Capítulo 8.

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***

—Bella —susurró Niall mientras se sentaba en mi cama—, ¿estás bien?

Aún acelerada, me incorporé. Estaba desorientada, no sabía dónde estaba ni qué había pasado. Me detuve a mirar todo lo que me rodeaba, pude observar que me encontraba en mi habitación, tenía mi armario a la izquierda de mi cama, mis dos mesitas de noche es sus sitios habituales. La ventana estaba abierta, haciendo que entrase una suave y fría brisa, y a causa de ello, las cortinas bailaban a su ritmo.

Miré el reloj, y al hacerlo, me sorprendí al ver que eran las tres de la mañana. La única luz que entraba en la habitación era el suave brillo que nos daba la luna, aún así podía identificar el rostro del Niall, que me miraba preocupado.

—¿Qué ha pasado? —pregunté.

—¿A qué te refieres?

—Ya sabes, ¿qué ha pasado con la sombra?

Niall me miró como sin entender nada.

—Bella, ¿de qué hablas?

Abandoné completamente mi posición, aún tumbada, para sentarme y así intentar explicarle lo que había vivido hace un rato.

—A ver, —Suspiré—, esta mañana, al llegar del instituto, acordamos ir a un bosque que según tú estaba a media hora de mi casa, ¿cierto?

Él asintió. Hasta ahora todo congeniaba.

—Bien, cuando llegamos, me quedé dormida mientras leía, cuando llegó la hora me arreglé, y después bajé al salón, dónde tú me estabas esperando, y nos fuimos.

Me escuchaba atentamente, como si estuviese analizando cada palabra que dijese. Le conté todo lo sucedido hacía apenas varios minutos con todo detalle, intentando no olvidarme de nada.

—Y después de aquello no recuerdo nada más. —Suspiré tras finalizar.

Seguía mirándome atónito, y tras dos o tres segundos pensando, como si intentase buscar las palabras adecuadas, suspiró no sin antes sonreír, y por fin se dispuso a darme una explicación.

—Es cierto, yo te propuse ir al bosque, pero después de quedarte dormida, no bajaste, debías estar muy cansada, ya que hasta ahora no te has despertado. —Sonrió—. Al ver que no bajabas subí para ver si te quedaba mucho, pero te encontré durmiendo, y preferí dejarlo para otro día y no molestarte, solo ha sido un sueño.

—¿Qué? Ha sido muy real, lo juro, yo... —Estaba realmente afectada, casi no podía contenerme el llorar.

—Tranquilízate, ¿vale? —Cogió mi mano y empezó a acariciarla—. Solo lo has soñado. No hay sombras que persiguen a las personas por un bosque en el mundo real, eso no existe.

No entendía nada, cada sensación, cada movimiento, cada contacto, todo fue tan real que me resultaba imposible pensar que fuera un sueño. Es cierto que tenía malos sueños a menudo, pero jamás como el de aquella noche.

De repente me acordé del gélido contacto que tuve con aquella sombra, y me toqué el tobillo, zona de la cual anteriormente me habían arrastrado hasta el suelo. O eso pensaba. Al tocarlo, pasaron por mi mentes todas las imágenes vividas aquella noche, como una especie de flashback, cosa que me hizo estremecer y a causa de ello, levantarme de la cama pegando un brinco.

Miré hacía la ventana, que seguía abierta, y sin poder contenerme más, me llevé las manos a los ojos y rompí a llorar. ¿Qué acababa de pasar?

Niall se levantó con propósito de abrazarme, y así lo hizo. Me aferré a su cuello, aún con lágrimas corriendo por mis mejillas.

—Lo siento —dije entre sollozos—. No me gusta llorar delante de la gente.

—¿Por qué te has levantado de ese modo de la cama?

—Vas a pensar que es una estupidez.

—Prueba. —Sonrió.

Suspiré de nuevo, con finalidad de tranquilizarme, aunque fue en vano.

—Te he contado que lo último que recordaba era que aquella cosa me tocaba, y caíamos al suelo, ¿verdad? —Él asintió—. Ahora al volver a tocar la zona de donde me ha arrastrado, he tenido como un pequeño flashback a cámara rápida de todo el sueño, y eso me ha asustado, no sé qué ha pasado. —Me separé de su mano, y me senté en la cama de nuevo, tapándome la cara con ambas manos—. Adelante, ya puedes decirme que estoy loca, que he perdido la cabeza, ya puedes pensar lo que quieras, no me importa. —Otra lágrima cayó por mis mejillas.

—Todo el mundo tiene pesadillas alguna vez, no es motivo para pensar que estés loca. —Se sentó.

La diferencia es que yo las tengo todos los días. —Pensé, aunque no tuve el valor suficiente como para decirlo en voz alta.

—Y si todo ha sido un sueño, ¿cómo has llegado a mi habitación para despertarme justo cuando peor lo estaba pasando? —Aparté mis manos.

—Has pegado un grito muy fuerte. Creo que hasta el vecino de al lado se ha asustado.

Un grito. Mi madre nunca me escuchaba gritar, ¿por qué él sí?

—Dios, mi madre, ¿cómo es que ella no se ha despertado si el grito ha sido tan fuerte?

—Es cierto, no te lo he dicho —dijo pensativo—. Verás, mientras tú dormías, hemos recibido un correo del instituto. —Le miré confusa—. Con ''hemos'' me refiero a todos los alumnos del instituto —dijo al identificar mi duda—. El director del instituto ha ganado la lotería, ni más ni menos que diecinueve millones. —Le miré asombrada—. Así que, como la lotería la echaron todos lo profesores y trabajadores del instituto, se ha repartido, y como todo el mundo ha decidido irse por ahí de escapada con el dinero ganado, el instituto queda cerrado durante tres meses, aunque esos tres meses los recuperaréis en Verano.

—Dios, ¿en Verano?, ¿qué clase de tortura es ésa?

Niall rió al escucharme. Era increíble que el director hubiese ganado la lotería y que lo hubiese repartido con todo el equipo, pero más increíble era que hubiese cerrado el instituto, aunque lo más sorprendente era que la Junta de educación lo hubiese aprobado.

—¿Y qué tiene que ver mi madre con todo esto?

—Según me ha contado, es bastante amiga del director, y le ha invitado a ella y a tu padre a pasar esos días con ellos.

—¿A mi padre le han dado el permiso para irse de vacaciones con todo el trabajo que tiene él siempre?

—Eso me ha dicho.

Ahora sí que todo aquello parecía sacado de una película, era muy raro.

—Entonces... —Miré al suelo—. ¿Estaremos los dos solos durante los meses que tienes pensado quedarte aquí?

—Eso parece. —Sonrió.

Estaré ahí.  |nh|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora