Caí rendida a las sabanas después de un ardiente éxtasis.
-Ross... -hable susurrante-.
Maldición, el aire no llega completamente a mis pulmones.
Escuche un gruñido encima de mi pecho, levantó su rostro para que sus color de ojos se mesclaran con los míos.
-¿Qué pasa?
Pasé mi mano a mi frente sudorienta, las punzadas eran fuertes que me mareaba, más de lo que estaba.
Con algo inquietante en mi garganta traté de buscar el ánimo para preguntarle... esperen ¿algo inquietante?
-¿Tienes que irte? -dije algo melancólica-.
¿Qué mierda me pasa?
-¿Y ese tono? ¿Acaso la señorita Young está triste?
-No pensaba que iba a soltar con ese tono -mentí-.
Iba a contestarme, pero lo interrumpí.
-¿Ya puedes bajarte? Me estas aplastando, no pienses que pesas como pluma.
Dio un gruñido y se bajo de mí, separando su miembro de mi intimidad; ahogue un gemido. Se puso a mi lado y para mi sorpresa me atrajo sobre rodeándome con sus brazos.
-¿Así estas mejor, linda?
Asentí, acariciando su torso tensándolo.
-¿Me responderás?
Bufó, rodeo los ojos.
-Sí, hoy no me toca vigilancia nocturna.
Frunzo el ceño.
-Entonces... seré vigilada por unos de esos idiotas.
Sonrió.
-Tienes suerte, estarás bajo vigilancia de mi hermano.
-Así que esta semana de nuevo le toca a él.
-Digamos, que la semana anterior me toco a mí, como hace poco iniciamos nuestro trabajo aquí, nos toca el pasillo. Este, la de ustedes y unos presos que no son peligrosos y la de Oeste están bajo vigilancia de policías con más antigüedad ya que saben que pueden llegar a fugarse.
-Y... ¿Por qué tu hermano pasó por este cuarto?
-Me estaba buscando, por eso pensaste que ingreso para vigilarte.
-Entiendo... -luego se me vino algo en la cabeza y sonrío maliciosamente-.
-¿A qué se debe esa sonrisa? -me mira divertido-.
-Entonces la sema....
Un sonido agudo termino por acabar la ardiente fantasía que mi imaginación me mostraba y que mis palabras quedaran en el aire.
Ross se incorporó en mi colchón, buscando sus vestimentas.
-Tengo que irme a casa, es hora de un buen descanso.
Le sonrío pícaramente.
-¿Acaso fui muy salvaje contigo al principio?
-¿Y yo al final?
Dimos una leve carcajada.
Pero mi humor no dura mucho.
Hice un buen puchero para ganarme una mirada de cariño del rubio.
-¿Qué pasa? -acarició mi rostro, se me acelera el corazón y siento como la sangre se me acumula en las mejillas-.
¿Acaso me estoy sonrojando?
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ARRESTADA POR EL POLICÍA LYNCH
Romance"Duro contra las rejas" ☆Estado:COMPLETA ✓ ☆Segunda Temporada: Volver ADVERTENCIA: esta novela tiene contenido sexual/explícito, aviso que esta lectura está a tu derecho de leer, no acepto críticas o denuncias.