Capitulo 2 - Sueños

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Sueños

"Cuando la muerte se precipita sobre el hombre, la parte mortal se extingue; pero el principio inmortal se retira y se aleja sano y salvo"   ―Platón. 


 «Un camión colisiona con un auto pequeño; vidrios, metal y chispas que pronto han de convertirse en fuego» «Luces azules y rojas bañan el choque acompañadas del estruendo de las sirenas» «Unas botas negras estrellan pedazos  de vidrios sobre la calle» «Un señor sangra terriblemente por brazos y piernas mientras paramédicos intentan revivirlo» «Cabellos negros revueltos  y la convulsión de una chica por la descarga de electricidad» «Una luz plateada y un par de ojos marones delineados y fríos como los de un zorro»    

Alexandra se sentó de golpe en la cama sobresaltada, temblando y con pequeñas gotas de sudor que bañaban su frente y pegaban sus cabellos castaños a su nuca; respiró ahogadamente hasta que reconoció donde se encontraba: su habitación, en penumbras bañada por la luz de algún poste de la calle, en ese instante su gato negro "Rufus" brincó hacia su cama y soltó un maullido mientras se restregaba del costado de la joven.

― Hola ―dijo mientras hacía pasar algo de saliva por su garganta seca, afuera llovía a cantaros y las gotas chocaban como pequeñas piedritas contra la ventana, giró la mirada y observó el reloj digital que reposaba sobre la mesita de noche "4:45 am". Se obligó a levantarse aun aturdida y sus músculos de la espalda y piernas se quejaron del movimiento, aunque los ignoró dirigiéndose al baño para lavarse la cara con agua fría, apoyándose luego de los codos en el lavado y metiendo sus dedos en sus cabellos castaños cortos, apartándolos de su rostro. El espejo le devolvió una mirada azulada marcada con ojeras y una tez pálida.

―Solo fue una pesadilla, despierta Alex ―se  dijo una vez en voz alta y se lo repitió mentalmente otras dos mientras se cepillaba los dientes y salia de la habitación hacia la cocina para preparar el desayuno, encendió un pequeño televisor donde una presentadora teñida y de labios rojos cerezas comenzaba a dar las noticias, aunque Alexandra no le prestó mucha atención, solo la ha puesto para que le haga ruido y sentirse acompañada como siempre lo hace desde que se mudó allí un año atrás.

Ya no habían padres que le colocaran límites de horario ni que le prepararan la cena, tampoco hermanos y hermanas  que le molestaran a diario para pedirle algo; ahora solo estaban ella, su gato Rufus, sus clases en la universidad y sus dos trabajos que le ayudaban a pagar el alquiler del pequeño apartamento. Mientras devoraba lentamente su modesto desayuno sus pensamientos volvieron a volcarse en el sueño que acaba de tener y que aun, luego de minutos, seguía teniendo esa sensación de estar acompañada y de que el sueño mismo aun no terminaba de desdibujarse de su alrededor, como una neblina densa y pesada. 

Terminó de devorar un pequeño pan con mantequilla y de tomar una taza de café, dio una última mirada a reloj de la pared que marcaba las  5:30 am y salió precipitada al baño para tomar una ducha rápida y terminar de arreglarse para el día que se alzaba.

En el televisor aun daban las noticias y corría la parte de sucesos donde una morena las abrigada y bajo una enorme sombrilla frente al Big Ben.

"Nos encontramos frente a la torre del reloj donde hace solo –se miró el reloj de su muñeca- cuarenta y cinco minutos un camión de transporte y un auto han colisionado justo detrás de nosotros. Los bomberos han apagado el fuego que se originó poco después del incidente que contó con dos víctimas, Alan Williams de cincuenta años de edad que está gravemente herido pero estable y Lucia Tinsdale, de dieciséis, que desafortunadamente no sobrevivió al impacto a pesar de los intentos de los paramédicos.

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