Las ppgz y los rrbz [EDITANDO]

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Ya habían zarpado y estaban alejándose de la isla.

Momoko revisaba con un telescopio antiguo los movimientos a lo lejos, respiró al ver que todo estaba tranquilo.

-¿Qué fue lo que ocurrió esa noche?- soltó al aire.

Him levantó la vista del mapa, suspiró mirando el hermoso cielo azul y se guardó un incómodo silencio hasta que decidió hablar.

[FLASHBACK]

Todo parecía tranquilo, sus hijos y esposa dormían con tranquilidad pero él no paraba de abrir los ojos con intranquilidad, se paró tratando de calmar su mente, tenía un mal presentimiento.

Despertó a su esposa con suavidad y le pidió que fuera por sus hijos, no podían quedarse en el castillo mientras él siguiera sintiendo esta extraña sensación, su instinto de pirata le decía que debía estar alerta.

Su esposa trató de negarse pero no había discusión, mandó a llamar a sus dos más fieles servidores para que sacaran a su familia de forma discreta y la llevaran al puerto, sino daba señales deberían zarpar.

Al verlos salir escondidos corrió a la torre, podía sentir la culpa al recordar el rostro de su amada lleno de tristeza y desesperación pero que repitió con firmeza con lo esperarían y no se irían a ninguna parte sin él.

Al llegar a los últimos escalones miró el viejo radio, soltó un suspiro al mirar que nisiquiera estaba activado, esperó un buen tiempo dando vueltas hasta que se levantó por la fuerte alarma, miró sorprendido el radio, comenzó a sonar una voz entrecortada.

-¡HIM!- gritó desesperado mientras tosía- ¡Tienes que salir de ahí!-

Se acercó encendiendo las comunicaciones.

-¡¿Utonio?!- dijo asustado- ¿Qué es lo que esta pasando?-

-¡Es la maldita profecía, viene a cobrar lo que le prometí!-

No dejaba de escucharlo toser.

-Hay un incendio, ¡¿verdad?!- cuestionó casi en afirmación- ¡Sal de ahí, Utonio!-

-¡Todo tiene un precio, Him!- se escuhó un fuerte ruido- ¡No dejes que las encuentren, no deben saberlo!-

Se escuchó un fuerte estruendo y una escalofriante risa acompañada de un grito que estaba seguro era de Utonio, después solo pudo distinguir una respiración en silencio.

-¡¿Pero qué mierda pasa?!-

Desesperado intentaba recuperar la conexión hasta que volvió a escuchar la risa, lo dejó helado.

-Nunca es bueno pedirle algo a los dioses y no cumplir con los tratos- dijo de forma escalofriante- Ahora el destino viene a cumplir su cometido-

Podía sentir algo en el aire, esa voz de tan solo escucharla lo hacía dudar de siquiera moverse.

-¡¿Quién mierda eres?!- exigió saber desesperado- ¡¿Dónde esta Utonio?!-

-Me conocen por estos mares como destino- dijo entre una risa histérica- ¡Y vengo por lo prometido!-

La risa duró un largo tiempo, no tenía ni idea de que hacer, se escuchó otro estruendo y el quejido de la escalofriante voz.

-¡Hay una bomba, tienes que salir de ahí ahora!-

La voz de Utonio, hasta ahora pudo notarlo, miró el radio viendo como este tenía un contador, cinco segundos.