Capítulo 12 "La unión"

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Miré a Vincent fijamente a los ojos, intentando penetrar su pensamiento.

- Deseo saberlo, Vincent... ¿Qué está pasando?

- ¿Sabes? He sido un íncubo carente de sentimientos desde hace tres años. Ella fue mi razón de cambiar, buscar un lugar mejor y dejar el ahogo que solía sentir atrás. La amaba y, a decir verdad, nunca dudé que ella a mí; pero, por más que lo intenté, y aunque hubiese dado mi parte humana por ella, nunca dejaría de ser lo que es...- Vincent miró al techo con una mirada perdida que reflejaba su nostalgia.- De eso se trata amar, ¿no? Adaptarte para comprender al que amas.

Asentí con la cabeza sin poder evitar ruborizarme ante tal afirmación mientras seguía mirándome.

- Ella quería robar tu aura, pero sabía que sería imposible engatusarte para conseguirla... Por eso me escogió a mí para que lo hiciera en su lugar...

En aquel instante, sus palabras clavaron en mi pecho una hilera de cuchillos que me partieron el corazón. Vincent se transformó de nuevo en lo que solía ser ante mis ojos al principio: un desgraciado.

- ¿Todo esto... era mentira?- una lágrima corrió rápidamente por mi mejilla mientras me alejaba de él poco a poco.

- Solo al principio...

- ¡Basta!- le interrumpí bruscamente.- ¡Me has traicionado..! ¡Me has puesto a mí y a mi amiga en peligro para robarme!

- ¡Eso no es así! Escúchame, te lo ruego, cielo...- dijo acercándose lentamente a mi posición.

- ¡No me llames así! ¡No me lleves más a tu territorio en su nombre!- le empujé con todas mis fuerzas lejos de mí.- ¡Ve con ella, Vincent, por favor..!

Mi llanto inundaba la sala ante la mirada de Vincent, al que, de un momento a otro, le cambió el rostro dibujando una dulce sonrisa. Cuando levanté mi mirada y le observé cesé mi llanto levemente.

- ¿Porqué sonríes?- musité entre sollozos.

- Andrea... ¿No te das cuenta?

- ¿De qué debería?- me sequé las lágrimas.

- De que he estado, estoy, y siempre estaré loco por ti...

La sinceridad con la que formulaba sus palabras resonó en mi mente haciendo cambiar mi expresión instantáneamente.

- ¿C-como?

- Cuando te vi por primera vez en la lista de elegidas pensé que no eras real. Que era todo parte de un sueño desde que empecé a ser lo que soy. Catherine me dijo que tenía que engatusarte para robarte y decidí que, quisiera o no, debía hacerlo por ella. Pero por mucho que amara a Catherine o por muy 'Rey de la noche' que fuese, cuando te vi y te hice sufrir de aquella forma con mi llegada, supe que nunca me lo perdonaría. A pesar de todo lo que te hice, tú me perdonaste y me diste tu amistad sin dudarlo, y por ello decidí que debía protegerte frente a cualquier cosa...- Vincent se volvió a acercar a mi y me miró a los ojos con una mirada sincera en su expresión.- Andrea, tú eres la razón de mi existencia. La razón por la que, como una vez quise ser demonio, ahora quiera ser humano para poder disfrutarte cada segundo de mi corta vida. Eres la luz en la oscuridad del infierno. La que hace que el cielo sea un lugar bonito para éste desalmado solo si estás tú. La razón por la que esperaría mil vidas solo para caminar a tu lado una.- cogió mi mano y la apoyó en su pecho.- La razón por la que mi corazón empezó a latir desde el primer momento que te vi.- una lágrima negra se derramó de sus ojos, que clavados en los míos, reflejaban su verdad.- Si pensabas que no te quería tenías razón, porque quererte no me dejaría espacio suficiente para amarte tan desesperadamente...

Cuando formuló sus últimas palabras juntó su frente con la mía, tan cerca su cara de la mía como en el día en que nos conocimos. Esta vez ni el terror ni el rechazo inundaban mi cuerpo como aquella noche de verano. Lo deseaba. Lo deseaba tanto en aquel momento que nuestros cuerpos parecían atraerse como polos opuestos de un imán. Un impulso sofocaba mi mente a cada segundo que pasaba con mis ojos puestos en los suyos, hasta que, por fin, el deseo se convirtió en ese movimiento que necesitaban mis piernas para que nuestros labios conectasen. En ese momento sentí como mis sentimientos afloraban en el exterior de mi cuerpo. Nunca había sentido nada parecido... Era como si sintiese una extraña fuerza justo detrás de mi.

Sabía que mi acción le había pillado por sorpresa pero, poco a poco, y sin importarme, me fundí en sus labios

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Sabía que mi acción le había pillado por sorpresa pero, poco a poco, y sin importarme, me fundí en sus labios. Él, progresivamente, empezó a controlar mis movimientos, hasta terminar convirtiéndose en el maestro titiritero de esta romántica función. De repente, se detuvo y se levantó, y comprendí que el momento que había temido durante semanas ante su presencia estaba a punto de llegar, pero esta vez deseado por ambos, aquella noche y por el resto de nuestros días.

- Te quiero, ¿me oyes? Te quiero muchísimo...- formulé las palabras más sinceras que diría nunca.

Me cogió del cuello con determinación y me empujó suavemente hacia la cama, donde caí delicadamente justo antes de que él cayera sobre mi. Recorría mi cuerpo con sus manos, recurriendo a mi boca a cada segundo con su característica ferocidad, la cual se convertía progresivamente en desesperación formando una mezcla explosiva.

Los balanceos de nuestros cuerpos sobre el colchón y la presión de mis labios sobre los del hombre al que amaba formaron una noche perfecta, así como la unión de dos fuerzas completamente diferentes que prometían arrasar en ambos mundos.

Vincent and I (LIBRO I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora