-- Capítulo 18 --

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¡Hola!

Os dejo un nuevo capítulo :)

Espero que os guste y os quedéis con ganas de más ;)

¡Votad y comentad!

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El olor a libro vejo le inundo la nariz cuando entro en la biblioteca de la facultad. Había muchos chicos haciendo trabajos y otros intentando estudiar. Los últimos días del semestre siempre eran una locura para los que lo habían dejado todo para el ultimo día. Empezó a andar entre las estantería llenas de volúmenes antiguos en busca del que necesitaba para poder preparar la presentación. En cuanto lo encontró se dirigió a la sala que habían reservado ella y su grupo de estudio.

Era la primera en llegar así que se sentó en una de las sillas y se dispuso a avanzar con la lectura cuando alguien abrió la puerta. Era Josh cargado con un par de libros bajo el brazo. Durante un segundo se miraron sin decir nada, cuando el chico se sentó en la silla enfrente de ella.

- Oye, quería decirt...-

- No quiero que sepan que vivimos bajo el mismo techo-

Aquella frase hizo que Hana apretara el boli con el que estaba escribiendo, hasta que notó que se le clavaba en la piel.

- ¿En serio? Pues ya había empezado a colgar carteles por toda la universidad dando la noticia- Dijo con la mejor de las sonrisas-

El chico fijo la vista en ella totalmente serio.

- Mira, no tengo ganas de rumores y chismorreos. No quiero que me compliques la vida.

- No te preocupes, a mí tampoco me interesa que me relacionen con un playboy. No quiero que me puedan comparar con las chicas con las que te juntas.

Josh apretó los labios convirtiéndolos en un fina línea. Pero antes de poder contestar, los demás miembros del grupo empezaron a entrar por la puerta. El resto de la tarde se la pasaron trabajando y dirigiéndose la palabra lo mínimo posible.

Al llegar a casa Hana se dejo caer en el sofá. Había dicho que dormiría en la Mansión pero aun tenía muchas cosas en su apartamento, así que se había negado a renunciar a él. Se quedó mirando fijamente una de las manchas de humedad en la pared de la cocina. Se había hecho unos meses atrás cuando al vecino le había reventado una de las cañerías. Había llovido en su comedor, literalmente.

Unas ganas tremendas de llorar la embargaron y requirió de todo su autocontrol para mantener a raya las lagrimas. Aun se preguntaba como había podido cambiar tanto su vida y como iba a conseguir volver a la normalidad. Aquella mañana había podio hablar con Peter y este le había asegurado que el nivel de infección en sangre seguía siendo muy bajo y que aquello eran muy buenas noticias. Se supone que tendría que remitir pero que no estaba seguro de nada, que era la primera vez que se encontraba en un situación así.

¿Y si no remitía? ¿Y si al final empezaba a mostrar síntomas de una iniciada? ¿La matarían? Un escalofrío recorrió su espalda e hizo que cogiera uno de los cojines y lo apretara entre sus brazos. ¿Y si empezaba a buscar chicos con los que acostarse? ¿Y si ella mataba a alguien? Un gemido ahogado quedo acallado cuando pego su cara al cojín para secarse las lagrimas que ya no podía contener.

No sabía cuánto rato llevaba tumbada mirando el techo sin llegar a ninguna conclusión clara cuando sonó la alarma de su móvil. Aquel sonido le recordó que tenía que arreglarse para llegar a tiempo a la cena familiar que tampoco le apetecía.

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