Al final todo arderá (Cuarta Parte)

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El había estado ansioso. Después de tanto tiempo, sería una bendición tener una respuesta a la cuestión de las arcas. Pero las grandes preservadoras habían entrado a la habitación agobiadas y afligidas. Su ánimo se había contagiado rápidamente.

Entonces, las hermanas habían explicado su razonamiento, ilustrado con los recuerdos vívidos de otros.

-Es simple matemática y probabilidad -concluyó Shantira-. Llegará el día en que nada, ni siquiera un arca, pueda detener la extinción.

Los miembros del Cónclave intercambiaron miradas. Conmoción. Entumecimiento. Sus primeras emociones -negación, terquedad- se habían diluido bajo el peso de una infinidad de recuerdos preservados. Finalmente Mardonis respondió:

-Habrá quienes las tachen de agoreras -dijo.

-Y eso es precisamente lo que somos en este momento, sí -dijo Orlana sin emoción.

Rohana tuvo que suprimir una oleada súbita de risa. No era una emoción apropiada para el tono de esta reunión.

-Pero nuestras arcas son poderosas. ¿Por qué fracasarían? -preguntó Mardonis.

-Se desperdiciarían -dijo Rohana-. Las usaríamos para detener tragedias sobrevivibles. Podríamos perder mil naves nodrizas más en misiones de exploración y nuestra raza sobreviviría. Podríamos perder mil colonias y aun tener esperanza. Pero es como ustedes dijeron hace tantos años: estas arcas requieren una inversión enorme. ¿Tenemos tres? Bien, podemos preservarlas. Pero no necesitamos más.

Los miembros del Cónclave captaron una de esas palabras: preservar. Nadie confundió el significado, no con tres preservadoras de pie frente a ellos.

-Tienen un plan -dijo Mardonis.

-Así es.

-¿Quieren preservar las arcas hasta el momento en que sean más necesarias?

-Exacto -dijo Rohana-. La Lanza de Adún no puede seguir transportando colonos. Su función es surgir cuando ya no haya esperanzas, transportar los restos de nuestras tradiciones y hacerle frente a lo que sea que esté tratando de terminar con nosotros.

-¿Cómo? -preguntó Mardonis.

-Las arcas deben estar en un lugar seguro y accesible. No deben despegar antes de que sea necesario -dijo Rohana-. Es posible que la solución más simple sea la mejor. Deben enterrarse con cuidado, y equiparse con mecanismos que permitan lanzarlas a las estrellas.

Los ancianos oyeron sus palabras. Ahora necesitaban debatir. Así lo hicieron, repetidamente durante el transcurso de años y décadas. Las tres hermanas asistieron a todas las reuniones. Llevó tiempo.

Finalmente, el Cónclave llegó a las mismas conclusiones que las grandes preservadoras.

-En esos años oscuros, se necesitará un ejército. Podemos mantener a miles de soldados y tripulantes en estasis en esas naves -dijo un alto templario comandante.

Todos estuvieron de acuerdo.

-Y a nosotras también -dijo Rohana.

Ahí estaba. Sus palabras silenciaron al Cónclave. El Khala se estremeció de sorpresa.

Se había cruzado el umbral. No había vuelta atrás, pensó.

-Hay tres arcas -explicó Orlana-. Y nosotras somos tres.

-Cuando llegue el fin de los tiempos, se necesitará consejo y perspectiva -dijo Shantira.

-Y además -agregó Rohana-, debemos preservar nuestra historia y nuestro legado.
Una Jueza anciana se puso de pie, su mirada era penetrante.

StarCraft 2: Legacy of the VoidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora