Capitulo 6

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-Hacemos Una Hermosa Pareja.

Lauren dejó de leer cuando llegó a "Sesenta y siete días antes". Los capítulos nombrados como una cuenta regresiva que Camila no sabía para qué. Imaginaba que podía ser para un beso o tal vez para el día que Miles dormiría con Alaska. Ella esperaría para descubrirlo.
-¿Es normal enamorarse de un personaje? –Preguntó Camila, mientras Lauren cerraba el libro y se levantaba. Lauren rio.
-¿Nunca te has enamorado de un personaje antes?
-No. No sé. Mi mamá me leía cuando era niña, pero nunca me enamoré de un príncipe o de los enanos de Blanca Nieves.- Respondió Camila encogiéndose de hombros. Lauren carcajeó. El sonido tan audible haciendo eco en la habitación.
-¿Entonces te estás enamorando de Miles? –Preguntó Lauren, poniendo sus cosas en la mochila.
-No. Él se parece mucho a mí, creo. Sería pretensioso enamorarme de él. Sería como amarme a mí misma.- respondió Camila, Lauren pensó sobre lo que la menor acababa de decir, después regresó a los recuerdos del libro leído ya varias veces.
Un suspiro huyó entre sus labios.
-No te enamores de Alaska. –Dijo como si la estuviera advirtiendo.
Camila frunció el ceño, pero después su rostro se suavizó y sus cejas subieron en cuestionamiento. No sabía si Lauren la estaba mirando, pero si lo estuviera, sabría sin palabras, que Camila estaba preguntando el porqué.
-No hagas esa cara. Solamente sigue mi consejo y no te enamores de ella. –Lauren se encogió de hombros y se levantó.- Enamórate de Miles, del Coronel. Cualquiera, menos de ella.
-Hmm...¿por qué? –Camila hizo un gesto de burla.- ¿Estás celosa, Lauren?
El rostro de la mayor se transformó en un gesto de reprobación. Ella no quería contarle a Camila el por qué, pero no eran celos lo que cintilaba en su cuerpo.
-Sí, Camz. –Dijo poniéndose la mochila.- Estoy muriendo de celos. –Mintió.- No me gusta imaginar otra chica sexy de ojos verdes en tu vida. –Eso era verdad.
Camila sonrió. El ego inflándose.
-Señorita Lauren.- Dijo levantándose, pues sabía que ella estaba alistándose para irse.- Usted es completamente prepotente.
Una sonrisa surgió en los labios de Lauren.
-Vámonos ya Camila. O no tendré tiempo con mi papá y luego no podré salir para ver el eclipse.- Dijo, susurrando la última parte.
Camila la acompañó hasta el portón. Lauren le contó algunos chistes antes de irse. Le dijo que la llamaría apenas llegara, no quería que Camila se quedara sola en la calle esperándola. No a esa hora.
[...]
Camila verificó la hora en el celular por vigésima vez en la última media hora. Era la una de la madrugada. Escuchó la voz mecanizada tantas veces que la estaba enojando e irritando. Mantuvo el cuerpo en la vertical de la cama, no era muy cómodo, pero era una posición fácil para acostarse rápido –En caso de que su mamá fuera a verla durante la noche- y en ella podría quedar ligeramente de pie para encontrarse con Lauren.
Ella sabía cómo funcionaba un eclipse. Ya había estudiado eso, pero nunca se interesó lo bastante. Su opinión podía cambiar durante el recorrer de la noche.
Su celular vibró en su pecho asustándola. Sabía que era Lauren.
-Hola. –Susurró atendiendo.
-Estoy aquí afuera, Camz.- Informó Lauren un poco agitada.
-Ya salgo. – Susurró Camila nuevamente.- Pareces cansada. – Notó mientras se ponía sus converse.
-Vine en bicicleta, tenía prisa. – Un breve silencio del otro lado de la línea.- No podía esperar para verte.
Camila sonrió.
Su pecho hinchándose con la confesión de Lauren. Ella sentía lo mismo, pero no lo diría.
-Sé que tengo mis encantos, pero pasaste toda la tarde conmigo. Deja de ser necesitada. – Dijo Camila, la voz cada vez más baja en un tono de burlo.
Lauren rio alto del otro lado de la línea.
-Apúrate Camila. –Dijo antes de cortar.
Camila introdujo su celular en uno de los bolsillos del short que llevaba, se curvó hacia la mesa de cabecera, tomó su bastón, luego el abrigo que había dejado a los pies de la cama.
Sus pies no hicieron ningún ruido al salir. Agradeció cuando los engranajes de la puerta corrediza no crujieron. Lauren la vio salir. Tan linda como lo recordaba. El antebrazo derecho levantado para evitar tropezarse en algo, el bastón doblado en la otra mano. Su cabello levemente ondulado en las puntas siendo balanceados por la leve brisa de la madrugada, sus piernas a la vista. Adoraba saber que podía verla como quisiera y Camila no la descubriría.
-Siento como me has estado viendo desde que salí por la puerta. – Dijo Camila mientras cerraba el portón-
El rostro de Lauren se ruborizó de la vergüenza. "Bueno, aparentemente ella puede descubrirte", gritó su subconsciente.
-Ven. – Llamó Lauren, montada en la bicicleta.- Hay un apoyo para los pies aquí atrás y sujetas mis hombros.- Continuó, ahora tomando la mano de Camila, guiándola detrás de ella.- Te prometo que no viraré bruscamente ni pasaré por algún obstáculo que pueda sorprenderte.
Camila asintió.
Lauren la ayudó a posicionarse en los pedales de apoyo y Camila colocó las manos en sus hombros. Lauren cautelosamente comenzó a pedalear, subiendo la calle en dirección a la plaza.
Camila sentía la brisa helada de la madrugada en su rostro, el perfume floral del champú de Lauren elevándose con el viento y entrando en su nariz. Ella pensó que si soltaba los brazos al viento, tal vez iba a sentir como si estuviera volando. Pero hizo lo contrario. Se agachó más y abrazó el cuello de Lauren. A la chica le gustó el acto, pero quiso saber el motivo.
-¿Estás bien? – Preguntó Lauren sin quitar la mirada de la calle.
-Lo estoy. ¿Tú no? – Susurró Camila en su oído, sus labios rozándose levemente ahí.
Lauren pensó que podría enloquecer solamente con ese pequeño contacto.
-Nunca estuve mejor. – Respondió, acogiéndose al abrazo.
Cuando llegaron Lauren la guio para sentarse en el lugar más alto de la plaza. Subieron una pequeña ladera a pie y Lauren suspiró con la vista. El cielo estrellado con las luces de la parte baja de la ciudad.
Ellas se sentaron en el pasto, Camila sintió sus muslos picar con la fricción, se arrepintió instantáneamente por no haberse puesto un pantalón. Dirigió su mirada en dirección al viento, imaginando tan solo un horizonte vacío. No sabía qué esperar, su cerebro todavía no sabía procesar la idea de cómo era un eclipse.
Escuchó a Lauren suspirar una vez más.
-¿Ya empezó? –Preguntó.
-No, creo que va a demorar un poquito más. –Respondió, la voz suave siendo llevada por el viento.
-Hmm...¿y qué haremos en este medio tiempo? –Preguntó Camila.
-No lo sé, Camz. ¿Qué quieres hacer?
-No sé. ¿Puedo hacerte preguntas? –Preguntó la menor, cambiando la dirección de su mirada hacia Lauren.
La morena dudó antes de volver a hablar.
-¿Qué quieres saber? –Preguntó.
-No sé mucho sobre ti. Dime más, no sé, cuéntame alguna historia. Me gustan las historias.- Dijo mandándole una mirada interesada.
-Déjame ver...-Lauren pensó en algo interesante sobre ella que pudiera contar, pero nada surgía en su cabeza. La cosa más interesante que le había pasado en los últimos tiempos...fue Camila.
-¿Cómo viniste a parar aquí? –Preguntó la más pequeña, interrumpiendo sus pensamientos.
-Oh. Es una historia aburrida.
-Solamente cuenta Lauren. –Exigió Camila.
-Mi papá tenía una propuesta de trabajo aquí, no sabía si iba a aceptar, pero fue obligado.
-Eso de verdad parece aburrido.
-Él ama el empleo. Pasa mucho tiempo en él. –Dijo con un tono de pesar.- Pero yo fui transferida a tu colegio, así que él casi que no tuvo tiempo para pensar sobre el asunto.
-¿Por qué te transfirieron? –Preguntó nuevamente. Temía que su curiosidad estuviera devorando a Lauren.
-Amm...Bueno, le quebré la nariz a un alumno de la otra escuela. –Respondió lentamente.
Camila fue sorprendida, su boca formando una perfecta "O" por el asombro.
-No te creo.
-Créeme. Tuve problemas con la rabia en el pasado. Bueno... Parece que he sido muy tranquila desde que te conocí. –Confesó Lauren mirando a Camila, para ver su reacción.
-¿Eso es bueno? –Preguntó.- Porque yo no intentaría interrumpir, en caso de que quieras darle un golpe en la cara a Keaton y su banda.
Lauren carcajeó.
-Yo conversé con Keaton. Él no va a incomodarte más y se disculpó. Parece un buen chico cuando no está acompañado de los demás.
Camila frunció la nariz hacia la información. Su mano subiendo instintivamente hacia el labio que había lastimado en lo que parecía ser algunos siglos atrás, pero solamente habían pasado algunas semanas.
-Él se disculpó con la persona equivocada, ¿no? –Comentó Camila contraída.
Lauren concordó con un "Ajam" pero no argumentó.
El silencio se instaló en el lugar. Lauren abrazó sus rodillas contra su pecho, volviendo a admirar el paisaje.
-Háblame sobre tu mamá. – Se pronunció Camila cortando la inquietud.
Lauren frunció las cejas. Un dolor agudo surgió en su pecho. Sus ojos ardieron como si hubieran sido perforados. Ella nunca hablaba sobre su mamá. Era un asunto muy doloroso.
-Dijiste que falleció. Disculpa si esto te incomoda, si no quieres hablar está bien. Pero soy muy curiosa. – Dijo Camila encogiéndose de hombros. Ella quería poder conocer cada parte de Lauren, y la mejor forma de hacer eso era preguntando.- Y puedo decirte que soy muy persuasiva a veces.
Lauren sonrió, el estremecimiento y la angustia de poco tiempo atrás siendo olvidado. Ella tuvo unas ganas súbitas de contarle todo sobre su vida a Camila. Cerró los ojos. Intentó recordar lo más nítido de su mamá. Su pecho volvió a apretarse, pero alejó el sentimiento.
-Mi mamá...-comenzó ella.- Es una larga historia, Camila.
La menor palmeó el bolso detrás de su chaqueta, sacó su celular y presionó la tecla lateral por algunos segundos. Una voz femenina y mecanizada sonó.
-Una hora y once minutos. – dijo la voz pausadamente.
Camila sonrió.
-Parece que tenemos tiempo. –Dijo volviendo a guardar el celular.
Lauren suspiró nuevamente, miró el semblante relajado de Camila. La chica la miraba como si su alma estuviera desnuda, interesada en cada parte de ella. Nunca nadie la verá de esa forma.
-Mi mamá murió hace dos años. –Susurró Lauren acostándose en el pasto.
-¿Cómo era ella? –Preguntó Camila arrastrándose cerca de la voz de Lauren.
-Bueno...Un poco distante, creo. Yo vivía con mi papá y mi hermano, no la veía mucho.
-Y...-Influenció Camila.
-Y ella murió en un accidente automovilístico.
Camila se quedó en silencio. Estaba muy curiosa sobre la historia, pero prefirió quedarse ahí, sentada, viendo a Lauren, pero sin ver nada. Si Lauren quisiera contarle la historia, entonces lo haría. Pero si no, se quedaría en silencio también.
-Fue horrible. –Susurró Lauren. El dolor palpable en su voz.- Ella estaba en la pista de la derecha, no iba rápido, tan solo haciendo un adelantamiento. – Pasó y cerró los ojos. La saliva deslizándose por su garganta con dificultad, bajando como una bola de tenis.- El camión que estaba del lado de ella avanzó hacia la pista de la derecha también. No dio tiempo de frenar. No dio tiempo de nada. El carro fue impulsado contra el muro de protección... Todo fue muy rápido. En cuestión de segundos el auto estaba irreconocible, el frente destruido, aplastado por el camión y el muro. – Suspiró.
Camila gimió. Sus cabellos erizándose con el dolor que Lauren exhalaba con esa historia. Perder a la mamá bruscamente, la vida siendo arrancada de una forma tan abrupta. No podía imaginarlo, el dolor que eso causaba. No sabía si podía estar peor.
-Yo quedé cubierta de sangre. – Susurró Lauren.- Que no me pertenecía.
Un sollozo de dolor se escapó de Camila. El horror estampado en su rostro. Eso estuvo peor.
-Dios, Lauren – Dijo en un gemido.- Tú estabas ahí. – Afirmó.
-Yo estaba en el asiento trasero. Estaba molesta y no quise sentarme adelante. Debí haberlo hecho, dolería menos haber muerto junto a ella.
Lauren cubrió los ojos con el antebrazo derecho, como en un intento de detener los flashbacks de ese día.
-Después vinieron las sirenas, una explosión, un ruido de una sierra cortando tan cerca de mi oído, pero a la vez tan distante. – Lauren mordió sus labios.- Me quedé despierta todo el tiempo. No sentía dolor, era como si estuviera anestesiada. No podía llorar, por más ganas que tuviera. No podía hablar, aunque mis pulmones imploraban por un grito desesperado.
Una lágrima bajó por los ojos de Camila. No le gustaba la idea de imaginar a Lauren sufriendo, en shock, culpada por no haber muerto junto a su madre, cubierta con su sangre. Cielos, eso parecía una película de terror. No quería que ella sufriera nunca más.
Sus manos apalparon el pasto hasta encontrar el brazo izquierdo de la chica. Su mano recorrió hasta su cara cubierta por el otro brazo. Ella no sintió lágrimas en el rostro de Lauren. Deslizó un dedo por su boca. Camila sintió la respiración en su pulgar. Se curvó y acarició la mejilla con sus labios. El cariño tranquilizando a Lauren.
-Lo siento mucho. – Susurró la menor contra su piel.
Lauren tomó la mano de la morena que estaba en su rostro y la acarició. Quitó el antebrazo de los ojos para poder verla mejor.
-Gracias. – Susurró de vuelta.
-Yo no hice nada. – Murmuró, volviendo a levantarse.
-No. –Descordó.- Hiciste todo.
Lauren volvió a sentarse también.
-Yo me alejé de todo el mundo, nunca hablé sobre esto... Esta es la primera vez. Cuando te vi, sentada, ajena al mundo... Era como si no vieras nada, pero lo comprendieras todo. –Suspiró.- Quería ser como tú.
-Tenías razón en algo. –Se pronunció Camila, el tono de voz volviendo a relajarse.- Yo no veía nada. – Completó, sacudiendo sus manos frente a sus ojos.
Lauren sonrió, pero una sonrisa débil, que no llegó a sus ojos.
-Después vinieron las rabietas. Durante el primer año estaba perturbada, descontrolada. Rompí mi puño dos veces por golpear paredes cuando me enojaba.
Camila no quería hablar más sobre eso. Ya había sido bastante doloroso para solo un día, toda aquella historia. Pero Lauren parecía necesitar desahogarse, así que ella la escuchó.
-Mi mamá nunca estuvo muy presente antes de morir, mi papá siempre estaba trabajando y Chris estaba demasiado ocupado para siquiera notarme. Yo pasaba la mayor parte del tiempo sola, escuchando música y pensando. – Lauren se detuvo, vio el rostro de Camila.- ¿Sabes? Hubo un tiempo en el que reflexioné sobre la muerte. Ella me parecía una poesía en la que intentabas dejar tus ideas vivas incluso después del punto final. – Suspiró.- Pero cuando tenía rabia...ella solo me parecía una rápida escapatoria del sufrimiento.
El rostro de Camila demostró su tristeza con la comprensión. El miedo tomándola.
-Lauren. Tú... Tú intentaste... -El resto de la frase presa en su garganta.
-No. – La interrumpió Lauren.- Pero lo pensé.
Ella fue sorprendida por un fuerte abrazo, sus brazos rodeando a Camila cautelosamente, devolviéndole el afecto.
-Por favor. Te lo imploro, Lauren. Nunca más pienses en una cosa de esas. –Suplicó la morena, su rostro enterrado en el cabello de la mayor, el desespero claro en el tono de su voz.
Lauren la acercó aún más.
-Nunca pensaría en dejarte, Camila.
Lauren miró al cielo mientras Camila se apartaba de ella. La luna comenzaba a ser cubierta por la oscuridad.
-Ahora reclama un poco de tu mamá para quedar en paz. – Dijo Lauren, su tono desacelerándose.
-Bueno, mi mamá...Ella me trata como si fuera una niña pequeña y eso me sofoca, ¿sabes? –Reclamó Camila sin querer comparar su día a día con lo que Lauren pasó. Era incomparable.
Lauren asintió, pero no sabía decir cuál era esa sensación. Nunca había sido asfixiada con amor.
El terreno de juegos y el ruido de los grillos invadieron el lugar mientras Lauren veía el cielo y Camila miraba el horizonte.
-Ya empezó...Es lindo.
-¿Cuál es la gracia de un eclipse? –Preguntó Camila, después de un tiempo en silencio.
-Ah. –Comenzó Lauren, encogiéndose de hombros. El asunto anterior siendo olvidado.- Ver la luna desapareciendo del cielo.
-¿Cómo que desapareciendo?
-La luna desaparece del cielo...Quiero decir, deja de ser iluminada.
-O sea...
-Quieres ver...¿Sabes cuando estás tomando el sol, y luego sientes calor de un lado de tu rostro? –Preguntó Lauren tocando el rostro de Camila.- Entonces, ese mismo lado de tu rostro está siendo iluminado por el sol.
-¿Pero qué tiene que ver con un eclipse?
Lauren bufó frustrada. Generalmente ella encontraba una forma fácil de explicar cualquier cosa. Una idea le vino a la cabeza. Lauren escogió tres piedras lisas de diferentes tamaños, las colocó entre ella y Camila. En la oscuridad ella podía ver la silueta y los trazos de la chica perfectamente. Cuando el silencio las devoró, Lauren volvió la atención a las piedras y las alineó en orden ascendente, después alejó la del medio un poco hacia la izquierda sacándola de la fila.
-Sigo aquí. – Anunció, garantizando que el silencio no hiciera a Camila creer que la había dejado sola.
-Lo sé. Puedo sentirte, ¿recuerdas? –Susurró la menor.
Los labios de Lauren se curvaron en una pequeña sonrisa satisfecha. Buscó la mano de Camila que se asustó con el contacto inesperado.
-Tranquila. Dame tu mano.
Camila sintió la palma suave sobre su mano, el pulgar acarició la unión de sus dedos suavemente. Sintió su rostro quemar y sabía que los grandes ojos verdes de Lauren estaban clavados en ella.
-Mira. –Lauren llevó la mano de Camila más hacia adelante. Hesitando, Camila se dejó llevar. Lauren rozó los dedos de la chica en las piedras, para que ella pudiera sentir la diferencia de tamaños.
-Este aquí es el sol, esta es la Tierra y esta es la luna. –Dijo influenciando a Camila acariciar cada piedra separadamente.
Camila imaginó una bola de fuego fulminante. Otra azulada con la superficie cubierta de agua, y una linda y brillante bola de luz blanca, pues así fue como sus papás le describieron los tres un día.
-El sol ilumina la Tierra, ilumina la luna, así como ilumina tu rostro. – Lauren continuó explicando.- el eclipse pasa cuando los tres quedan perfectamente alineados. –Dijo. Pero Camila ya sabía esa parte, solamente no quiso interrumpir.- Y como la luna depende del sol para brillar...Voy a intentar decirlo de una forma literaria y romántica. – Se pausó y eligió las palabras.- La luna es como un amante que no vive sin su compañero. Cuando nosotros, la Tierra, estamos aquí, alineados entre ellos. – Explicaba, pasando los dedos de Camila por cada una de las piedras.- Impedimos que el sol ilumine la luna, el cielo queda sin gracia y vacío por un tiempo. Nosotros vemos la luna ser poseída por la oscuridad y minutos después tenemos el privilegio de verla besar al sol nuevamente.
Camila rio de la explicación de Lauren. Era muy bonita, pero de muy mal gusto también.
-Entonces, Shakespeare...-Comenzó ella.- ¿El beso significa que salimos del alineamiento y la luna vuelve a reflejar la luz del sol?
-Sí, más o menos eso. –Respondió, riendo de la pregunta.
-No creo que la luna sea como un "amante que no puede vivir sin su compañero". – Comentó encogiéndose de hombros y tomando la mano para sí misma de mala gana.- Creo que ella es una sanguijuela. No es completamente inútil. Está en órbita, cambiando nuestros mares, ayudándonos a localizarnos. Pero sin el sol ella no sería tan hermosa como ustedes dicen. Yo la compararía con un siervo. Solamente.
-Entonces yo hago la bonita teoría para los románticos y tú haces la teoría grosera para los realistas. – Dijo Lauren viendo el cielo, la luna volviendo a aparecer.- Hacemos una hermosa pareja.
Camila quedó sin reacción, y una pequeña sonrisa vergonzosa surgió en sus labios. Ella agachó la cabeza para que Lauren no tuviera ninguna vislumbre de ese comportamiento. Pensar en ellas como una pareja... Ellas claramente nunca serían una. Las parejas son hechas por hembras y machos, mujeres y hombres. El encaje perfecto. Pero era irónico que Camila creyera que se encajaba perfectamente en Lauren. Cada pieza de ella encontrándose con la de la chica como si fueran piezas de lego. No, nunca serian una pareja. Pero un par sonaba completamente atractivo.
Cuando el eclipse acabó Lauren llevó a Camila a su casa. Esa vez Camila se atrevió a soltar un brazo dejándolo al viento. El celular de Lauren llevaba música baja por todo el camino. Partes de "You & I" y "Little Things" fueron murmuradas mientras llegaban. Lauren absorbiendo cada letra como si la segunda canción hubiese sido hecha para ella, hubiese sido hecha para describir lo que ella sentía.
Camila bajó y le dio un abrazo y un beso a Lauren, despidiéndose.
-Camz. –Llamó Lauren.
-Sí. –respondió Camila cuando estaba abriendo el portón.
-Olvidé mi chaqueta en la silla del computador. ¿Me la llevas mañana a la escuela?
Camila asintió.
-Claro.
-Chao, Camz. –Dijo Lauren posicionándose para partir.
-Chao, Laur. – Respondió la menor, volviéndose y caminando en dirección a la baranda.
Quitó sus zapatos antes de entrar, no sabía si estaban sucios y no quería dejar ningún rastro por la casa. Agradeció una vez más que la puerta tuviera aceite lubricante y caminó en silencio hacia su habitación.
Procesó toda la historia de Lauren en su cabeza mientras se desvestía, trancó la puerta de la habitación y socó su cabello en un moño alto. Acarició la silla en busca de la chaqueta de Lauren. La encontró en el respaldar, abierta entre el apoyo. La tomó y la olió, el delicioso y delicado olor de Lauren en ella. Sentía como si la chica estuviera ahí con ella, en el silencio de su habitación, viéndola desvestida. Ella ya había dicho que encontraba el cuerpo de Camila hermoso, así que imaginó que Lauren la estaría admirando.
Se puso la chaqueta y se acostó en su cama. Acarició el cuello de la misma con su nariz, pensando que podía ser el cuello suave de la chica. Imaginó lo suave que sería su piel sobre su boca, sobre su lengua, su sabor. Quería besarla intensamente, morderle los labios. Bajó la mano por su pecho desnudo chocando contra sus pezones erectos, pasó por su abdomen liso y encontró su parte más escondida. Ella se tocó. Los dedos paseándose por sus pliegues, haciéndola gemir. Imaginó el cuerpo de Lauren sobre el suyo, cubriéndola, calentándola e impregnándola con su olor como lo hacía la chaqueta. Su dedo índice se concentró en su clítoris formando pequeños círculos. Cielos, cómo deseaba ella eso. Sus movimientos se volvieron frenéticos y ríspidos. Su sexo humedeciéndose cada vez más. Un frío pasó por su espina, amontonándose en el fondo de su estómago, su mandíbula se cerró y todo su cuerpo se tensó para luego ser relajado en espasmos así que ella sintió la libertad en sus dedos. El orgasmo la entorpeció.
Lauren la enloquecía. De eso estaba segura.
Un último suspiro que pudo fácilmente ser confundido con un gemido, tomó la habitación antes de que el cuerpo relajado de la chica quedara en un sueño profundo.  

In Your Eyes - CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora