Turín, Italia. - 21 de Diciembre de 2021.
- Si Pichy, dale. Bueno, yo me encargo. - murmuró Rodrigo a través del celular.
Florencia irrumpió en el cuarto con alboroto tras haber salido a comprar muffins en pantuflas, mala idea ya que el frío en la ciudad era peor de lo que ella hubiera imaginado.
- Me voy, beso. - se apresuró a cortar la llamada.
- ¿Hablabas con alguien? - preguntó Flor con obviedad.
- Sí. Unas cosas del viaje, nada mas.- respondió tratando de no sonar nervioso.
-¿Y Matti? - consultó buscando al bebé con la mirada.
Rodrigo se detuvo a pensar donde había visto por última vez a su hijo ese día, bien, puede que sea algo despistado, pero no lo podemos crucificar por ser padre primerizo.
Pero para su mala suerte Florencia no pensaba igual.
- Sos un desastre. - musitó la chica cuando entró a la cocina y se encontró con su hijo en la silla alta con el rostro lleno de puré.
Él guardó silencio para no empeorar la situación, puede que Florencia se torne violenta cuando se trata de la luz de su vida.
- ¿Arreglaste todo con el club? No quiero que me canceles las vacaciones a último momento, como todos los años anteriores.- murmuró lo último obteniendo una mala mirada por parte de su novio.
- Ya pedimos permiso, Paulo también. Nos mandan en el mismo avión. - comentó después de tomar su cafe.
- Apenas llegamos quiero reservar una iglesia para bautizar a Matti, así que no hagas planes para volvernos antes. Y decile a Paulo que va a tener que estar en Capital ese día.
- Se lo podes decir vos.
Ella fruncio el ceño pero el timbre impidió que hablara. Su novio se levantó para caminar hasta la puerta, y minutos después volvió a la cocina con el otro futbolista pisandole los talones.
- Pasaba a dejar los pasajes, pero como veo que hay comida, me quedo. - habló el cordobés con diversión.
- Justo estabamos hablando del bautismo de Mattias, ¿te acordas que te pedimos que seas el padrino?
Dybala asintió llevándose un pastelillo de chocolate a la boca.
- Y me llena de orgullo, lo re amo a éste gordo. - musitó haciéndole cosquillas al bebé.
- Bueno. Lo queremos bautizar en Buenos Aires, espero que no tengas problemas en ir.
- Ah no, no pasa nada. seguramente yo también me quede ahí.
Flor sonrió satisfecha y salió del lugar para dejarlos hablar sobre sus cosas de hombres, como ella lo llamaba.
En la habitación que compartía con Rodrigo se encontraban todas las valijas ya hechas para el viaje, y su celular con la pantalla encendida en medio de la gran cama.
Un sentimiento de alegría se expandió por el pecho de la chica al ver que los mensajes eran del inactivo grupo que seguía compartiendo con las B0STETR0L4S, y de que las chicas, al igual que ella, pensaban volver éste verano al país.
Y fue por eso que no dejó de sonreír en todo el dia, ni tampoco durante el viaje aéreo; no sólo volvería al país como una conocida periodista y mujer de una de las estrellas del fútbol italiano, sino que también lo haría para reencontrarse con aquellas personas capaces de llenar su vida de luz en los peores momentos.