I have to go

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La casa de los Hummel quedaba a dos cuadras de donde estaba y no pude encontrar en mi cabeza otro lugar al que pudiera huir. Así que corrí. Corrí huyendo del dolor y de la traición y de las humillaciones; corrí de mi familia. Entré al patio trasero y prácticamente salté al árbol que me llevaba a su cuarto; lo encontré acostado en el piso con los audífonos puestos y dibujando lo que parecía un rostro, cuando me acerqué lo suficiente me di cuenta que era el mío.

-Kurt.- dije con la intención de no asustarlo. Y funcionó, porque vi como lentamente se quitaba los audífonos y se levantaba para dirigirse a mí. Se dio en cuenta en seguida de que algo no andaba bien.

-¿Qué pasa, Blaine?

-Tengo que irme.- fue lo único que pude decir, con la mirada gacha y mi corazón rompiéndose.

-¿De qué hablas? Acabas de...oh.- la realización cruzó su cara, robándose la tranquilidad de hace unos segundos.- ¿Qué pasó?- preguntó, pero en mí solo quedaban fuerzas para negar. No podía decirle lo que había pasado.

-¿Piensas quedarte para la graduación?- dijo con la esperanza de que mi respuesta fuera un sí. Vi en sus ojos azules una suplica y una razón para quedarme, pero las cosas que habían pasado ese día me impedían a toda costa ceder.

-Lo siento.- contesté. Kurt me dio un último abrazo y sentí como se tomaba el tiempo para respirar de mi piel.

-Siempre te voy a amar, Blaine Anderson.- susurró en mi cuello.

. . .

Teníamos 16 años, fue mi primer novio y el que yo pensé era el amor de mi vida, pero las circunstancias me rompieron y alejaron. Esa fue la última vez que vi a Kurt Hummel.

Once Upon A TimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora