Capítulo 8: Siempre hay una primera vez.

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Mi corazón aún latió más fuerte cuando lo escuché decir eso. Seguía escondida en su pecho sin ganas de alzar la mirada.

¿Y ahora qué hago?

No sabía besar, mierda, no sabía besar.

De pronto y pensé que pude haber dado mi primer beso en algún juego de botella borracha y ,de alguna manera, evitar este momento de vergüenza con el chico que me gusta. Quería alzar la mirada pero no podía, no, no podía. Ya lo estaba intentado y los nervios habían hecho a todo mi cuerpo inmovilizarse. Y,cuando todo parecía una causa perdida, me acordé.

—Pues esta no será la primera vez —dije separándome un poco de él y dando un paso adelante mientras el aún sostenía mi mano. —No se besa en la primera cita— le sonreí cachosa y alzó la cabeza con una sonrisa algo frustrado.—Es regla Moore.

Le solté la mano y luego comencé a caminar a la acera, mis piernas, mierda mis piernas. Estaban temblando. Moore me siguió enseguida y, de pronto, escuché varias carcajadas de su parte ¿Se estaba burlando de mí?

—Por qué te estás riendo—pregunté algo confundida e indignada. En verdad era un excusa tonta la primera regla, pero hasta ese día la había cumplido.—¿Te estás burlando?

—No—dijo con rapidez y se acercó a mí.—Es que— volvió su amplia sonrisa.

Ahora esto no me parecía gracioso.

—Justo te decía que siempre hay una primera vez— yo me detengo para escuchar lo que dice.— una primer vez para todo—se acerca y toma mi mano.—Pues esta es la primera vez que me rechazan un beso, Rosie Weston.

—¿Qué?—lo miré procesando la información, claro, si es simpático cualquiera cae. Pero es gratificante hacerle saber que yo no soy cualquiera.

—Eres la primera que me rechaza un beso Rosie— escucho su voz ronca y sonrío. Ahora yo me sentí bien.

—¿Tienes hambre ya?—me preguntó y negué con la cabeza.

—Vamos a pasear al parque de la amistad—le dije y empezamos a caminar. ¿Porque era la primera qué le rechazaba un beso?

—En serio es la primera vez—me encontré preguntándole después de unos segundos caminando. Él rió.

—Sí Rosie sí—dijo sonriendo. Maldición ¿Por qué sonreía tanto?

—Moore—llamé giró nuevamente—Te odio, ¡Cómo vas a decirme que no te gustaba!— al fin salía mi mal humor. Él abrió los ojos un poco y dio una carcajada.

—Es que no me gustas Rosie, me muero por ti, eso es mucho más— me guiña el ojo y yo enrojezco. Lo odio.

—Ya Moore ya—alzo una mano y escuchó el sonido de su risa. Creo que si me gusta.

—¿Y por qué te demoraste tanto en decirme eso?—le pregunto y él aún sostiene mi mano.

—No tarde—alza una ceja y yo ruedo los ojos.

—¿Ah no?

—Bueno tal vez un poco. Pero el punto es que te lo dije.

—¿Por qué te demoraste tanto si yo ya lo sabía?

—Ah—cruzamos la pista —Bueno— estaba haciendo demasiadas pausas y eso me estresaba.—Nunca le he dicho a un chica con la que recién salgo eso.—¿Acaso tenía cara de sonsa?

—Ese es el peor floro que he oído—Supongo que mi rostro demostraba lo que decía.

—No, no—dijo abriendo un poco los ojos mientras caminábamos.— Es en serio.

No te olvides de mí. (NOM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora