Ámsterdam, Holanda. - 19 de Diciembre de 2021.
-¡No podes hacer nada bien!- gritó Bri en dirección a su marido, quien sostenía una gran cantidad de pañales sucios en sus brazos.
- ¿Te podes calmar? Julián acaba de dormirse y...
Lo interrumpió abruptamente.- ¡Sí! Porque yo lo hice dormir, de no ser porque salí antes del trabajo lo hubieras tenido llorando todo el día. - vociferó sacando el lado sobreprotector que tenía para con su hijo.
- Soy padre primerizo, ¿qué queres que haga? - exclamó el jugador levantando los brazos.
- No es tan difícil, Leo. Si llora te fijas si está sucio o le das de comer, nada del otro mundo. - respondió cansada de gritar.
- Deberías calmarte, estas haciéndote mal por una boludez.
- En unas horas volvemos a Argentina después de mucho tiempo, quiero mínimamente dar una buena imagen sobre que clase de padres somos. Pero llego acá y me encuentro con Juli llorando desconsoladamente y a vos entrando en crisis.
Jara le sonrió con ternura y se acercó para abrazarla fuertemente.
- Todo va a estar bien, mi amor. - murmuró besandole la frente.
- Vos no entendes lo importante que es volver para mi; quiero que todo salga bien.
- Y va a salir todo bien, quedate tranquila. Somos padres primerizos y vamos a cometer errores como todos. - inquirió subiendo sus labios en una sonrisa. -Aunque algo me dice que no es eso lo que te preocupa.
Ella ahogó un gemido de frustración y se apretó aún más al pecho de su novio.
- La última vez que estuve ahí fue con las chicas, no quiero volver si no es con ellas.
- Mi amor, tenes que entender que ustedes ya tienen una vida y familias hechas, que ese grupo no duraría para siempre.
Brisa negó.- Vos no entendes, en absoluto. Pero no esperaba que lo hicieras, yo sé que nadie más que nosotras es capaz de entender lo que sentimos la una con la otra.
- Yo me alegro de que sigas teniéndole cariño a las responsables de que hoy seamos esto, pero no me gusta verte mal por eso. Deja que las cosas pasen, quien te dice que las volves a ver éste verano.
Ella asintió y se separó de él para volver al living, se sentó en el sofá mayor y comenzó a ordenar todos los papeles que tenía del trabajo en busca de alguna distracción.
Al llegar a Holanda, hace casi cinco años, fue un empezar de cero en medio de una ciudad completamente desconocida como lo era Ámsterdam, pero Bri supo como arreglárselas aún sabiendo que no tendría ningún hombro donde recostarse cuando las cosas comiencen a salir mal.
Le gustaba pensar que las demás la extrañaban como ella lo hacia, aún cuando no hablaban por meses debido a sus apretadas rutinas; también había tomado costumbre llegar del trabajo y ponerse a ver fotos de sus años con ellas, junto a una taza de café y varias lágrimas derramandose, era una forma de sentirlas cerca en medio de tanta soledad. Pero con el tiempo eso cambió, su trabajo se volvió mucho más exigente y debía cumplir con ello aunque fuera fastidioso no tener tiempo ni para llamar a Cande o Flor, como generalmente lo hacia.
Hoy, cuando ya pasó mucho tiempo de eso, podemos decir que Brisa es una mujer hecha y derecha, alguien capaz de ponerse frente a una familia y cuidar de su pequeño durante la temporada de su marido.
Sin quitar ese hecho, hace aproximadamente dos meses atrás una oportunidad de ejercer su trabajo en Argentina tocó su puerta, y ella la tomó sin pensarlo. Volvería a su país como una persona completamente diferente, como una abogada respetada y madre de un hermoso niño. Pero lejos de importarle, Brisa sabía que el único motivo de su vuelta era la necesidad de volver a sentirse completa junto a las B0STETR0L4S.