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A la tarde siguiente, en cuanto Michael vio a Luke en el parque, corrió hasta él y lo abrazó con todas sus fuerzas.

—Oh Luke, Luke, estas aquí —sollozó aferrándose al rubio como si su vida dependiese de eso —. Gracias al cielo estás aquí...

Luke frunció el ceño ante las palabras del chico y lo miró interrogadoramente.

— ¿Y por qué no lo estaría?

—Tuve una pesadilla tan horrible —lloró el chico ahogándose en sus propias lágrimas—. Oh Luke ¡Era tan horrible!

—Cuéntame, lindo —pidió con voz amable pero determinante deseando saber lo más pronto posible que atormentaba a su pequeño chico.

—Soñé que te perdía. Soñé que te cansabas de mí y que te ibas de una vez por todas —Michael tuvo que hacer una pausa para evitar ahogarse con sus propias palabras—. Te comportabas como los chicos de mi escuela y me dejabas solo y roto.

Al rubio le dolieron las palabras de su pequeño Mikey ¿él lastimar a su niño? ¿Insultarlo y despreciarlo? ¿Abandonarlo? Luke prefería morir antes que dejarlo solo y desamparado.

Estaba completamente seguro de eso.

— ¿Tú crees que haría eso, lindo? —El chico lo miró directamente a los ojos—. ¿Tú crees que te haría daño?

—Yo...—las palabras de Michael fueron interrumpidas cuando Luke lo tomó de la barbilla.

— ¡Nunca te lastimaría! —la voz de Luke era tan firme y determinante que Michael no pudo evitar temblar ligeramente—. Nunca te dejaré y mucho menos te causaré daño. Eres mi pequeño. Nunca le haría daño a una de las cosas que más amo en el mundo ¡Nunca!

Los ojos de Michael se volvieron a llenar de lágrimas, pero esta vez de alegría ¡Luke lo amaba! Eso era lo único que pedía Michael: Que alguien lo amara.

¿Y quién mejor que su rubio?

Sadness and Happiness/ MukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora