Capítulo 20: ¿Tinder?

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06 de octubre del 2014

Doy unas cuantas vueltas antes de abrir los ojos completamente. Una sonrisa se extiende en mi rostro, Nathan, es lo primero que viene a mi mente. Coloco la mano izquierda hacia el lado derecho buscando mi celular en donde lo había dejado antes de acostarme, cerca a la almohada, tanteo un poco con la mano sin encontrarlo, me incorporo de inmediato, alzo la almohada con la mano izquierda para ver mejor, no está. ¿Donde está mi celular?
Desordeno un poco la cama tirando las sábanas mientras lo busco, tengo esa ligera sensación de desesperación la cual con prontitud se apodera de mí, en especial porque quería hablar con él, es decir, sin celular, no hay Nathan y sin Nathan no hay un buenos días y si no me dice buenos días, no será un buen día.

Me levanto con rapidez de la cama, siento enseguida una corriente de viento sobre mis pies ¿Dónde están mis medias? Esa sería mi segunda tarea después de encontrar mi celular que por alguna razón parece haber desaparecido. Me dirijo hacia el comedor, en donde, logro hallar al precioso, me acordé del Señor de los Anillos . ¿Cómo es que mi celular ha llegado al comedor? Lo tomo con la mano y doy rápidas zancadas hacia mi cuarto.

Vuelvo a enrollarme en la cama, estirando un poco los brazos, me echó hacía boca arriba, y con mi celular casi a la altura de mi cabeza. Seguro mi mamá o mi papá lo habían llevado afuera, dicen que el celular bota radiación, por otro lado están las miles de alarmas que coloco para despertarme temprano y su insistente sonido, el cual no se escucha si lo dejan afuera. Pienso en esta última teoría, posiblemente lo habían dejado afuera por ese motivo, el cuarto de mis padres casi esta al frente del mío por lo que deben escuchar también todas mis insistentes alarmas.

—Me acabo de volver a despertar.— escribo, sé que generalmente él se despierta antes, y bueno lejos de mi incidente con el celular, no encontrarlo, él se había levantado primero. Eso es en parte porque se duerme más temprano evidentemente. Sonrío al celular nuevamente, esto se había hecho una costumbre. Es lindo encontrar un mensaje por las mañana, pero es aún más lindo encontrar un mensaje de él por las mañanas. Había pasado media hora desde su mensaje.

—Yo acabo de revivir recién—  Otra vez siento mis pies calatos, me había puesto tobilleras, así que debí suponer que se perderían por la cama por la noche. Levanto el edredón y empiezo a buscarlas, una nueva travesía, encuentro solo una, doy un suspiro quejándome mentalmente. ¿Dónde está la otra media?  Destiendo toda mi cama, es una pena, he tenido que sacar hasta las sábanas, cosa que no hice con el celular, pero es más fácil encontrar un celular que una media o calcetín. Reviso por debajo de cada colcha, edredón, frazada polar, sábana pero mi bandida media parece haberse perdido.

—¿Cómo estás?— dejo el celular al lado. ¿Dónde estaba mi media? Reviso un poco más la cama, me agacho para ver que no haya caído al suelo, pero exactamente era ahí donde estaba. Doy un suspiro mientras ruedo los ojos.

—Con mucho sueño y bueno me desesperé un poco, no encontraba mi celular— vuelvo a subir a la cama y recargo mi cabeza sobre las almohadas. Como quisiera verlo.

—Jaja, y seguro querías hablar conmigo.

Mis mejillas se tornan rosadas, siento esa ligera presión en ellas que me indican que soy presa de aquel rubor. Mi corazón se acelera un poquito, a veces no entendía como Nathan podía hacerme sentir así, la vergüenza que se apoderaba de mí en cada uno de sus comentarios. Era claro que quería hablar con él pero no tenía porque ser tan evidente.

—No, solo que pensé que lo había botado por algún lado.

—Claro— Ruedo los ojos, su actitud segura a veces era desesperante.— De todas formas es una buena forma de despertarse.

No te olvides de mí. (NOM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora