Turín, Italia. - 22 de Diciembre de 2021.
Milena sonrió cuando vio a Paulo bajar las escaleras con su hija en brazos.
- Quiero dormir. - se quejó la dulce voz de Ana Paula escondiéndose en el cuello de su padre.
- Vamos a viajar, mi amor. - respondió él sujetandola con más fuerza.
- Y si no salimos ahora se nos va el avión. Vamos Ana, vas a poder dormir en el viaje. - insistió Mile.
- No seas mala con ella, está madrugando.
Su madre rodó los ojos.
- Son las diez de la mañana, Paulo.
La familia Dybala salió en taxi camino al auropuerto, donde un jet privado los esperaba para llevarlos hasta Argentina.
Afortunadamente para Milena, estos últimos años como personal trainer se había hecho de muchos amigos y conocidos que la llevaron a ser tan conocida como lo es ahora. Además de llevar un anillo en su dedo que la convertía en la prometida del conocido futbolista Paulo Dybala.
Ana Paula fue un hermoso descuido que ambos tuvieron hace tres años, un descuido que pasó a ser la prioridad en sus vidas.
Las cosas salieron bien para ella, y gracias a escasos mensajes sabía que también sus amigas estaban bien. Pero necesitaba algo más, necesitaba más que un par de llamadas muy de vez en cuando, y por eso hoy estaba volviendo.
Los tres arribaron el jet donde Rodrigo, Florencia y su hija los esperaban.
- Perdonen la tardanza, alguien no quería levantarse. - rió Paulo dejando a su adormilada hija en uno de los lugares vacíos.
La pareja les sonrió para después darle lugar a la voz del piloto diciéndoles que ya estaban a punto de despegar.
- Bueno. Que sea lo que Dios quiera. - murmuró Mile, a lo que Rodrigo y Paulo se miraron disimuladamente.
No tenían idea de lo que les esperaba.
