Capítulo 12.

103 12 30
                                    

Salí lo más rápido que pude de la habitación de Niall. No sabía porqué, pero aquella situación me hizo sentir escalofríos. Fue como un querer y no poder. En aquel momento le habría besado cientos de veces seguidas sin descansar en ningún instante, dejándome llevar, sin prisas, disfrutando, pero algo me dijo que no debía de ser así, que no debía dejarme llevar por mis sentimientos. No debía caer en sus redes tan fácilmente, es decir, no estaba enamorada de él, pero era innegable lo muchísimo que me atraía, y eso me asustaba. ¿Por qué me asustaba? No lo sabía. No entendía nada. Yo misma me ponía límites, me hacía perderme cosas de las que en un futuro me arrepentiría. A pesar de que no me arrepentía de haber salido corriendo como lo hice, un pellizco quedó grabado en mi estómago, ese qué podría haber pasado. Quizás estaba asustada del amor, o quizás solo temía al amor hacía él.

—¿Tanto me odias? —dijo a medida que entraba en mi habitación sonriente.

—No seas idiota, no te odio —contesté aún sonrojada.

Me encontraba dándole la espalda, mirando por la ventana, como acostumbraba a hacer en mis momentos de reflexión.

—No pensaba hacer nada que tú no quisieras hacer. —Su voz sonó realmente dulce y sincera.

—No es eso, Niall —contesté.

Di la vuelta para así poder hablar con él cara a cara, aunque con solo pensarlo, mi pulso volvía a acelerarse.

—Es en serio, tan solo dímelo.

—El problema es que no has hecho nada que no quisiera hacer —dije por fin.

Quería besarlo con todas mis fuerzas, necesitaba hacerlo, pero no podía, no debía.

—Entonces, ¿qué ha pasado? —preguntó.

Me tomé varios segundos antes de contestar, no quería decir las palabras inadecuadas y así fastidiarla por completo. ¿Qué debía decir ahora? ¿Qué decía cuando ni si quiera yo misma conocía la respuesta adecuada?

—No lo sé —me limité a decir—. No creo que sea el momento adecuado, no tan pronto. —Dije, sin saber si realmente ese era el motivo.

—Está bien, no pasa nada, siento haberte hecho sentir incómoda, a partir de ahora lo tendré en cuenta. —Sonrió—. Aunque claro, eso no quita que siga intentando que algún día estés dispuesta a hacerlo.

—¿Hacer qué? —dije, intentando aguantar su mirada.

—Dejarte querer.

En aquel momento sentí cómo todo el ardor que había sentido recorriendo cada centímetro de mi cuerpo se concentraba en mis mejillas, creando así un suave sonrojado. El sonido que emitía el latido de mi corazón predominaba en la sala en esos instantes, mis piernas flaqueaban y apenas era capaz de producir palabra alguna. Qué estúpido, ya que él no había dejado ver ningún sentimiento suyo hacia mí. ¿Por qué me ponía tan nerviosa por tan solo aquellas dos palabras? Supongo que no estaba muy acostumbrada a que la gente pronunciara la palabra querer y mi nombre en una misma frase, es decir, estoy segura de que mi familia me quería muchísimo, al igual que Harry, pero aquel ''querer'' fue distinto, y aunque tal vez no iba en el sentido en el cual yo lo había percibido, a mí me hizo perder la cabeza por unos instantes.

—No creas que es tarea fácil.

—¿No dicen que si no es fácil no merece la pena? —dijo acercándose a mí—. Haré que merezca la pena.

—Dijiste que no harías nada que yo no quisiese hacer —expuse en un susurro.

—¿A caso no quieres descubrir qué es el amor?

Estaré ahí.  |nh|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora