Amargo llanto

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¿Esto es trabajar? Esperaba que me trataran como una criada, que me mantuvieran ocupada pero no. La abuelita solo me hace hacer cosas que cualquier chica debería hacer en su casa para ayudar a su familia. Inclusive tengo tiempo de sobra para ver una peli o leer algunos libros que traje. Me estaba sintiendo como una mantenida.

Trate de aprovechar mi tiempo aprendiendo un poco de coreano en línea. ¡Sí que es difícil! Pero estoy orgullosa de decir que ya sé lo básico.

¿Mi relación con los demás? Pues debo decir que cada vez me es más difícil huir. Nana se la vive llenándome de abrazos y galletas. Los chicos siempre tratan de conversar conmigo. Digo tratan porque cuando veo que empieza a ver cercanía busco cualquier pretexto para marcharme. Y pues con Ji, debo reconocer que es un terco. Por más que me pongo difícil él siempre me busca para hablar conmigo. Más de una ocasión me molestaba diciendo que parecía ser el único que podía sacarme una sonrisa sincera. No me había dado cuenta de eso. La verdad no sé si me estará diciendo la verdad porque no noto que algún momento yo sonriera.

Antes veía a Ji mucho más tiempo pero ahora eso ha disminuido. –Empiezas a extrañar estar con él ¿verdad? –me dijo mi subconsciente. No, respondí tajantemente. –Admítelo por más que digas que te molesta, tú sigues esperando que te moleste- No es verdad –Eso pasa cuando formas lazos Andrea – me gritó mi tonto subconsciente. No he formado ningún lazo.

-Mi niña es hora de comer, todos están esperándote – ¿para qué esperan a una empleada para comer? Me pregunté.

-Está bien, no tengo hambre Nana

-Crees que no sé qué esperas a que todos nos vayamos a dormir para que te escabullas a la cocina para comer sola. - ¡Rayos! Me había atrapado.

-Pero .. – intenté decir.

-Pero nada, está noche comerás con nosotros y no acepto un no por respuesta.

-Pero simplemente soy ...

-No, mi niña no me salgas con el cuento de que "soy una empleada". Eres parte de esta familia. – No podía discutir cuando la abuelita se ponía en esa actitud.

-Ya bajo Nana, quiero arreglarme un poco – traté de poner otra excusa.

-Vamos, yo te ayudo porque si no eres capaz de dejarnos esperando. - ¡Maldición! Atrapada por segunda vez.

Nana se quedó ayudándome. Y la verdad se esmeró porque me hizo vestirme con un vestido liviano corto. Y digo me hizo porque prácticamente me obligo. Me recogí el cabello en una coleta y bajamos.

Estaban todos en la mesa, inclusive Ji, hasta ahora no entendía el por qué. No sabía si vivía aquí, si en verdad era nieto de Nana o hermano de alguno de los chicos pero siempre estaba en esta casa.

-Wow Vanne estás linda – me dijo el panda.

-Está vez es lo más atinado que has dicho maknae –dijo Choi

-Estás más que linda. Yo diría... hermosa Vanne – dijo Ji

-No digan mentiras –les contesté

-ashhh esta niña. No quiere creer. Yo también se lo dije y sigue negando – habló Nana.

-Vanne créenos, estas hermosa – dijo un sonrojado Tae ¿Sonrojado?

-Ya mis niños si siguen así Vanne va a salir corriendo como sabe hacerlo. Mejor siéntese a comer.

Esto era agradable, primera vez que disfrutaba una cena con tantas personas. Mis viejos no eran de los que hacían esto. Y cuando lo hacían era porque otra gente venía a comer y tocaba demostrar que éramos una familia perfecta. Durante todas esas cenas todos presumían lo que tenían pero esto era diferente, ellos se divertían.

Sin darme cuenta unas lágrimas traicioneras bajaron por mi mejilla.

-Vanne ¿Qué pasó? – dijo asustado Ji.

-Y yo lo siento, no puedo. –y salí corriendo de ahí para encerrarme en mi habitación.

Me lancé en la cama y lloré amargamente como en otras ocasiones. ¿Así que esto era realmente una familia? ¿Por qué nunca mis viejos me dieron algo así? ¿Por qué mi vida había sido una mierda completa? A través de mi llanto alcancé a oír unos golpes en la puerta.

-No quiero hablar – grité

-Vanne si alguien hizo algo que te molestara ... - era Ji

-No está bien, solo soy yo. – le interrumpí.

-¿Puedes abrirme la puerta?

-No creo que sea necesario, estaré bien

-Vanne, abre la puerta por favor. No me iré de aquí hasta que me abras la puerta – sentenció

-Está bien pero prométeme que después te irás

-Lo prometo – no tuve más remedio que abrir la puerta.

-¿Qué paso? – dijo cautelosamente

-Nada, ya te dije que soy yo

-No por nada se llora

-Yo, yo .... – y sin permiso más lágrimas empezaron a rodar de mis ojos.

-Tranquila ya pasó – decía mientras me abrazaba. Era la primera vez que alguien trataba de reconfortarme mientras lloraba. No resistí más y me abracé a él como si fuera una tabla de salvación.

El me condujo a la cama y me recostó mientras acariciaba mi cabello. Sentía como a veces me besa la cabeza. Lloré y lloré, recordando las muchas otras veces que me sentí una basura. Lloré por cada palabra o acto que me hirió. Lloré por el asco que era mi vida. Lloré por cada momento de felicidad que no había llegado a mí. Lloré hasta el cansancio, hasta que mis ojos sin tener más lágrimas se cerraron.

Sin querer me quedé dormida en los brazos de Ji.

No te merezcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora