Los rayos de sol le atravesaron los párpados como agujas. Se giró hacia el otro lado de la cama pero no consiguió volver a coger el sueño, por lo que se incorporó lentamente. Tenía todo el cuerpo empapado y la sensación de haber olvidado algo. De forma insistente su mente intentaba recordar lo que había soñado, como si supiera que era algo importante, un pedazo de información que se escurría entre la bruma de sus inconsciente.
Se quedó sentada en la cama un largo rato intentando recordar pero le fue imposible. Se levantó poco a poco y al poner los pies en el suelo e incorporarse le temblaron las rodillas y cayó hacia atrás quedando de nuevo sentada en la cama.
Estaba un poco mareada y apostaba a que tendría la tensión descompensada. Respiró hondo un par de veces. Volvió a intentar incorporarse y esta vez consiguió dar unos cuantos pasos hasta el baño. Se lavó la cara y se refresco la nuca consiguiendo que el malestar disminuyera bastante.
Se miró en el espejo y el reflejo era el de siempre, con sus enormes ojos verdes soñolientos y el pelo como si acabara de salir de una pelea. Todo normal, pero sabía que había algo más, algo dentro de ella que la hacía diferente. Suspiro resignada y se volvió a la habitación para cambiarse y bajar a desayunar.
Al llegar a la cocina solo estaba Anabelle que se estaba peleando con una de las puertas de la alacena.
- Siempre se atasca...¨Todo hombres en esta casa y ninguno se digna a arreglar esta maldita puerta-
- Déjame probar- Anabelle se giro para dejarle espacio mientras que Hana intentó levantar un poco la puerta que cedió sin problemas y se abrió.
- ¡Oh! Perfecto.-
- En mi apartamento tengo un par que también dan pelea- Dijo con un leve sonrisa mientras empezaba a prepararse un par de tostadas.
- Le diré a Peter que la arregle. Aunque lo más probable es que tengas que enseñarme tu truco.- Anabelle le sonrió mientras se sentaba junto a ella con un vaso de zumo de naranja.
Empezaron a desayunar en silencio hasta que se escuchó un ruido que provenía del otro lado de la casa.
- Debe ser Josh entrenando.-
El recuerdo de lo sucedido la noche anterior barrio la mente de Hana haciendo que sonrojara de manera inconsciente. Movió la cabeza levemente haciendo el pelo le cubriera la cara.
- Por cierto, ¿Que hicisteis Josh y tú anoche?-
El trozo de pan que acabada tragar se atascó a medio camino haciendo que tosiera con fuerza a la vez que se giraba hacia Anabelle.
- ¡¿Cómo que qué hicimos?!-
La chica abrió los ojos sorprendida ante la reacción para después dejar escapar una pequeña sonrisa.
- Que si visteis la televisión o alguna otra cosa. Pero viendo tu reacción creo que fue algo más. -
- Para nada, estuvimos hablando un poco y después me fui a dormir.- Era la verdad, una verdad sin detalles.
Anabelle se la quedó mirando sin estar muy segura de si creerla o no, pero no siguió preguntando.
Hana acabo de desayunar sintiéndose inquieta y controlando de vez en cuando la puerta de la cocina. No quería ver a Josh, en realidad el corazón se le acelera cada vez que parecía que alguien se acercaba. Al final se incorporó de forma abrupta haciendo que Anabelle pegara un respingo,
- ¿Qué te pasa? ¿Estas bien?-
- Necesito salir de aquí.-
- Vale, bueno podemos ir al jardín.-
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Infectada
FantasyHana lleva toda la noche esperando a que su compañero de universidad, Josh Mils, le envíe su parte de un trabajo muy importante, pero cuál es su sorpresa cuando lo pilla de fiesta eludiendo sus responsabilidades estudiantiles. Hana sale de casa deci...