Capitulo 7

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-Necesito Pensar.

Era hora del receso, Camila y Álvaro estaban conversando, "actualizándose", como le llamó Álvaro.
-Nosotras terminamos el trabajo ayer, gracias a Dios.- Dijo Camila levantando los brazos en victoria.
-Es para el lunes y Alex no quiere terminar con el trabajo hasta que crea que está perfecto, así yo le diga que ya tenemos ganada una calificación alta. Ya estoy cansando.
-Yo me acosté, Lauren escribió, me leyó, después opinó y agregó algunas cosas. Creo que nos va a ir bien. –Dijo Camila satisfecha.
-Casi ni te he visto los últimos días. Pasaste más tiempo lejos de mí este mes que en toda tu vida.
Camila reflexionó sobre eso.
-Eso parece ser cierto. –Comentó ella sintiéndose culpable.- ¿Qué harás después de clases?
-No sé. Probablemente vaya a la biblioteca otra vez. Paso tanto tiempo ahí que ya me siento parte de los muebles.
-Deja de exagerar. Estarás libre la semana que viene de ese trabajo y todo volverá a la normalidad.
-Válgame Dios...
El chico fue interrumpido cuando el celular de Camila comenzó a sonar, su tono Bach para desconocidos. Camila frunció el ceño. Era muy raro recibir llamadas de extraños. La verdad eso nunca pasaba. Sabía que no era Lauren, ya que ahora ella tenía su propio ringtone.
-¿Hola? –Dijo ella.- Con ella hablas. ¿Sarah? Oh, sí, lo recuerdo. –sonrió.- ...¿En serio? –Frunció el ceño en frustración.- No puede ser. Mis papás están de viaje y regresan la semana que viene. ¿Está bien si yo te llamo cuando ellos regresen? –Esperó la respuesta.- Está bien. Gracias. –Respondió, finalizando la llamada.
-¿Tus papás están de viaje? –Preguntó Álvaro.
-No. Era la chica de la agencia de intercambios. –Respondió Camila guardando nuevamente su celular.- Dijo que encontró una agencia americana especializada en ciegos.
Los hombros de Álvaro cayeron. "¿Otra vez este asunto?" se preguntó él.
-¿Y por qué mentiste? –Volvió a preguntar. Un poco de esperanza de que Camila hubiera desistido de la idea que brillaba en su tono.
-No sé. –Respondió encogiéndose de hombros.
Ella sabía la respuesta, sus pensamientos volaron hacia Lauren. Pero la imagen fue ligeramente apagada cuando la voz de Keaton invadió sus oídos.
-¡Hey! –Dijo el chico saludando.
Camila se encogió en su lugar.
-Hola. –Respondió Álvaro seco.
-¿Vieron a Lauren por ahí? –Preguntó una vez más, sin por lo menos fingir interés en los dos. Camila amó y odio a la vez la situación. Él no quería saber de ella. Perfecto. ¿Pero qué quería con Lauren?
-Fue al baño. –Respondió Álvaro.
Keaton se recostó a una pileta al lado de ellos, llevando sus manos a los bolsillos.
-Qué bueno. Quiero hablar con ella.
Camila encogió sus manos en puños perfectos. Sus nudillos quedando blancos.
-Ella es bien gata, ¿no, Álvaro? –Preguntó el chico. El asunto siendo extremadamente desagradable para Camila. Ella no quería presenciar a dos adolescentes en llamas comentando los atributos de Lauren.
-Ajá. –Murmuró Álvaro en respuesta, sin querer profundizar la conversación.
Camila agradeció mentalmente por eso.
-También es muy guapa. –Volvió a comentar el chico.
Los músculos de Camila se tensaron con la profunda rabia que sentía. Sus labios comprimiéndose en una línea recta.
-Ella no es de aquí, ¿saben de dónde es?
Lauren apareció en el pasillo. Una sonrisa maliciosa atravesó el rostro de Keaton, quien se disculpó encaminándose hacia ella.
-Relájate. –Le dijo bajo Álvaro a Camila.- Pareces un perro rabioso listo para atacar. ¿Todo por causa de lo que pasó el otro día?
Camila se relajó. Respiró hondo, pero todavía no se sentía completamente tranquila. Él estaba allá, conversando con Lauren y eso la incomodaba más de lo que imaginaba.
-Estoy bien.
-¿Ella no te ayudó cuando él y los demás que te atacaron?
-Sí.
-¿Y entonces porqué está de amiga con él ahora? –Preguntó su amigo, viendo hacia donde Lauren se reía de algo que Keaton había dicho.
-Tal parece que ellos conversaron.
-¡Bastardo de mierda! –Exclamó Álvaro después de un tiempo.
-¿Qué pasó? –Preguntó Camila. Su ceño fruncido al extremo. Sabía que Álvaro los observaba.
-Él tipo quitó el cabello de su rostro. Ahora bajó la mano por su brazo y entrelazó sus dedos.
Camila frunció la nariz. La imagen no era nada agradable. No quería que nadie tocara a Lauren. Ella no sabía de dónde venía, pero un censo de propiedad se apoderaba de ella.
-¿A ella parece estar gustándole? –Preguntó la chica.
Álvaro frunció el ceño. ¿Por qué rayos a Camila le importaba si a Lauren le estaba gustando o no la compañía de Keaton?
-Puedo asegurarte que no se está quejando.
El pecho de Camila se apretó, un suspiro saliendo de sus labios. Álvaro la miró queriendo saber lo que pasaba en esa cabeza. Pero lo que pasaba eran solamente preguntas. Ella se preguntaba por qué se sentía como si acababa de ser atraída. Por qué no quería que nadie más tuviera la atención de Lauren.
"Infierno. Además de ciega ahora me estoy volviendo loca." Pensó.
[...]
Cuando la sirena tocó, Camila se apresuró para salir del salón de clases en busca del bebedero más cercano. La sed era tanta que podría beber toda el agua disponible. Una mano tocó su hombro sorprendiéndola.
-¿Lista para irte? –Preguntó Lauren.
Camila asintió y tomó su brazo, lo tomó suavemente cuando la chica tardó para moverse.
-¿Qué estás haciendo? –Preguntó Lauren.- ¿No vas a esperar a Álvaro?
-Él dijo que iría a la biblioteca. Alex y él todavía no terminan el trabajo. –Respondió la chica.
Ellas siguieron todo el camino en silencio. Camila en silencio porque aún estaba incomoda con la interacción de Lauren y Keaton esa mañana, y Lauren en silencio porque Camila le parecía bastante centrada y pensativa.
-¿Escuchaste la respuesta de Keaton en la clase de química? –Preguntó Camila. Quería saber sobre el chico, lo que Lauren pensaba de él, y no pensó en una forma sutil de hacerlo.- Tan burro que hasta duele.
Lauren rio.
-Pobrecito. –Murmuró Lauren.
-¿Pobrecito? –Preguntó Camila, alzando la mirada hacia Lauren en cuestionamiento.
-Sí. –Respondió la morena.- Está intentando mejorar.
Camila agachó la cabeza. Repasó algunas preguntas sutiles ahí.
-¿Crees que él es buena gente? –Preguntó la menor después de un breve tiempo en silencio.
-Como ya te dije antes, creo que él puede ser una mejor persona cuando no está con sus amigos. –Respondió Lauren, su tono de voz relajado.- Incluso hasta me invitó a una fiesta.
Camila volvió a ver a Lauren. Le pidió a los celos poder tener una vislumbre de las facciones de la chica, tal vez así sabría lo que pasaba en su cabeza. ¿Qué podía esperar de Keaton, Lauren y una fiesta? No parecía una buena combinación.
-¿Qué fiesta? –Preguntó. La sutiliza desvaneciéndose de su voz.
-Una fiesta que hará un amigo de él. Aparentemente va a entrar a nuestro salón y quiere conocernos antes. –Explicó Lauren.- Todo el salón irá.
-Vaya, qué divertido. –Comentó sarcásticamente.
-Me dijo que fuera la DJ.
-¿Por qué? –Preguntó la menor. Su tono de voz demostrando que realmente no sabía por qué Lauren estaba tan íntima con Keaton.
-Me gusta Keaton, Camz. ¿Por qué a ti no?
Camila alejó el brazo de Lauren. Ella no quería que Lauren sintiera el estremecimiento que pasó por su cuerpo con la confusión que sentía.
Lauren tomó su brazo de vuelta, pero no le peguntó por qué lo hizo.
-Debe ser porque apoyó un atentado contra mí. –Respondió Camila irónicamente.
-Ya te dije que esa fase terminó. Él ni siquiera quiera andar más con los otros chicos. Hace tiempo que no los veo juntos. –Argumentó Lauren.
-Qué bueno que estás haciendo nuevos amigos. –Murmuró Camila, la ironía aún presente en su voz.
Lauren lo ignoró.
-¿Irás a la fiesta?
-No lo sé. El último lugar en el que quiero estar es en una fiesta llena de gente de nuestro salón. Y si el amigo de Keaton es como los otros, prefiero mantenerme muy lejos.
-Las personas son diferentes fuera de la escuela, Camz. –Dijo Lauren intentando calmar a Camila, chocando su cadera con la de ella.
Cuando llegaron, Sinu les alistó el almuerzo. Era una más de esas ocasiones en las que su mamá contaba historias trágicas de su infancia que eran chistosas para todos menos para ella misma.
-Y luego estuvo la época en la que ella lloró por tres días...
-Por el amor de Dios, no cuentes eso.- Dijo Camila, interrumpiendo a su madre.
-¿Por qué? –Dijo Lauren mirando a Camila, la incomodidad obvia en el rostro de la chica.- Quiero saber esa. –Completó la mayor dándole un pequeño golpe en el hombro mientras terminaba su plato.
-Ella lloró por tres día, todas las noches porque...
-Porque había llegado un circo a la ciudad. –Comenzó ella, interrumpiendo de nuevo a su madre.- Yo tenía nueve años, los niños comentaban sin parar sobre eso. Contaban lo que los trapecistas y payasos hacían. Yo quería ver esas cosas...pero no podía. –Dijo, la tristeza palpable.- Ver a un niño llorar por no poder ver debe ser divertido, cuando ese niño no eres tú. –Terminó dirigiendo la mirada hacia su mamá.
Camila limpió sus labios y se levantó bruscamente en dirección a su habitación. Lauren se levantó y le asintió a Sinu quien le asintió de vuelta permitiéndole dejar la mesa.
Lauren estaba triste. Dios, esa historia era triste. Nunca había escuchado a Camila reclamar por ser ciega y realmente nunca se detuvo a pensar cómo había sido su infancia, poder entender por qué ella era diferente de los otros niños, escucharlos hablando de juguetes coloridos y dibujos cuando ella solamente tenía imágenes y colores narrados.
Lauren entró a la habitación. Camila estaba sentada en la silla viendo hacia la nada, las piernas juntas, sus manos sobre ellas. Por primera vez Lauren vio una Camila que aparentaba ser realmente ciega. Ella analizó la mirada perdida, los sueños a su alrededor ser ignorados o tan solo parecía que Camila no quería fingir interés en ellos. Una Camila ajena hasta de su presencia. No le gustaba esa Camila. Esa chica de mirada perdida parecía menos viva, menos curiosa, más sufrida, más torturada por sus limitaciones.
-¿Vas a decir algo o te vas a quedar viéndome? –Preguntó Camila aún sin direccionarle la mirada.
-Disculpa, eso no fue gracioso. –Dijo Lauren yéndose a sentar en la cama.
Camila suspiró.
-No es tu culpa. Mi mamá parece no conocer los límites. –Respondió, su mirada aún distante.
-¿Sabes? Estaba pensando...-Lauren midió las palabras.- Es la primera vez que te veo actuar, no sé, como ciega.
Camila frunció el ceño y le direccionó una mirada hábil.
-Creí que apalpar todo, usar una máquina de braille y necesitar de un bastón era actuar como ciega, porque hago eso todo el tiempo. –Comentó, su frente aún fruncida.
Lauren rio.
-No. Quiero decir. Como ahora, me estás direccionando la mirada, siento como si pudieras verme. No sé explicarlo. –Respondió frustrada por no saber ser más clara.
Camila agachó la cabeza y acarició su sien. Su mamá acababa con sus nervios. Ella escuchó cuando un tono de celular sonó en la habitación. Volvió a ver hacia Lauren nuevamente.
-Hola Álvaro. –Atendió Lauren.- Sí... -Tomó una pausa esperando la respuesta desde el otro lado de la línea y después se levantó acercándose a Camila.- Álvaro quiere hablar contigo. –Dijo poniendo el celular en la mano de la chica.
-Hola All. –Camila escuchó por algunos segundos y apalpó sus bolsillos.- Disculpa, mi celular debe estar en mi mochila. –Esperó.- Estoy en la casa, Lauren va a pasar la tarde conmigo. –Pausa.- ¿No ibas a quedarte en la biblioteca a terminar el trabajo con Alex? Disculpa All...-Fue interrumpida por el tono de la llamada.- ¿Álvaro? ¿Álvaro? –Resopló antes de regresarle el celular a Lauren quien se sentó sobre el escritorio.
-¿Qué pasó?
-Álvaro se molestó porque no lo esperamos a la salida.
-¿Pero él no se iba a quedar en la biblioteca?
-Fue lo que él me dijo. –Respondió Camila resoplando una vez más.
-
Camila pasó el resto de la tarde estresada. Lauren intentó calmarla con música, pero falló. Después intentó continuar con el libro, pero Camila argumentó que no quería arruinar Alaska con su mal humor.
La chica solamente se relajó cuando Lauren dejó de ofrecerle distracciones y le dio su regazo. Camila se durmió ahí mientras la otra acariciaba su cabello. Entonces la mayor percibió que la chica no quería distraerse, solamente quería silencio y cariño.
Lauren observó sus parpados cerrados, su respiración tranquila, su boca tentadora entreabierta, su rostro rosado. Su corazón se disparó de repente, una confusión extraña la tomó, unas ganas súbitas de irse.
La morena suspiró y acarició la frente de Camila con su pulgar. Ella era tan hermosa. Dormida, inconsciente, tan vulnerable. Lauren besó suavemente el mismo lugar y después se levantó lentamente. Alistó sus cosas mientras intentaba entender qué era ese torbellino de cosas que pasaban dentro de ella.
-Tengo que irme, Camz. –Susurró arrodillándose frente a la cama, retirando el cabello del rostro adormecido de Camila.- Estoy tan confundida, necesito pensar. –Completó dándole otro beso, marchándose.
[...]
Camila y Lauren se sentaron en las gradas de la salida después que la sirena del final del período sonó. Álvaro estaba molesto y no le había dirigido la palabra desde que llegó a la escuela.
Lauren vio a un Álvaro serio bajar las escaleras e ignorarlas. La chica negó despreciando el tamaño de la infantilidad del chico.
-Vámonos, Camz. –Dijo ella tomando los brazos de Camila.
-¿Sin Álvaro? ¿Estás loca? Él ya está lo bastante molesto conmigo.
Lauren frunció los labios.
-Él acaba de pasar por aquí, y fingió no habernos visto.
La cara de Camila mostraba tristeza.
-¿En serio?
Lauren asintió y murmuró en afirmación.
-Entonces vámonos.
Lauren llevó la mochila a su espalda y apoyó la mano de Camila en su brazo. Caminaron en dirección a la salida, pero Camila se detuvo cuando alguien la llamó. Una voz risueña y burlista que hizo sus pies detenerse haciéndola molestarse aún más.
-¿Conseguiste una nueva bengala? –Preguntó Wesley, mientras Dereck se reía a su lado como si hubiese acabado de contar el mejor chiste del mundo.
Camila quitó su brazo del de Lauren y se volvió en dirección a la voz. Su rostro serio y desafiante.
-Continua. –Influenció ella.
-Déjalos Camila. Vámonos. –Advirtió Lauren.
-¿Cómo se llaman los perros guías hembras? –Le preguntó Wesley a su amigo.
El chico rio aún más. Las manos de Camila se cerraron en un puño.
-Creo que podemos decirle "perrita" –Respondió Dereck.
Lauren gruñó al lado de Camila. La menor se dio media vuelta dispuesta a no ceder a las provocaciones. Lauren tomó su brazo y comenzó a alejarla de ellos.
-Pero qué linda perrita, ¿no? –Continuó Wesley siguiéndolas, pero manteniendo una distancia.
El puño de Lauren se presionó alrededor del brazo de la chica.
Wesley hizo sonidos con la boca y chasqueó los dedos varias veces detrás de ellas.
-Ven Lauren, ven. –Llamó, como si llamara a un perro.- Sé buena chica y ven a darle la pata a alguien que sabrá en donde ponerlas. –Dijo maliciosamente.
Los pies de Lauren se clavaron en el suelo. Dejó de caminar tan repentinamente que Camila no tuvo tiempo de asimilar el movimiento y fue balanceada hacia atrás. La uña de Lauren molestando a Camila. La chica estaba nerviosa, y si el ruido fuera menos, las personas podrían escucharla gruñir.
Camila recordó lo que Lauren le dijo el día del eclipse. Ella tenía reacciones de enojo. Ella le quebró la nariz a un alumno. Que ella ahora estaba más tranquila y que tal vez había sido gracias a Camila.
Lauren agachó la cabeza y tragó seco. Las provocaciones aun siendo pronunciadas detrás de ella. Estaba a punto de explotar cuando sintió la mano libre de Camila pasear por la mano que la sujetaba. Ella las miró juntas, percibió que estaba lastimando a la chica. Pero no era por eso que Camila la acariciaba, ella lo hacía para calmarla.
-Vamos, ellos no valen una suspensión. Mucho menos una transferencia.
Lauren respiró hondo.
-Ellos no valen la pena como para correr el riesgo de perderte. –Continuó Camila en silencio.
Lauren abrió los ojos y la miró. La mirada cortándola.
-¿Escuchaste eso? –Preguntó Dereck detrás de ellas.
-Sí. –Respondió Wesley.- Lesbianas asquerosas.
Camila le sacó el dedo del medio y siguió, llevando a Lauren con ella.
-Parece que la noviecita la está dejando valiente. –Dijo Wesley.
Camila escuchó la risa burlista de Dereck antes de que Lauren tomara la dirección y la dirigiera hacia la izquierda del portón de salida.
El camino fue apresurado y en silencio. No tenían mucho de qué hablar sobre eso, o tal vez el hecho de eso haberles dado mucho para pensar las haya hecho estar tan calladas.
-Disculpa por eso. –Dijo Camila. Su cabeza baja, avergonzada, los hombros caídos.
Lauren suspiró y se detuvo.
-Tú no hiciste nada malo. ¿Por qué te estás disculpando? –Preguntó Lauren calmadamente.
-Ellos te están molestando porque andas conmigo.
-Soy yo quien tiene que disculparse. –Dijo Lauren tomando el brazo de Camila, acariciando levemente algunos puntos rojos que marcó su uña.- Te lastimé.
Camila tocó el brazo también, pero de una manera más brusca, para ver si sentía algo.
-Está bien. No me duele.
Lauren llevó el brazo de la chica a sus labios y acarició levemente antes de besar cada pequeña marca.
La morena levantó la mirada y encontró los ojos de Camila. La chica parecía confundida, como si mil pensamientos tuvieron que haber sido procesados cuando la tocó.
Lauren sonrió leve y acarició su mejilla. "A mí me pasa lo mismo, Camila." Pensó.
-Te prometo que no va volver a pasar. –Dijo bajo antes de retomar el camino.  

In Your Eyes - CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora