Lo que Hana no había calculado era que empezaba la primavera y que justo ese día, el sol tenía ganas de brillar con fuerza, por lo que hacía una calor de mil demonios.
Llevaba como un quilómetro andado, cuando empezó a plantearse la estupidez de la situación y no sabía si seguir o volver a casa de Josh para suplicar por un llamada a la compañía de taxis. Tantear si quiera el verlo otra vez y tener que pedirle un favor la hizo seguir hacia delante.
Debía de haber pasado otra media hora cuando las dudas volvieron. A su alrededor todo eran matorrales y bosque y el camino que transitaba estaba lleno de pedruscos que le destrozaban los pies. Miró hacia sus desgastadas bostas y chasqueo la lengua. Tendría que comprase unas nuevas en cuanto bajara a la ciudad. Volvió a mirar a su alrededor y se dio cuenta de que si no fuera por la calor, estaría disfrutando del paseo.
Avanzo unos metros más distraída en sus pensamientos. Tenía que llegar al piso lo antes posibles. Por un segundo se planteo la seriedad del asunto. Había estado en cada de Josh Mils toda la noche, desmayada, en su habitación. Aunque a decir verdad cuando ella entró al club ya eran casi las 5 de la madrugada y ahora no serían ni las 10 de la mañana por lo que tampoco había pasado tantas horas inconsciente. El corazón le dio un vuelco de preocupación. Tenía que ir a la doctora y hablarle de esas bajadas de azúcar que le daban, porque no podía seguir así. Tenía 24 años y se había desmayado 3 veces en los últimos dos años pero siempre lo había podido relacionar con épocas muy estresantes donde no estaba comiendo bien, pero ahora...Quizá por el trabajo de historia...Si no lo aprobaban tendría que volver a pagar los créditos de esa asignatura en la universidad y no estaba para ir regalando el dinero. Aunque hacía escasamente una hora se había planteado coger una taxi...
Intentaba rememorar lo que le había contado Josh de la discusión pero la verdad es que no recordaba casi nada. La hora sí porque tenía la imagen grabada de cuando llego al parquin de la discoteca y lo último que había mirado era el reloj del coche. De pronto otra pequeña pieza del puzle se desveló en su mente. Recordaba haber estado mirando la pantalla del ordenador alucinada al ver una foto de su odiado compañero de trabajo de fiesta justo la noche en que le había prometido que acabaría su parte. ¡Se había pasado casi toda la noche despierta esperando que le enviara los avances para poder actualizar las conclusiones del trabajo y él de fiesta!
Aquello le había hecho perder le juicio o algo parecido porque se había lanzado sobre las llaves del coche y sin pensar mucho que es lo que pretendía se había dirigido al Alegro.
No es que fuera la típica chica que sólo se centraba en los estudios olvidandose de vivir pero había una cosa llamada responsabilidad que parecia impregnar cada gota de sangre en su cuerpo y cuando se tenía que trabajar se trabaja y cuando tocaba divertirse...pues no se divertia. La verdad es que hacía tiempo que no salía a ningun sitio que no fuera la biblioteca y la última vez que se emborrachó... Aun era ilegal que bebiera... Bufó agotada. Cuando acabará con aquel trabajo y con los examenes pensaba pegarse una buena fiesta, de esas que no se olvidan. Nunca habia perdido la cabeza ni se había olvidado de todo al día siguiente por la resaca, pero aquello iba cambiar. Decidido, al final del semestre fiesta loca.
Volvió a pararse con más dudas de seguir o no cuando oyó que se aproximaba un coche. No se lo pensó un sólo momento y en cuanto lo vio aparecer por la curva se planto en medio del camino con las los brazos en cruz.
Por suerte el conductor tenia buenos reflejos y se paro sin problemas:
- ¿Estás loca o qué coño te pasa?
Hana seguía plantada con los brazos abiertos y haciéndose la misma pregunta que le acabada de gritar el chico que ya se estaba bajando del coche.
Llevaba uno vaqueros desgastados y una camiseta amarilla que se le pegaba al torso como si de un guante de latex se tratase. El pelo corto al estilo militar, le acentuaba los rasgos de la cara. Se acerco a ella en dos zancadas por lo que Hana bajo los brazos y dio un pequeño paso atrás.
- Pues...-
Como se te ocurre cruzarte así..¿Estás bien?- Hana levanto la vista y se encontró con unos ojos marrones que la escrutaban de arriba abajo en busca de posibles heridas.
- Si... Lo siento...No sé muy bien que me ha pasado...- El calor y el cansancio la estaban volviendo loca, era eso.
- ¿Vienes de casa de los Mils?- Aquel comentario la devolvió a la realidad.
- Sí-
-¿Eres amiga de Josh?
- No exactamente- La chica noto como su propia voz bajaba unos tonos al responder la pregunta. De golpe el chico que casi se la lleva por delante estallo en carcajadas.
-¿Te ha rechazado?- Dijo entre risas.
-¿Perdón?- Hana debió de poner cara de tonta, porque el desconocido volvió a reír con ganas.
-¿Se puede saber de que conoces tu a los Mils?-Le espeto sin ningún reparo.
- No, no se puede- La seriedad con la que le habló no encajaba con la sonrisa que le había dedicado segundos antes. El chico fijo la vista en ella como si buscara algo pero la aparto para volverse hacia su coche.
Hana sintió el cansancio en cada uno de los músculos de su cuerpo, además una pequeña migraña se había instalado justo en el centro de su frente. No tenía ganas de mas tonterías. Solo quería llegar a su casa y meterse en la bañera.
- Oye...¿te importaría prestarme tu móvil?-
- No si ni tu nombre y ya quieres que te deje mi móvil- Habría sonado como si coqueteara si no fuera porque la miraba como si acabara de fugarse del algún manicomio.
- Me llamo Hana, ¿Podrías prestármelo? Es solo para llamar a un taxi.
- Yo me llamo Mike. ¿Donde tienes que ir?-
Hana dudo durante un segundo si decirle donde iba. Era un completo desconocido al que ella había parado tirándose casi encima de su coche. Cuanto más lo pensaba, más se sorprendía de lo que había hecho.
- La club "Alegro". Mi coche está allí- Contestó demasiado cansada para inventarse nada.
- Te llevaré- Y sin dar opción a negativa encendió el motor.
Hana se quedo allí plantada mirándolo a través del parabrisas pero sus piernas decidieron antes que su celebro que aceptaban la oferta, porque cuando se dio cuenta estaba subiendo al coche.

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Infectada
FantasiHana lleva toda la noche esperando a que su compañero de universidad, Josh Mils, le envíe su parte de un trabajo muy importante, pero cuál es su sorpresa cuando lo pilla de fiesta eludiendo sus responsabilidades estudiantiles. Hana sale de casa deci...