Uruguay, Paysandú. - 23 de Diciembre de 2021.
- ¡Podes dejar ese celular, Nicolas! - manifestó Candela haciendo que su esposo se sobresalte.
Él rió y dejó el movil de lado para concentrarse en su mujer.
- ¿Podes calmarte? Todo va a salir bien.
- No me vine una semana antes de Madrid para que vos estés tirado en el sofá todo el dia y yo ande atras de Azul y Lea.
- Mi amor, estamos de vacaciones, ¿y si probas con relajarte?
- No me voy a relajar hasta tener todo listo para el cumple de mi hija, no insistas.
- Faltan dos semanas para eso, y lo vamos a festejar en Argentina, calmate.
- No me interesa eso, no voy a estar tranquila hasta saber si las chicas van a estar ahi.
- Ah, ahí esta el problema. Las chicas.
- ¿Qué estás queriendo decir? - indago achinando los ojos.
- No podes estresarte por ellas, ya pasaron varios años. Ya sos una adulta, Candela.
- ¡Ah! ¡No entendes nada! - gritó otra vez y se giró para salir del lugar.
Últimamente sentía que su relación con Nicolas se le estaba yendo de las manos, y que él no hacía nada para que las cosas vuelvan a funcionar, por lo que prefiria huir tras alguna discusión que tomar decisiones enojada y arrepentirse luego, porque sabía que a pesar de las miles de peleas lo seguía amando como el primer día.
Después de abandonar el pais, hace cinco años, su único pilar era en increíble trabajo que había logrado conseguir en el club Atletico de Madrid, pero con el tiempo ni siquiera tenía tiempo para hablar con su esposo, mucho menos con sus amigas. Unos meses despues el delantero fue vendido al mismo club, volviendo así la rutina mas llevadera, aunque nada era capaz de llenar el vacio que las B0STETR0L4S habían dejado en su pecho.
Fue duro asimilar que ellas tambien tenían responsabilidades y muy poco tiempo libre, pero la llegada de Azul ayudó a que Candela tuviera otra razón para no tirar todo a la mierda y volver a su pais, aunque nadie le aseguraba que allí seria feliz como antes.
El tiempo pasó y hoy, un poco mas de cinco años despues, Candela gozaba de una excelente vida gracias a su sueldo de kinesiologa y a su marido, el cual recibía mensualmente un cheque con varios ceros en el. Pero seguía teniendo un sentimiento amargo en el pecho, y aunque quisiera negarlo, la completa ausencia de sus amigas tenía mucho que ver con eso.
Sin saber lo que su esposo y cuñados tenían planeado, Candela se dispuso a ordenar las valijas para el viaje que los esperaba en unas horas, pues volvería a Argentina para pasar las fiestas con su familia, y quien te dice que también lo haga con esas personitas que ella tanto extraña.