Capítulo 1: Soy Rosie Weston.

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23 de agosto del 2014

Nunca he creído en las relaciones a distancia, es decir, creo que existen en esos libros románticos y de repente en uno que otro caso en la realidad, muy pocos siendo franca.

—Rosie— escucho nuevamente mi nombre e ignoro su voz.

Sigo con mi teoría que en esta época a muy pocos hombres les gusta no tener "sexo" por más de un año y, a muy pocas de nosotras, nos gusta tener dos lindos cachos en la cabeza. Claro que puedo estar equivocada, soy humana. Además siempre existen esos casos en los que sí funciona.

Doy un suspiro ahogado y muevo un poco la cabeza.

—Rosie— escucho nuevamente y giro un poco, mi vista alcanza a ver a Thomas y Emily.

Alguna vez pensé que su relación duraría, es decir, siempre los vi como una pareja muy sólida y comprometida, pensé que serían de esas parejas que se quedan juntas cuando terminan la universidad, también pensé que serían aquel caso del millón. Sus dos años casi perfectos para mi punto de vista podría contra unos cuantos meses pero como dije, soy humana y me equivoco.
Volteo con disimulo, no quiero interrumpir su momento. Ese momento en dónde se despiden por última vez. Suspiro nuevamente mientras veo los restaurantes, hace mucho tiempo que no venía al aeropuerto, casi nueve o diez años que no venía.

— ¿Rosie, sigues ahí?

—Sí— parpadeo un par de veces debido a la mano que han colocado casi sobre mis ojos, me había quedado en mis pensamientos.

—Te he llamado varias veces, parecía que te habías ido por un momento—le sonrío a Matt y muevo la cabeza negando.

—Solo recordaba cosas.

— ¿Qué cosas? — Se inclina un poco de costado introduciendo sus manos a los bolsillos de su casaca.

—Qué curioso eres— enarco una ceja y él da una carcajada.

Mis pensamientos vuelven a girar en torno a Thomas y Emily, ambos están pasando por un momento difícil, o por lo menos eso es lo que creo ¿Tener que terminar una relación sin querer? ¿Por qué la vida es tan complicada a veces? O tal vez nosotros la hacemos complicada, incluso podría ser que para ellos esto sea lo menos complicado, en cualquier caso, creo que yo no lo haría o quién sabe, de repente sí.

Alzo una mano y coloco un mechón de cabello detrás de mi oreja.

—Quiero comprar una botella de agua— Matt se fija en los puestos cerca de nosotros. Seguro que una botella de agua, aquí, en el aeropuerto, cuesta carísimo.

Doy otro suspiro ahogado. Esta se ve como la noche de los suspiros.
Echo un vistazo nuevamente sin querer, se están abrazando, esto me hace sentir ligeramente
triste. Ojalá nunca tenga que pasar por una situación similar.

—Mira ahí venden agua.

— ¿Dónde? — Matt señala con el dedo índice. No está tan lejos.

—Vamos de paso y les damos un poco de espacio— éramos sus amigos más cercanos de la universidad. Nosotros tres y Thomas.

—Chicos, ¿A dónde van?

—A comprar agua, Matt tiene sed o eso creo— digo de forma graciosa o al menos para mí ha sonado así. Matt me mira de reojo.

— ¿Vamos Hans? —me hace una mueca con en el rostro, como si estuviera resentido. Yo doy una carcajada mientras él camina hacia donde está el puesto hablando con Hans.

No te olvides de mí. (NOM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora