Capítulo 4

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Soy demasiado consciente de que es imposible convencer a mi madre de que ir a una fiesta en uno de los clubes nocturnos de los alrededores del barrio más peligroso de San Diego, no supone riesgo alguno para mí.

Le he dado ya tantas vueltas al asunto de como pedírselo, que se siente como si mi cabeza girara vertiginosamente durante largos e interminables ratos. Golpeo una y otra vez mis uñas contra el cristal de mi pequeño y bien organizado escritorio, resoplando un par de veces mientras contemplo las manecillas de mi reloj de muñeca moverse mucho más rápido de lo habitual.

Cuando el sonido chillante de la música "One More Night" ahoga el silencio placentero de mi habitación, doy un respingo asustado y me lanzo rápidamente hasta el aparato luminoso.

"Ruth L" titila en la pantalla desesperadamente, casi como si fuera de suma urgencia que descolgara cuanto antes y, por esa razón, deslizo mi dedo sobre la pantalla sin demora.

—Paso por ti en veinte minutos—suelta apresurada, sin antes saludar o esperar que yo lo haga. Ruedo los ojos y trago duro, sin saber exactamente como decirle que aún no he conseguido la autorización por parte de mi madre.

—Sobre eso...—comienzo diciendo, rascando mi sien con mis uñas apenas crecidas—. No he hablado con mi madre aún y, a decir verdad, no creo que le agrade demasiado la idea de que vaya a lugares como esos a mitad de semana...

— ¡No es mitad de semana, Heather!—chilla mi amiga, claramente irritada—Es jueves, y no creo que se oponga a dejarte salir si se lo pides de manera cortes y tranquila.

—No hay cortesía suficiente que pueda hacer que mi madre se sienta bien con la idea de que frecuente lugares como esos, L—bufo, recordando todas las veces que no pude ir a aquellos lugares que tanto ansiaba ir, solo porque a mi madre no le agradaba el lugar ni los alrededores.

—Demonios, Heather...—ella bufa desde el otro lado de la línea. Un par de segundos de absoluto silencio transcurren antes de que la voz de mi amiga vuelva a invadir mi cavidad auditiva—Tu arréglate para la fiesta; iré por ti y hablare con tu madre. Me encargare de que te deje ir—su voz está cargada con convicción y eficacia mientras habla.

— ¿Y que se suponen que vas a decirle para convencerla?—inquiero curiosa, mirando por la ventana hacia la resplandeciente luna que se ha alzado hacia el cielo hace ya un par de horas.

—Déjalo en mis manos, cariño—el tono suficiente con el que habla me hace imaginarla con una sonrisa calculadora en sus labios—No hay nada que no se pueda lograr con un poco de persuasión y buena cara y, ¿adivina que?—hace una pequeña pausa, antes de agregar: —Yo cuanto con ambas.

—De acuerdo—resoplo sin ánimos, colgando la llamada y dirigiéndome a paso perezoso hacia la puerta entreabierta del placar.

Le echo una mirada cuidadosa a toda mi ropa y, tras varios minutos de disputa mental y análisis de mis posibles conjuntos, me decido finalmente por un top plateado con pequeñas lentejuelas en los bordes, y unos jeans ajustados. Saco un par de tacones con plataforma del mismo tono bruñido que el top, y después me dispongo a caminar hacia el cuarto de baño.

***

— ¿Cómo mierda lo has logrado?—miro sorprendida hacia Ruth, quien finge estar limando sus uñas mientras sonríe petulante.

—No hay nada que una decidida y entusiasmada Ruth Lawson no pueda lograr—guiña un ojo, metiéndose después dentro del auto, del lado del piloto. Yo ladeo la cabeza en el aire, imitándola después y acomodándome en el asiento de cuero gastado del copiloto.

Dangerous Atracttion |H.S.|-PRÓXIMAMENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora