¿Qué hacía aquí?
-Cody- dije apenas en un susurro, era extraño verlo desde el día en el lago.
-¿Puedo pasar?- preguntó.
Me quede unos segundos paralizada en la puerta, pero finalmente me quite para dejarlo entrar.
El se acomodo en el sofá del recibidor, sentándose sobre el, mientras tanto yo me había dirigido al sillón de enfrente.
Nadie dijo nada, todo fue silencio por unos minutos, yo lo observaba atentamente, tratando de descubrir algo que me delatara la razón de su comportamiento extraño de esos últimos días, él se veía nervioso, muy nervioso, pues lo estaba, debido a que pasaba una y otra vez sus manos sudadas sobre el desgastado pantalón de mezclilla que llevaba puesto; esto se estaba tornando algo incómodo, desde que él había llegado de su viaje las cosas entre nosotros no me parecían iguales, él se había distanciado y a veces lo veía como un simple chico al cual apenas conozco, no como al Cody que conocía desde pequeña.
-¿Cómo has estado?- preguntó sacándome de mis pensamientos. Genial, al fin se había atrevido a hablarme y sacarnos de ese incómodo silencio que se había establecido.
-Bien, eso creo- respondí y él asintió con un movimiento de cabeza.
Después de eso nadie dijo nada, nos habíamos quedado en silencio, otra vez, y todo esto me estaba sacando de quicio, por lo visto el no iba a hablar mucho, así que la que entablara la conversación debía ser yo.
-¿Te encuentras bien?- pregunté frunciendo el ceño.
-Si- respondió apenas en un susurro con la cabeza gacha, eso era extraño, tenia que sacar un tema de conversación, y rápido.
A ver Megara, piensa.
-¿Qué tal tu semana Cody?- pregunté, y creo que merecía un buen golpe, ¿no se me pudo ocurrir algo mejor? De verdad que estaba tonta.
-Supongo que bien, ya sabes, lo mismo de todos los días- dijo indiferente.
-Eso está bien, creo- respondí, -aunque es extraño que no tengas nada que contar- agregué.
-Es que no hay nada que contar- dijo pensativo.
Quizá era un buen momento para cambiar a un tema del que estaba segura que era la razón del cambio de su actitud.
-Y..- no sabia como decirlo, -Tu repentino cambio de actitud, ¿tiene que ver con una chica?- finalmente solté.
El se quedo viendo algún punto fijo, pues tenía la mirada perdida, y jugaba ansiosamente con sus manos. De pronto, se paró bruscamente del sillón, volteo a verme y soltó un: "tengo que irme". Para después desaparecer por la puerta de entrada.
¿Qué ah pasado? Solo hice una simple pregunta y se ¿molesto?
Salí corriendo tras el, lo que provocó que casi cayera.
-Cody!- grite, pero él no respondió.
-Cody!- insistí nuevamente, pero tampoco, ni siquiera volteaba a verme, el solo seguía caminando hacia su coche.
-¿Acaso no soy tu mejor amiga?- pregunté algo cabreada. Lo que provocó que volteara a verme.
-Ese es el maldito problema- contestó para luego subir a su coche, dejándome muy confundida, no entendía a lo que se refería con eso.***
Se habían llegado las 3:00 AM y yo seguía sin poder conciliar sueño, en mi mente se repetían una y otra vez las palabras de Cody:
"Ese es el maldito problema".
¿Qué quería decir con eso? ¿Acaso le caía mal? Pero, él fue quien había ido a buscarme, quizá había tenido un día difícil y solo se desquitó conmigo. Por más que pensaba y pensaba, no le hallaba sentido a sus palabras.