STAR WARS: Luz Y Oscuridad

VIII

No me sentía bien...
Todo esto me estaba afectando demasiado, pero quedarme así no serviviría de mucho, y menos en mi situación,  necesitaba estar alerta, y quedándome aquí lamentándome, como lo estoy haciendo ahora, no me ayudará demasiado.

No soy tonta, ni mucho menos débil. Soy fuerte y constantemente durante toda mi vida he tenido que probarmelo, y ahora, no es la excepción. Una vez más es hora de serlo...

Me incorporé hacia el borde de la cama donde estaba, sentía los ojos hinchados con un leve ardor, tenía el peor de los dolores de cabeza y sumándole la herida, era aún peor.

Me puse de pie y fui hacia el lavado que tenia la habitación, abrí el chorro y espere a que el  agua llenara el lavado. Miré por un momento mi reflejo, mi rostro estaba totalmente demacrado, de hecho, todo mi cuerpo estaba terrible, tenía varios golpes y rasguños, algunos estaban a carne viva.

Cerre el grifo y tome el líquido frío con mis manos y me lave el rostro y parte de los brazos, hubo un poco de ardor pero la mayoría de la sensacion fue agradable.

Necesitaba darme un baño.

Un pensamiento un poco extraño paso por mi mente, pero así mismo como llego se fue.

Rei un poco al imaginarme esa escena, yo metida en un lavado. Además, no creo que alguien de mi tamaño pueda al menos caberle la pierna.

No es que sea muy alta, pero tampoco soy pequeña. Soy termino medio, o al menos así lo define mi estatura de 1,75.

Volviendo a lo de antes, necesitaba mejorar un poco mi aspecto.

Me dirigí hacia la puerta de la habitación. Pegué mi odio al objeto de metal prestando atención por si alguien  venía hacía acá, espere un momento pero no hubo sonido alguno que me indicará la proximidad de que un soldado o guardia viniera.

Me aleje de la puerta y me acerque a la cama sentadome en ella. Con cuidado comencé a quitarme la ropa, despacio en las partes donde estaban mis heridas sobre todo en las piernas. Tome toda mi ropa y la acomode en un lado de la cama.

Tome un poco de agua del lavado y comencé a limpiarme las heridas. Desde las punta de mis pies hasta mi cuello, habían algunas que requerían más que simple agua, pero por ahora debía conformarme.

Tome mis ropas, pero no podia volver a colocarmelas, estaban inservibles. La falda estaba rasgada en su mayoría, y la camisa igual, rota y totalmente manchada, no podría ponerme algo así.

Busqué por toda la celda algo que sirviera para taparme. Revise cada rincón pero lo único que consegui fue la tela que cubria la cama, esto serviría bastante.

Tire de la sabana hasta conseguir que esta se desprendiera de la cama. Todo lo que tenía encima de la cama fue a parar al suelo.

Un suspiro cansado brotó de mis labios mientras recogía lo que yacía en el suelo. Tomaba todo apretandolo hacia mí pecho con mi brazo, mientras que con mi brazo libre recogía lo demás.

Entre la cosas que recogía se encontraba mi libreta. Con todo el asunto me había olvidado de ella, realmente es importante, significa mucho para mi, son unas de las pocas cosas que me traen buenos recuerdos, que me recuerdan a ellos...

Mi familia...

Una lágrima comenzó a deslizarse  por mi mejilla, inmediatamente la limpie con la palma de mi mano.

Debes olvidarlo todo Kiara, ya ha pasado mucho tiempo - pensé

Dejé las cosas de vuelta en su sitio y volví a lo que hacía antes.