CAPÍTULO 13

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(...)

Desperté, por fin después de dos semanas por fin ya era hora de quitarme el yeso.

Me quité el camisón y me vestí, me puse una camisa manga larga traslucida azul, unos jeans del mismo tono y mis chatitas negras.

Bajé por las escaleras, tomé mi desayuno y mamá me llevó hasta el hospital.

Nos dirigimos a la habitación B5 que era donde me habían colocado el yeso y me entregaron las muletas.

Como no había pacientes en el estrecho pasillo de espera toqué la puerta.

- Aguarde un momento, se escuchó la voz del doctor al otro lado de la puerta.

- Por supuesto. Contestó mamá.

- Vamos a sentarnos para que no te canses.

- Ok, ma una pregunta ¿Por qué Benja no vino?

- Ah Benja..... no vino porque fue a la casa de un amigo.

- ¿Tan temprano? Dije mirando la hora en mi móvil y verificando que eran las 07:04.

- Si, es que el amigo le pidió que estuviera temprano para poder aprovechar más el día y para poder ir a la piscina.

- Ahh okay. Dije extrañada.

En eso se abrió la puerta y salió ¿Támara?

Si era ella y tenía la pierna rota al igual que yo.

- Puede pasar señorita Hattawey.

- Está bien.

Entré a la habitación no me contuve y pregunté.

- ¿Qué le pasó a la chica que acaba de salir?

- Ella Támara Dellepry, ah ella se fracturo la pierna izquierda por pelear con su hermana y caer de un árbol. ¿La conoces?

- Si, ella va al mismo liceo que yo.

- Bien creo que nos fuimos de tema ocupémonos de este tema que es cortar el yeso.

Dicho esto el doctor se dio vuelta y tomó unas tijeras.

- Perfecto comencemos.

Tomó mi pierna y comenzó a cortar delicadamente el yeso.

- Listo ya tienes tu pierna como nueva, intenta caminar.

Bajé de la camilla y di unos pasos, si volví a ser como antes.

- Me siento perfecta, gracias.

- Por nada hasta luego.

Ahora si podía ponerme las dos chatitas. Abrí la puerta y mamá me estaba esperando del otro lado.

- ¿Podemos irnos?

- Si ya podemos. Se me hacía extraño volver a caminar como antes ya que me había acostumbrado a las muletas.

- Vamos a casa hija, pero antes pasaremos por el supermercado para comprar algunas cosas.

- Está bien, aprovecharé para comprarme algo dulce, tengo ganas de comer una barra de chocolate.

Subimos al auto, y hicimos alrededor de cuatro cuadras en el. Después seguimos caminando porque había mucho tránsito y además queríamos mirar vidrieras.

- ¡Que vestido más hermoso! Exclamé al ver un vestido rosado de 15 que sinceramente era muy parecido al que yo había diseñado para mi fiesta, aquella que quedó en el olvido.

- De verdad es lindo, se te vería muy bonito en ti.

- Mamá no seas cínica, mi fiesta ya no existe no queda nada, faltan apenas tres semanas para mi cumpleaños es totalmente imposible organizar una fiesta en tres semanas.

Amor y sueños...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora