos Pelirrosa-dice poniendose de pie.
La sigo hasta la entrada, donde Marta espera de pie.
-No me puedo creer que hayas caido tan bajo, Albita...-dice la hermana de la rubia.
-Primero, no me llames así, y segundo, si, he caido bajo, pero fue en creer que me querias. Rocío solo me enseña a salir de l mierda de infierno en el que me dejaste.
Rocío me coge de la mano.
-Vamos.
-No, tu no vas a ningun sitio.
-¿No crees que ya es mayorcita para decidir donde puede y no puede ir?-rechisto.
-Puede. Pero aquí es la menor, y está bajo mi cargo. Rocío se queda aquí.
-No-cerramos la puerta en las narices de su hermana-Sigo sin creerme que seais hermanas...
-Menos creo yo que le hayas hablado así...-suelta una risa.
-Se lo tiene muy creido, se cree que está por encima de todo...
-Ya. Es insoportable.
-Vente a dormir a mi casa esta noche. Te prestaré ropa para mañana, y así decidimos que ponernos el viernes. Y matas dos pájaros de un tiro, te libras de Marta.
-Me parece guay.
-Ya sabes que tu casa es mi casa.
-Si-dice riendo.
-¿He dicho que tu casa es mi casa?-digo riendo. Ella asiente sin cesar su risa-Quería decir que mi casa es tu casa-estallamos a carcajadas.
Minutos mas tarde, llegamos a casa de la sevillana.
Llamamos al timbre y abre Carlos con un mostacho pintado.
-¿Que?-digo riendo.
-Que guapo, Carlos-dice esta vez Rocío.
-Ja ja, que graciosas-dice Carlos-Anda, pasad...
Dejo pasar primero a Rocío y luego entro yo.
Nos sentamos en el suelo, ella entre Blas y Álvaro y yo entre Sonia y Carlos.
-Venga, ¿a quien le toca?-pregunta Dani.
-Me toca a mi-dice Carlos-Alba. ¿Verdad o atrevimiento?
-Atrevimiento-digo.
-Ves a casa del vecino y preguntale si has visto al unicornio de Sonia.
-Joder, es el unicornio de Sonia, ¿no puede ir ella?
-Te ha tocado a ti-dice ella riendo-Voy contigo, así compruebo que lo dices.
-Lo que faltaba...
Nos ponemos de pie y salimos fuera.
Una vez en la otra casa, llamo al timbre.
Me abre el tipico empollon: camisa a cuadros por dentro de los pantalones de pana beige, brackets y gafas.
Sonia suelta una risa y yo me quedo mirandole. Luego la miro a ella con cara de no creerme las pintas de ese.
-¿Puedo ayudadoz?-dice pronunciando la ese como una ceta y la erre como una de.
-Es algo que no sale en los libros, ¿serás capaz?-digo.
-Zizi, lo intentadé.
-Tu vecina ha perdido a su unicornio, ¿serías tan amable de decirle algo si lo ves?
-Zi clado que zi, ¿algo maz?
-No.
-Vale... ¿puedo dadte mi numedo?
-No.
-Poddiamoz quedad algun dia a tomad un batido, luego idiamoz a cenad, te pedidía matdimonio y zeriamoz una familia feliz con cuatdo hijoz y un gato llamado fluzky.
-No, me das asco-cierro la puerta y Sonia estalla a carcajadas.
-Voy a matar a Carlos-digo empezando a andar a casa de la sevillana.
Una vez allí, Sonia sigue riendo.
-¿Que ha pasado?-dice Rocío.
Me siento donde estaba antes.
-Ha intentado ligar con ella-dice Sonia riendo-Ese tío ya tenia los planes de boda.
-¿Que?-dice la rubia.
Explico lo ocurrido y todos rien.
-No tiene gracia... venga, va. David, ¿prueba o verdad?
-Verdad.
-¿Dejarías a Sonia so quisiera llamar a vuestr@
hij@ Unicornio?
-No-dice-No la dejo por nada. Además, ya me lo ha planteado.
Miro a Sonia que vuelve a reir.
-Ay Dios...-murmuro.
-Rocío, ¿prueba o verdad?
-Verdad-dice ella-Yo voy a lo seguro.
-A ver...-piensa David-Describe a Alba.
-Alba es...-me mira y sonreímos las dos a la vez-Alba es un amor de chica. Siempre está pendiente de que esté bien y me hace reir demasiado y siempre estoy comoda a su lado. Y la quiero mucho.
Me levanto y voy a abrazarla. Nos abrazamos mas fuerte incluso mas que antes.
-Yo tambien te quiero-susurro contra su pelo. Me da un beso en la mejilla y volvemos a nuestro sitio.
-A ver... Carlos. ¿verdad o atrevimiento?
-Verdad.
-Algo que odies de Blas.
-Que siempre me dice que si quiero comer que prepare yo la comida.
Todos nos reimos.
-Sonia. ¿Verdad o atrevimiento?
-Atrevimiento.
-Elige a alguien de aquí que no sea yo y haced las pizzas.
-Jolines, que vago-digo.
Sonia se lo piensa bien.
-Elijo a...-nos echa un vistazo a todos-Rocío.
-Vaya, eso si que no me lo esperaba-dice Blas.
Se van a la cocina y nosotros seguimos jugando hasta que se oyen risas y gritas.
-¡Alba, ayuda!-oigo a Rocío. Corre hacia mi y yo me pongo de pie-¡Me quiere llenar de harina!-me giro para ver a que se refiere. Lo que acaba siendo una mala idea, pues Sonia me tira un puñado de harina.
-Mecagüen ti, Sonia-digo.
-Ups-ríe.
-Voy a limpiarme. Y mas vale que las pizzas estén buenas.
Subo al baño de arriba y mojo una toalla para sacarme los restos de la comida que me ha tirado Sonia.
-Pareces un plato de gachas andante-dice Rocío riendo.
-Si no te hubieras puesto detrás mío lo serías tu-reimos las dos.
-Anda, deja que te ayude, que si eres tan bruta te harás daño.
Coge la toalla y aparta todos los restos. Ahora se ve perfectamente la zona que me he quitado la harina. La rubia tenía razón, estaba siendo tan bruta que esas zonas están mas rojas.
Me seco la cara y me giro.
Veo a Rocío apoyada en el marco de la puerta mirandome atentamente.
-Me gusta como te quedan estos pantalones.
-Procuraré ponermelos más seguido-sonrio y le cojo de la mano-¿Quieres ir ya a casa? Podemos cenar allí.
-Vale.
Bajamos las escaleras sin separar nuestras manos.
-Chicos, Rocío y yo vamos ya a casa, que tenemos que acabar de preparar lo del festival.
Nos despedimos de todos, y antes de salir de casa, oímos la voz de Carlos:
-¡Pasadlo bien haciendo lo que quiera que vayais ha hacer!
La rubia se ríe. Parece que ha entendido algo contrario a lo que Carlos se refería.
Camino a casa, oigo los titiriteos de Rocío.
Asiente con la cabeza.
-Toma mi chaqueta-digo.
-Alba, ni de broma, vas a resfriarte.
-Pero estás helada...
-Da igual...
Le paso un brazo por encima del hombro y ella apoya su cabeza en el mío.
Me encantaría pasarme así toda la vida, pero desgraciadamente, llegamos a casa.
El lado positivo es que mis padres no están.
-¿Te importa cenar pizza?-digo.
-No, me va bien.
Meto una pizza de pollo al horno y subimos a mi cuarto a ponernos el pijama. Le dejo el que le doy siempre cuando se queda a dormir.
Enseguida nos ponemos a pensar que ponernos.
-A ver... yo podría ponerme los pantalones que llevo y esta camiseta-digo sacando una camiseta con lentejuelas plateadas.
-Me encanta. Yo había pensado en un vestido negro con rayas grises y una chaqueta negra.
Me muerdo el labio imaginandome a Rocío con vestido. Por suerte no se da cuenta.
Cuando pita el horno indicando que la pizza ya está hecha, bajamos a la cocina y cenamos hablando de todo lo que podría ocurrir aquel viernes...

¿Crees ahora en el amor? |Albocío|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora