Colors

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"No los podrán ver a menos que encuentren a su alma gemela, entonces verán todas las maravillas juntos." Eso fue lo que decía mi maestra del kinder cuando le preguntábamos sobre los colores. "¿Usted ya los ve, señorita Chan?", decíamos nosotros. "Los vi durante un tiempo, pero vino la guerra y mi prometido falleció. No los veo desde entonces."

Sus palabras me llenaban de emoción y ansiedad al mismo tiempo, pero no había nada que deseara más que encontrar los colores.

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Cuando cumplí ocho años mi madre murió, dejando a papá en un mundo de blanco y negro. Decidí que si papá se enteraba de que podía verlos se animaría un poco, así que partí en la busqueda de mi alma gemela.

Pasé todas mis tardes libres durante cuatro meses en parques y cines y museos, solamente buscando. Cuando no pasó nada para el día 130, dejé de intentar.

Aunque yo sabía que tarde o temprano encontraría los colores.

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-Kurt, tengo que confesarte algo.- dijo Rachel con una enorme sonrisa.- Tus ojos son azules.- ¡¿QUÉ?! Me le quedé viendo sin palabras.- Me di cuenta anoche, cuando conocí a tu hermanastro.- susurró bajando la mirada mientras se sonrojaba levemente.

-Me alegro, Rachel, porque él me dijo lo mismo anoche.

Sus gritos de felicidad llegaron probablemente hasta Júpiter, pero nada de eso importó.

Mi mejor amiga y mi hermano habían encontrado los colores.

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La vista de Central Park en diciembre era muy linda, pero suponía que se vería mejor si...

Seguí caminando unos cuantos minutos y sin querer me dirigí a un pequeño grupo de personas que se amontonaban al rededor de una melodía. Las voz del cantante era preciosa y me hice espacio para quedar hasta enfrente y poder verlo. Sus dedos pasaban con suavidad por las cuerdas de la guitarra y su sonrisa por estar disfrutando lo que estaba haciendo era enorme; el cabello oscuro formado en rizos gruesos no se quedaba quieto detrás de su gorro rojo y lentamente me enamoré de las pestañas que enmarcaban sus ojos verdes y sus..

Esperen...

Di media vuelta y la imagen frente a mí me golpeó con fuerza: el enorme árbol de Navidad se levantaba verde a mi costado izquierdo, con cientos de foquitos de diferentes colores brillando a su alrededor, las esferas rojas y azules balanceándose con el viento frío mientras los niños corrían ahí cerca; seguí moviendo la vista buscando lo que fuera que tuviera color hasta que me di cuenta de que todo estaba muy silencioso a mis espaldas.

Giré buscando al chico de la guitarra asustado de que ya no estuviera, pero lo encontré de pie a unos cuantos metros guardando su instrumento en una funda verde, caminé hacia él sintiendo los nervios colarse por mi espina dorsal y cuando estaba a solo dos pasos él volteó a verme.

-Hola, me llamo Kurt.- dije con una sonrisa.

-Soy Blaine, mucho gusto.- se colgó su funda al hombro y comenzamos a caminar.- ¿Te gustó la canción?- preguntó unos minutos después.

-Si, pero me gustó más la vista del parque en Navidad.- su sonrisa cayó un poco.

-Oh. Eso significa que puedes verlos, ¿no?- eso me sorprendió.

-¿Tú no... tú no lo puedes ver?- dije deteniéndome por un segundo con el miedo cada vez más grande en mi pecho.

-¿De qué estás hablando?- contestó. Su expresión se había congelado, y no tuve el coraje de decirle nada más.

-No es nada, sólo...-bajé la cabeza derrotado.- Tengo que irme Blaine. Espero que los encuentres pronto.

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