—Ni lo sueñes, Niall. —Me puse seria—. No hay algo que me moleste más que el hecho de que alguien intente cambiar mi forma de ser. Yo no soy de salir los viernes por la noche a emborracharme, si tú quieres ir, allá tú, pero no cuentes conmigo. —Seguí caminando.
—Pero Bella, —Suspiró—, te lo tomas todo muy negativamente, no te intento cambiar, tan solo te animo a que te lo pases bien.
No sabía cómo decirle que no tenía ningunas ganas de salir un viernes noche por ahí. No estaba loca, solo es que mi idea de diversión no era precisamente estar meneando el culo delante de un tío durante toda la noche.
—¿Y no te has parado a pensar que a lo mejor mi idea de diversión es diferente a la tuya? —Le miré.
—Escucha, —Se puso en frente mía—, no te voy a pedir que nos vayamos de fiesta, pero déjame sacarte esta noche de casa. Por favor.
No entendía por qué se preocupaba tantísimo por mí, nadie se había preocupado por mí desde que conocí a Harry. Harry. ¿Qué iría a hacer él esa noche? ¿Debía pasar de Niall para irme con él? Desde que llegó Niall al instituto, parecía más distante conmigo, como si estuviese haciendo algo malo al juntarme con él. Aquello me extrañaba muchísimo, ya que fue él que me dijo que estaría bien intentar conocerlo.
—Está bien. ¿Y dónde tienes pensado ir?
Él me dedicó una sonrisa repleta de pensamientos.
—Verás, ¿recuerdas la noche en la que te levantaste y me diste con un paraguas?
Asentí.
—Bien, pues después de estar veinte minutos intentando dormir, decidí ir a dar un paseo, y descubrí que a media hora de tu casa andando hay un bosque precioso, y tiene un lago además.
Me esperaba toda clase de sitios menos ese. La verdad que me sorprendió bastante que Niall me quisiese llevar a un bosque, esperaba que me propusiese ir a un bar, a un club o como mucho a un casino.
—No sabía que te gustaba dar paseos por la noche.
—A ver, no es algo que acostumbro a hacer todos los días, pero cuando no puedo dormir, me vienen genial, me tranquilizan muchísimo. Aunque no digas esto en el instituto, podría matar mi reputación.—Sonrió—. Es broma, anda.
Y esa sonrisa hizo que yo también sonriese, y a continuación, soltase una pequeña risa.
Llegamos a la puerta de mi casa, donde acabó la conversación.
Nada más llegar comimos y ambos subimos a nuestras habitaciones, no sin antes acordar la hora en la que debíamos estar en el salón, la cual era a las diez.
Realmente todo aquello parecía sacado de un libro de ficción con un aire antiguo. Niall era diferente a todos los chicos que había conocido hasta ahora. —Que no eran muchos—. Aún así me daba la sensación de que era uno de esos chicos que tenían una personalidad totalmente única, de esos chicos que te cuesta mucho encontrar, y cuando lo encuentras, no lo quieres dejar ir.
Eso me asustaba, me asustaba muchísimo. Lo conocía desde hacía apenas unos cuantos días y parecía como si lo conociese de toda la vida. Me transmitía confianza, pero a la misma vez me hacía sentir extraña cuando estaba junto a él. Un aura de misterio envolvía todo su cuerpo, y eso hacía despertar en mí algo extraño, algo inexplicable.
Me pasé toda la tarde tirada en la cama leyendo, dejándome atrapar por la esencia de aquellas páginas. Imaginando mundos irreales donde todo sale bien, donde la gente no tiene problemas y están rodeados de felicidad absoluta.
A lo mejor eso no era bueno, a veces nos metemos tantísimo en los libros que acabamos por pensar que la vida realmente es así. ¿A caso hay alguien que verdaderamente haya conocido alguna vez a ese chico ideal y perfecto que tanto nos cuentan en los libros? Aquel que te quiere de verdad, que está ahí para ti siempre que lo necesites.
.....
Las nueve. Tuve ciertas dudas a la hora de elegir qué ponerme, pues pocas veces me había arreglado para salir por ahí. Pensé en donde íbamos, pensé en el frío de la noche y lo que eso conlleva, así que, al final opté por una unos vaqueros, —Mis favoritos—, un jersey burdeos y unos botines blancos. No iba muy arreglada que se dijese, pero íbamos al bosque, no a una boda.
Aún seguía pensando en el bosque que había citado antes Niall. Curiosamente, nunca había oído hablar de él, y eso que era yo la que llevaba viviendo aquí diecisiete años.
Bajé las escaleras y ahí estaba sentado en el sofá esperando.
—¿Nos vamos? —dije al ver que aunque me había visto, no articulaba palabra, como si estuviese atrapado en sus pensamientos.
Asintió y a continuación abrió la puerta.
Empezamos a caminar dirección al bosque cuando de repente llegó un mensaje a mi móvil, para mi sorpresa, era de Harry.
Bella, mis padres han salido a cenar, ¿película en mi casa?
¿Ahora qué le contestaba? Temía su reacción.
Lo siento Harry, he salido con Niall, ¿te parece si quedamos mañana?
Pasaron lo minutos, pero no hubo respuesta.
Ambos caminábamos sin decir palabra, y aunque eso a veces a la gente le supone incomodidad, yo me sentía tranquila y totalmente relajada.
Me puse a pensar en Niall. ¿Quién me iba a decir a mí que yo iba a salir a un bosque con un chico al que a penas conocía? Lo ocurrido en el instituto aún me inquietaba, y aunque lo había dejado pasar, aquello me estaba comiendo por dentro.
Aquel día no le había dicho nada por simple cobardía, pero aquella noche me armé de valor, y así, le formulé la pregunta que deseaba formularle desde el día que nos conocimos.
—Niall. —Le miré a los ojos a medida que caminábamos.
—¿Sí?
—Quizás esto te suene algo raro, bueno, quizás no, te va a sonar muy raro, pero necesito preguntarte algo. —Hice una pausa—. ¿Tienes poderes psíquicos?
Tardó varios segundos en contestar, y cuando lo hizo, lo hizo con una gran y sonora carcajada.
—¿Pero qué locuras dices, Bella? —Continuó riéndose.
—Cuando te vi por primera vez en el instituto, al acabar la clase, me miraste, y en ese momento, no pude apartar la vista de ti, como si estuviese presa de un encantamiento.
—Bella. —Me devolvió la mirada—. No te he hecho ningún tipo de encantamiento si es lo que quieres saber, no vivo en una película, ni en un libro de fantasía, así que te aseguro que no. Además, yo no noté nada, y esas cosas no existen.
No le respondí. No porque no tuviera nada que decir, sino porque sabía que dijese lo que dijese, no me iba a creer, iba a continuar negándomelo, y aunque fuese así, yo seguiría fiel a mis pensamientos. Sabía lo que había visto, sentido y vivido, y no, no me estaba volviendo loca.
—Ya hemos llegado.
Me detuve a mirar el paisaje.
Hacía un viento espantoso, solo una delicada luz producida por los rayos de luna nos alumbraba, había muchísimos árboles densos, no había ni un solo rastro de vida. ¿No había estado yo antes ahí?
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Estaré ahí. |nh|
FanficBella vive en un cúmulo de pesadillas continuas. El prepararse una taza de tila ardiente todas las noches antes de dormir se ha convertido en un ritual para ella. Cada noche tan solo es capaz de pensar en qué horrible sueño le tocará vivir en las pr...