Una noticia

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Quería correr tras él, quería decirle que no malinterpretara lo que acaba de ver pero los brazos de David me lo impidieron.

-No vayas tras él. – me imploró. Yo lo observaba.

-¿Ir tras él? Te equivocas solo que me aburrí de los espectáculos sin sentido. Quiero irme a casa – dije ahora viéndolo con cara de asco mientras asumía mi papel otra vez de Pinky Cruel.

- ¿y nosotros?

-¿Qué con nosotros? Nosotros somos pasado nada más – le interrumpí.

-Me besaste – me recalcó.

-Me deje llevar un momento por el pasado, pero sabes, no fue tan bueno como antes – dije riendo.

-Cambiaste – afirmó.

-Cuando la vida te golpea tan fuerte como a mí, siempre te cambia. No soy la misma a la que pueden usar y pisotear. – dije sintiéndome orgullosa de lo que era.

-No ...

-No soy la misma idiota – le aclaré.

-Los idiotas somos nosotros que despreciamos la oportunidad de estar con alguien como tú. – Volvió a coger mis manos – Tu, a pesar de todo, del maltrato de tus padres siempre fuiste una buena persona. Siempre buscabas la manera de ayudar a los demás, indirectamente por que no querías formar lazos. Eras esa chica que dejaba de comer y daba toda su comida a un perro callejero. Eras sincera pero ahora esa maldita pose que usas es toda una mentira. UNA MENTIRA. Desde cuando te convertiste en UNA MENTIROSA ANDREA – Me gritó. – Siempre odiaste las mentiras porque ahora solo sabes mentir.

¿Qué porque lo hacía? ¿Por qué mentía? Simple porque no quería volver a sufrir. No quería que las personas me siguieran lastimando.

-No sabes nada de mi – dije viéndolo fríamente.

-Sí, no sé nada de esta nueva tú. Pero sabes no deberías hacer que otras personas paguen por lo idiotas que fuimos tus padres y yo contigo. Date cuenta que la única que se está prohibiendo ser feliz ahora eres tu – dijo viéndome a los ojos mientras que con sus dedos limpiaba una lágrima que sin querer había descendido sin mi permiso. – No crees que ya has sufrido demasiado y ya mereces ser feliz.

-Yo ... - jamás pensé que esas palabras salieran de la boca de David.

-¿Me amas aún? – me interrumpió preguntándome seriamente, yo negué con la cabeza. – No perdía la esperanza de que regresaras a mi lado. Sé que te hecho sufrir mucho e hice cosas muy despreciables pero si pudiera remediarlo de alguna manera...

-Yo lo amo – afirmé y él se sorprendió.

-¿En serio? ¿A ese cantante de cuarta? – dijo molesto.

-Pero también me mintió – Empecé a llorar al recordar todo nuevamente. – pero pese a eso no puedo dejarle de amar. Te amé David pero no puedo regresar el tiempo atrás, yo seguí adelante y encontré otra persona a la que amar. Yo no te puedo amar y tampoco quiero que insistas en algo que no va a poder ser porque lo amo a esa persona, aunque tampoco haya futuro para nosotros. – terminé por decir y me derrumbé. Estaba arrodillada en el piso llorando a mares mientras mi ex me miraba ¡Qué patética situación!

Se quedó un rato callado analizando lo que había terminado de decir.

-Lo entiendo, nadie puede mandar en los sentimientos. No puedo obligarte a que me vuelvas a amar. – dijo arrodillándose a mi lado acariciando mi cabeza. – Voy a estar aquí por un tiempo y puedo ser tu soporte, tu amigo. Quiero que vuelvas a ser la misma o inclusive mejor. Quiero reparar lo que hice contigo. – No sé porque pero ese momento me abracé a él. Tal vez era lo que necesitaba. Tal vez necesitaba reconciliarme con mi pasado.

No te merezcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora