Capítulo 7 "Llamadas de incógnito"

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El sol salía por el este tapando mi edificio mientras yo dormía plácidamente sin que éste me molestase; sin embargo, fue otra cosa la que me despertó, y esta dormía justo a mi lado: Vincent me rodeaba la cintura con uno de sus brazos mientras respiraba plácidamente al lado de mi oreja. Un ligero movimiento de su pierna alrededor de las mías bastó para que me despertase, percatándome de la posición de su cuerpo contra el mío que, en un primer momento, no me molestó. Hasta que me di cuenta... ¡Estaba desnuda! 

Mis ojos se abrieron de golpe al darme cuenta y pegué las sábanas que me cubrían rápidamente a mi torso. Seguidamente, cogí la mano de Vincent y, sin hacer ruido, la aparté de mi cintura colocándola pausadamente en la suya. Después, intenté deslizarme hasta el filo de la cama para así poder levantarme y ponerme al menos una camiseta para taparme ya que, a mi sorpresa, lo único que conservaba de mi ropa interior era la parte de abajo.

Cuando ya estaba llegando al filo de la cama creía que había ganado esta primera batalla contra su fino oído, pero Vincent me volvió a agarrar del mismo lugar y me empujó hacia él devolviéndome al mismo lugar y haciendo de mi esfuerzo por no llamar su atención una acción en vano. Resoplé sin esperar respuesta y mantuve mi posición sin decir nada, sabiendo que era inútil expresar mis sentimientos acerca de mis recientemente frustrados sueños de vestirme.

- Buenos días, angelito. ¿Cómo has dormido?- susurró.

- Bien, supongo... ¿Dónde está mi ropa?

- Creo que ya sabes la respuesta.- respondió agazapándose en mi espalda. Me di la vuelta para lanzarle una mirada fulminante.- Vale, vale... Te la quité yo...

- ¡Lo sabía! ¿Porqué haces eso? ¡Pervertido!

- ¡Te quedaste dormida y hacía demasiado calor para taparse con ropa puesta, así que... Lo siento...- murmuró avergonzado.

No había visto esa expresión en Vincent desde el tiempo en que aún era humano, por lo que me estremeció ver sus ojos de corderito degollado dispuesto a escuchar una buena bronca por mi parte. Recordé entonces la misma expresión en sus ojos mientras Katherine, su exnovia, arremetía contra él sin razón aparente. Vi a aquel Vincent al que admiraba por su actitud convincente y su preocupación por sus problemas hasta resolverlos. Aquel Vincent decidido trepando bloques en pesadillas y enfrentándose a la cruda realidad al despertar.

- De acuerdo... Que sea la última vez sin mi permiso. Que estés aquí y tengas una tarea que realizar no significa que puedas decidir por mi.

- De acuerdo.- me miró a los ojos y sonrió. No pude evitar sonreir de vuelta.

- Me tengo que levantar ya. He quedado con unos amigos para ir a tomar algo.

- Claro, adelante.

- ¿Me dejas?- dije señalando su brazo con la mirada, que seguía alrededor de mi cintura. Él rió nervioso.

Me contagié de su risa, por lo que le acompañé con la mía al segundo. Rodeé mis brazos en su cabeza y apoyé la mía en la suya mientras seguíamos riendo a carcajadas.

- Anda, anda. Listillo...- musité entre risas mientras acariciaba su melena rápidamente enmarañándola en el acto.

Sin embargo, conforme nuestras risas se atenuaban, el movimiento de mi mano acariciando su cabello se volvía más lento progresivamente, hasta llegar a convertirse en dulces y suaves caricias. Separamos nuestras caras y nuestros ojos se encontraron, provocando en ambos una sonrisa.

- Tengo que irme.- dije repentinamente.

- ¿Puedo ir contigo? No suelo ir cuando quedas con tus amigos pero...

- Claro, pero mantente oculto.- le interrumpí con una sonrisa.

- ¡Gracias!- sonrió emocionado.

-No me las des.- respondí saltando de la cama y dirigiéndome al baño para vestirme.

Una vez volví a mi habitación, Vincent ya se había levantado; sin embargo, esta vez, ¿estaba hablando... con alguien? Me apoyé en el quicio de la puerta intentando averiguar lo que decían, pero me resultó inaudible. Cuando terminó de hablar se llevó una mano a la cabeza mientras observaba por la ventana, adoptando una pose muy fotogénica...

- ¿Vincent?

- Sí, dime.- dijo cambiando radicalmente su expresión.

- ¿Quién te hablaba?- pregunté acercándome a su posición.

- Ah, nadie importante... Asuntos del inframundo.- afirmó con una sonrisa nerviosa dibujada en su rostro.

- Vale... ¡Vámonos, entonces!

- ¡Vámonos, pues!- exclamó imitando mi tono.

Aunque en un primer momento había procurado no preocuparme por la supuesta "llamada" que había recibido Vincent aquella mañana, su actitud ante la situación y su repentino cambio de actitud frente a mí me inquietaban especialmente.

Vincent and I (LIBRO I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora