Soy tu Medicina.

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La sala de Malfoy Manor se había vuelto un verdadero campamento, todos habían caído bajo el consumo del licor. Sobre todo el dueto más dinámico de la noche Ginevra y Pansy. Habían no sólo emborrachado a todos sus invitados si no que se habían dedicado a atormentar a Blaise y Daphne.

Las dos juntas y borrachas resultar ser un caótico peligro ambulante. No obstante había resultado muy entretenido, hasta el momento que se dedicaron a cantar sus penas al viento, para terminar rendidas en el sofá. Hermione la única sobria por completo se encargó de ponerles mantas, más bien de ordenarle a Draco que les pudiese mantas a todos para que no durmieran con frío.

Draco estaba en sus cabales, había bebido? Si. Estaba borracho? No. Pero eso no significaba que su auténtica personalidad sobresaldría tarde o temprano. Por lo que tendría que cuidar de Hermione esa noche, la ceguera sería temporal, igual que los demás sentidos volvería más temprano que tarde. Y el lo sabía.

-Quieres que te deje sola?- preguntó sentándola en su cama.

-Si, a menos que tengas miedo a la oscuridad y decidas dormir conmigo.- le ofreció Hermione burlona.-Podré sola, no soy una niña de  cinco años.

-Pero pareces una- musitó el. Recibió un almohadón por parte de la castaña. -Mala puntería.- mintió, se acercó a ella de golpe y le siguió el juego. - Y así pretendes tener hijos?- la acorraló entre sus brazos dejando en medio de él y la comodidad de la cama.

-Yo no la necesito- afirmó ella algo coqueta.- Más bien tu deberías ser el que practique si quieres tener herederos.

Enredo sus brazos obre el cuello del rubio dejando que el la besara con una pasión digna de un Malfoy, mordisqueando cada fracción de sus labios y jugando con ellos con verdadero placer. Hermione no se había quedado atrás, sus manos desabotonaban su camisa.sintiendo el torso del sujeto que amaba.

La ropa no fue un obstáculo por mucho tiempo, y así mismo él fue muy sigiloso al poner un hechizo silenciador verbal en la habitación.

Sus manos se movieron sin que ella controlara sus acciones, apoyándose en los hombros de la figura humana que estaba encima de ella, inundándola con su calor, provocando sensaciones placenteras por todo su cuerpo. Ella rodeó con sus manos sus hombros y acarició su espalda, con lentitud, estrujando, arañando, disfrutando de todos los relieves musculares que encontraba en su recorrido. Sintió su aliento golpeando el suyo, escuchó en la lejanía como él gemía debido a sus caricias y ella correspondía con otro gemido antes de fundirse en un prolongado y hambriento beso. Ella abrió su boca al mismo tiempo que abría sus piernas, él buscó acomodo entre ellas, cerca...cada vez mas cerca, con su miembro masculino turgente y caliente rozando sus labios inferiores.

-Hermione- la llamó en voz baja, quería saber si estaba dispuesta a lo que él tenía en mente. Aunque los actos bastaban para hacerle entender que ella estaba más clara que nunca y que no se arrepentiría de nada lo que pasará-voy a hacerte mía.

Ella se sintió incapaz de negar tan apetitosa opción. Tan deseable que podía dejar de enrollarse en su cuerpo buscando más.

-Tómame- la palabra resonó en su cerebro miles de veces y cuando comprendió su significado, con toda la fuerza con la que fue capaz, penetró en ella, atravesándola como una lanza ardiente. Hermione sintió como todo su cuerpo vibró cuando fue penetrada de manera tan contundente y salvaje.

Su cabeza reaccione de inmediato a tan placentero dolor al mismo tiempo que la embestida. Activa el sentido tan anhelado, un grito de emitió desde el fondo de su garganta. Un grito voraz, capaz de despertar a todo un ejército de inferís.

Peor ese grito no habías sido causa solo d ella embestida. Ese grito nació de su cabeza cuando sintió el ligero traspaso de una aguja por se cerebelo. Sus pupilas se dilataron hasta su desenvolvimiento normal, tal
Como eran antes. Con la vista fija y precisa.

Draco la contempló en el esplendor de su nirvana, ella lucia bella, irreal, absolutamente deseable con su largo cabello castaño suelto desparramado sobre la impoluta sabana blanca.

Hermione no habló sobre l dolor que acaba de sentir, se enfocó en lo que quería, y lo quería a el. Abrió los ojos lentamente y logró ver una luz cegadora que inundaba sus ojos, tan intensa que por un instante creyó que se quedaría ciega.

Él la acostó sobre la cama y siguió sobre ella embistiéndola con brutalidad, desesperado, hambriento, buscando hundirse cada vez mas en ella, dejando su alma en cada golpe, en cada beso que le otorgaba.

Cuando el clímax de ambos estalló finalmente, Draco cayó exhausto sobre sus senos, respirando agitadamente por la boca. Ella cerró los ojos, dejando que los temblores del orgasmo sacudieran su interior. Lagrimas resbalaron de sus ojos y ella no supo precisar porque en ese momento, donde su cuerpo se agitaba satisfecho, la felicidad se confundía con el placer absoluto. Lo veía, era todo lo que más quería. 

El rubio enroló sus brazos hasta traerla a él y cubrirla con las sabanas que habían sido participes de tan grato momento. Se había entregado en cuerpo y alma a esa mujer que lucía tan frágil y a la vez aguerrida. Y no había sido como siempre, el había hecho el amor, y ella lo acepto gustosa.

-Eres hermoso- le susurró al oído. Nada que no supiera, era un Malfoy.

Draco la miró sorpresivo, sus ojos lo miraban como una esfera ardiente de pasión. Ella veía! Lo veía!

Abrió la boca para decir algo pero ella colocó su dedo índice sobre sus labios.

-La recuperé ahora- afirmó arreglándose sobre el pecho del rubio.

-Soy tu medicina Granger - agregó el último antes de quedarse dormido en un profundo sueño que posiblemente tendría que ver con al tiritera qué pasaría al tener que convivir con los amigos de Hermione.

En contra de la sangre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora