Capítulo 5.

149 24 39
                                    

—Oh, nada en especial, solo es un accesorio. También me lo regaló mi mejor amigo. —Hizo una pausa—. Bueno, creo que voy a intentar dormir. —Se levantó del sofá—. Buenas noches.

La situación fue un poco extraña. Él se dedicaba a hacerme preguntas a mí, pero cuando yo le hacía preguntas, él inmediatamente se ponía nervioso, intentaba ocultarlo, pero yo lo notaba. Esto
despertó cierta inquietud en mí, y si a eso le sumamos lo ocurrido en el instituto... Me daba la impresión de que Niall era un chico que tenía mucho que ocultar, que tenía varios secretos, y que, de momento, no tenía intención alguna de desvelar.

—Sí, yo haré lo mismo.

Cuando estaba a punto de entrar en mi habitación, pensé en darle las buenas noches a Niall, era lo mínimo que podía hacer tras lo ocurrido en el salón.

—Buenas noches, ah, y siento lo ocurrido —le dije apoyada en el marco de la puerta.

—No tiene importancia, es lo que tiene no descansar por las noches.

Al principio pensé que tenía razón, y que posiblemente era ese el porqué de lo ocurrido, pero tras milésimas de segundo analizando la oración, me dí cuenta de lo que había dicho Niall y de lo que verdaderamente suponía eso ¿Cómo sabía él que no descansaba por las noches?

—¿Qué has dicho?

—No, nada, que supongo que si has dormido tanto en la siesta es porque no has dormido nada esta noche, ¿no?

La verdad es que aquello tenía sentido.

—Eh... —dije pausadamente—. Sí, claro. —Miré al suelo a causa del nerviosismo.

Intenté ocultar aquellos nervios tras una sonrisa, cosa que no me costó demasiado.

—Bueno... Buenas noches —dije separándome de la puerta. Tras ello, me giré para entrar en mi habitación.

—Espera, Bella.

—¿Sí? —Me dí de nuevo la vuelta.

—Descansa.

—Lo intentaré. —Sonreí.

Tras pronunciar esa última frase, me metí en mi habitación, donde empezaría mi tortura diaria.

***

Aparecí en el mismo bosque de siempre, pero a diferencia de las demás ocasiones, ahora no corría, no intentaba escapar, de hecho, no podía moverme.

—¿A caso no oíste lo que te dije? —gritó en la oscuridad—. ¿A caso no te has enterado de que te quiero lejos de ese chico?

—¿Qué quieres? —respondí asustada.

—Ya te he dicho lo que quiero. ¡Aléjate de él, idiota! —El bosque se inundó de un silencio abrasador—. Escucha, Bella, intento protegerte, estoy intentando que no te sucedan cosas horribles, ¿no lo entiendes? Todo esto lo hago por ti.

—¡No es cierto, nada de lo que dices lo es, llevas medio año metiéndote en mi cabeza noche tras noche, haciéndome huir de ti, cógeme ya y acaba con todo esto, a qué esperas, hazlo!

Otro silencio. A pesar de que hacía muchísimo viento. Las hojas de los árboles se detuvieron por completo, como si el miedo corriese por sus diminutos tallos.

Todo pareció volverse más pequeño. La soledad inundaba cada centímetro de aquel lugar, oía como mi corazón latía cada vez más fuerte, retumbando en mi pecho y matando aquel insoportable silencio.

De repente aquella sombra desapareció. La idea de que todo había acabado iluminó mis pensamientos.

¿Podía ser eso cierto? ¿Podía haber acabado todo en aquel preciso instante? ¿Podían haber sido tan puras las palabras que salieron de mí, como para provocar que aquella sombra se rindiese? No, claro que no.

Estaré ahí.  |nh|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora