Final

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Hola ^^

Voy a poner aquí lo que enviaré al concurso, que por bases tiene un límite de 6000 palabras (yo tenía unas 6700), así que me he cargado dos capítulos de los cortitos. Aparte de eso, tiene bastantes correcciones. No quería sustituir lo que tenía escrito, así que aquí queda la final.

En el primer comentario os dejo el link a la página del concurso donde tengo la historia. Por favor pasaos y votad ^^



CAPÍTULO 1

Bienvenido a Green Valley.

Conforme dejaba atrás el cartel a la entrada de su pueblo, la niebla de la colina empezó a envolver a Esmael en su húmedo abrazo.

A pesar de no ver más de cien metros por delante de él, había ido demasiadas veces a su refugio como para perderse.

Se dio la vuelta y empezó a caminar de espaldas, viendo como Green Valley era tragado por la niebla. O tal vez ésta estaba tragando al chico. Nunca lo sabría con certeza. Lo que sí sabía era la sensación que le embargó cuando el pueblo pasó de ser simples retazos-un boceto de un pueblo-en la niebla; a desvanecerse por completo.

Sentía como si una fuerza invisible que le comprimía los pulmones fuera ahora impotente, y él, libre.

No tardó en encontrar el árbol partido por un rayo, en el que estaba candada su bici.

Retiró al lona que la protegía de las inclemencias del tiempo y, mientras se montaba, pensaba en la extraña escena que protagonizaba.

No es que fuera muy común. Claro que él no era un chico muy normal, y tampoco lo eran las cicatrices que el cinturón de su padre le había incrustado en la espalda a lo largo de los años.

Apenas diez minutos más tarde, entre resoplidos que lo hermanaban con antiguas locomotoras de vapor, la niebla escupió de sus entrañas el refugio de Esmael.

Un viejo hotel abandonado.

CAPÍTULO 2

Esmael se dirigió a una ventana del edificio fácilmente accesible aunque tapada por varios tablones. Los quitó sin dificultad; la carcoma se había cebado con ellos y alguno había empezado a dar muestras de podredumbre.

Esmael tomó nota mental: "Buscar en algún lugar del hotel tablones en buen estado para reemplazar al carcomido".

Metió, en un movimiento no exento de un buen esfuerzo, la bici. Luego pasó él y recolocó los tablones sin echarle ni un vistazo a la conocida sala.

Dejó su bici de mala manera y dedicó unos momentos a barrer el dormitorio con la mirada. La vieja habitación precisaba un barrido menos metafórico.

Había maderos podridos y trastos difícilmente identificables en la penumbra del dormitorio.

Sacudió la cabeza, sin saber la razón de su pequeño examen de la sala.

Se dirigió a la planta superior.

Conforme avanzaba por el pasillo, la madera del suelo crujía y en algunos puntos, se combaba. Subió las escaleras llenas de un polvillo rojizo que en otro tiempo debió de ser una alfombra.

Al llegar al piso de arriba no pudo reprimir un suspiro de alivio. La luz de la tarde entraba por las ventanas sin tablones e iluminaba el corredor.

En la planta baja la escasa iluminación, seguida de crujidos y ruidos producidos por el enfermo edificio, siempre hacían que su imaginación se disparara, imaginando desde okupas hasta poltergeist pasando por todo tipo de fugitivos.

Un lugar entre las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora