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Momoko respiraba con dificultad, no paraba de tomar grandes bocanadas de aire, una de las esclavas la había obligado a comer de nuevo.

Y aunque vomitó la mayoría siendo castigada con una paliza, los afrodisíacos empezaron a hacer efecto de nuevo.

Sentía su cuerpo temblar mientras lloraba, se sentía ardiendo en fiebre, su visión cada vez se notaba más borrosa al intentar no caer en desmayos.

Gotas de sudor bajaban por su frente.

Se oía una risa en la puerta de la celda.

-Mírate- susurró cruelmente-Luces tan deseosa-

Sabía lo que venía, otra tortuosa noche en la cual no estaría ni su cuerpo ni su conciencia presentes.

-Eres patético- escupió a duras penas-Tener que drogarme para hacerte sentir bien, me das asco-

La tomó del cabello con fuerza haciendo que chillara pero no se pudo defender, solo fue arrastrada.

Su vestido fue subido a la fuerza, su cuello agarrado con ira, su cabello tirado como si quisieran arrancarlo.

-Solo acepta ser mi esposa, serviras a mi y todo el dolor desaparecerá-

Lo miró una última vez.

-Llegará, no se cuando pero algún día pagarán todo lo que han hecho-

Al terminar solo recibió una fuerte cachetada, el tipo continuó humillando y haciéndola sufrir.

Cumpliendo las crueles fantasías del tipo bajo los afrodisiacos, jamás la hicieron sentir deseo.

Solo la hacían sentir una esclava de su propio cuerpo.

DESPIERTA

Momoko despertó agitada, miró a todos lados dándose cuenta que estaba en la amplia cama, al creer que estaba a salvo y sin el capitán se permitió hacer lo que muy pocas veces hacía.

Dejó caer silenciosas lágrimas por su rostro ante los aterradores recuerdos de tortura, solo se podía escuchar como trataba de acallar sus tormentos.

Sin darse cuenta que en la puerta estaba cierto pelirrojo mirándola con interés.

[MIENTRAS]

Miyako sintió cierta molestia en su cuello, entre sueños sintió como jalaron algo, no de forma brusca pero si la hizo abrir los ojos exaltada.

Se encontró con un par de profundos ojos azules, un tipo de cabello rubio que la miraba con una expresión que no pude descifrar.

Al notar que se iba acercando el sueño se fue de inmediato, trató de alejarse.

El chico no tenía camisa, estaba en la misma cama que ella, parecía por alguna razón molesto.

Sintió como tomaba la cadena de su cuello, jalando con brusquedad.

-¿De dónde la sacaste?-

Desvío la mirada, no sabía si podría mentirle al tipo.

Seguramente reconocería que Brat lo había poseído...

Ante el silencio sintió un fuerte empujón, el tipo se le había subido encima.

Su cuerpo empezó a temblar.

-Pensé que no habías robado nada-

-Sueltame- exclamó a duras penas.

-¿Por qué obedecería las órdenes de una simple esclava?- pregunto con verdadera curiosidad.

Las ppgz y los rrbz [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora