Vincent and I (LIBRO I)

Capítulo 4 "Discusión"

Él no dijo nada. Simplemente abrió su mano haciendo aparecer una pequeña luz que iluminó nuestros rostros. Parecía tranquilo; de hecho, demasiado tranquilo. Me estuvo mirando fijamente un vez más, pero esta vez en su rostro se curvó una ligera sonrisa de satisfacción al ver mi cara de asombro ante su presencia:

- ¿Sorprendida verdad? Aunque parece que te equivocas de persona...

- No, estoy segura. Eres Vincent Brooks. Fuiste humano hace tiempo.

- Mi pasado no nos incumbe... Debemos dejarlo atrás para que esto funcione.- dijo manteniendo su pícara expresión.

- Creo que me perdí desde que atravesaste mi ventana.

- ¡Cierto! Tú aún no lo sabes...

- ¿Qué se supone que debería saber?- añadí.

- Te explico: como parece que sabes, soy un íncubo, lo que significa que busco la virginidad de una mortal. En este caso, tú. Tu aura es extrañamente fuerte, casi visible a mis ojos... Nunca vista en un ser humano... Al menos no por mi. Es por eso por lo que, cuando se me presentó la oportunidad de elegirte, no dudé un solo instante.- dijo acariciándome la mejilla con una sonrisa demoníaca dibujada en su rostro.

- Pues siento decirte que yo ya técnicamente no soy "mortal".

- No intentes salvar el pellejo mintiéndome vilmente. Tan solo eres una humana indefensa que no le haría daño ni a una jodida mosca.- añadió subiendo su tono de voz notablemente.

- Cuidado conmigo demonio, ¡no sabes de lo que soy capaz!- dije plantándole cara.

- ¿Qué vas a hacer, eh? ¿Mirarme fijamente hasta que me duerma?

- Probablemente a Venus le interese escuchar tus palabras provenientes de mi indefensa boca de mortal.- dije repitiendo su expresión.

- ¿Qué tendrá que ver en todo esto esa Diosa? Solo la conocerás de tus lecciones de historia...- rió inseguro.

- Con que eso es lo que crees... Observa.

Puse mis poderes en funcionamiento haciendo aparecer un contrato que flotaba en torno a la palma de mi mano ante la mirada atónita de Vincent. Su expresión cambió rápidamente de sorpresa a enfado.

- ¡¿Eres un ángel!?

- No, solo una mortal con el poder suficiente para destruirte...- dije sacando a relucir mi más demoníaca sonrisa.

- Ángel o no, harás lo que yo diga.

- ¡Deja de llamarme ángel!, demonio de...

De repente Vincent me cogió del cuello y me empujó bruscamente contra el mueble conectado a mi cama. No llegaba a estrangularme, pero su expresión lo advertía y sus ojos rojos como la sangre no lo negaban.

- ¡Seas lo que seas, niñata! Debo mantener mi reputación en el inframundo y como intentes impedírmelo te juro que te mataré a ti y a toda tu puta familia, así que escucha atentamente...- mi cara de enojo se hizo notar así como la intensidad de su agarre.- Solo tienes diez días para complacerme. De lo contrario, creo que conoces tu nuevo destino. Y recuerda:- dijo acercando peligrosamente su cara a la mía.- No necesito la oportunidad de matarte... yo siempre la tengo.