8. Primer día- Confesiones (parte 3)

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Elva Blanco

La hoguera era gigante, desprendía tanto humo que tuvimos que medio-apagarla. Nos sentamos todos alrededor de ella (todos, menos Valeria y Marlon, que no tenía ni idea de dónde narices estaban) y Nick sacó una bolsa gigante de nubes de azúcar para tostar. Nos levantamos inmediatamente a buscar palos para ensartarlas y "cocinarlas".

Todo iba genial. Nadie se había pasado con el alcohol, estábamos todos en la fase de "contentos", contando chistes y bailando sin que nos importara quién estaba mirando.

-Elva- me susurró alguien de repente por detrás. Era Marlon. Me sorprendí, apenas había hablado con él, y además llevaba un rato ausente, y pegué un salto.

-Dios, Marlon. Qué susto me has dado- dije, y reí.

-Lo siento-dijo él con una sonrisa.- Oye, ¿puedo hablar contigo un momento?

-Sí, claro.-dije mirando hacia Leon, que estaba hablando con Janina.

Me cogió del brazo y me llevó hacia los árboles. Vi a su hermano seguirnos con la mirada, pero no gestualicé.

Me apoyé contra un tronco y Marlon se sentó a mi lado, sobre ramitas caídas.

-¿Qué pasa?- le pregunté.

-Elva, tu amiga, Valeria, acaba de declararse... quiero decir, que me ha dicho que le "gusto".

Clásica Valeria. Siempre diciendo las cosas a la cara. Más de una vez antes de tiempo.

Carraspeé. No sabía a dónde quería llegar.

Marlon estaba callado, así que dije:

-¿Y? O sea, ahora que te lo ha dicho, para mí no es ningún secreto... Supongo que si estás hablando conmigo es porque la has rechazado.

-Sí, o sea no, no te equivocas. La he rechazado.

En mi interior sentí pena por la pobre Valeria. Era una chica preciosa, por fuera y por dentro, y no siempre tenía suerte en la vida. Se merecía estar con Marlon, pero no dije nada, sino que esperé a que él me diera una explicación.

Estuvo en silencio unos minutos, y cuando habló, me pareció que las palabras salieron de su boca en contra de su voluntad.

-Soy homosexual. Tu amiga es guapísima, y muy buena persona, pero... no es exactamente mi tipo.

Espera. ¿Marlon Wessel, gay? Nada me cuadraba, pero bueno, qué se le iba a hacer. Era gay y punto, como si él pudiera evitarlo o fuera culpa suya. Me alegré, porque muchos chicos gays son grandes amigos, pero estaba triste por mi amiga. Menudo chasco se habría llevado...

-Vaya, o sea, quiero decir, no me lo esperaba. Pero bueno, que da igual. O sea eres así tú, y no hay más.

-Gracias por entenderlo. Es solo que me sentí muy mala persona al decírselo a Valeria y necesitaba hablar con alguien que pudiera explicárselo más tranquilamente a ella. ¿Me harías ese favor?

-Sí, claro que sí, Marlon- respondí con una cálida sonrisa. Sin embargo, una pregunta me estaba atormentando.

-Gracias, Elva.- me guiñó un ojo y se levantó para irse.

-Espera-dije, y me levanté yo también. Lo miré a los ojos.- ¿Puedo hacerte una pregunta?

-Sí, claro. Dime.

-¿Desde cuándo eres gay? O sea, ¿desde cuándo sabes que lo eres?- dije, un poco nerviosa, porque no sabía muy bien cómo decirlo.

-Mmmm, supongo que desde siempre, no sé. Nunca fui otra cosa. Quiero decir, nunca tuve dudas respecto a mi sexualidad.

Entonces, ¿por quién narices había bebido antes en el juego?

-Sé que no es algo que me incumba, pero... ¿puedo saber por quién bebiste antes en el juego? Es solo curiosidad- dije, con una sonrisita nerviosa.

Marlon se quedó callado.

-Lo siento, no tenía que haber preguntado. No nos conocemos de hace tanto, y es raro que te pregunte algo tan personal. Perdón.

-No te preocupes, no es que no quiera decírtelo. Lo que pasa es, que si fuera algo pasado te lo diría. Pero... digamos que esa persona aún me gusta, y sí, es alguien que está aquí... así que, aunque muchos hayan podido llegar a esa misma conclusión, te agradecería que no dijeras nada- me dijo Marlon.

-No, tranquilo. No te preocupes. Soy una tumba.

Me sonrió, y no quise preguntar más. Marlon me volvió a coger del brazo y volvimos en silencio a la fiesta.

Leon seguía hablando con Janina. Sentí cuánto me gustaría ser ella en aquel momento. Hablaba con él con total fluidez y soltura, como si se conocieran de toda la vida. Qué estúpida, Elva, claro que se conocen de toda la vida. Janina era todo dulzura y diversión, y parecía encantar a Leon. Yo aún me ponía roja cuando lo veía y temía que se me cayera la baba en algún momento que hablara con él. Literal.

Busqué a Vale con la mirada. Estaba sentada con Nick en el borde del lago, los dos de espaldas. Me acerqué lentamente.

Valeria se giró.

-Hola, Elvi.

Solo me llamaba Elvi cuando estaba apenada por algo.

-Te vi hablar con Marlon.- me dijo en castellano, para que Nick no lo entendiera.- Me lo cuentas mañana, ¿vale? No quiero hablar de ello ahora.

-Claro, no te preocupes. Hola Nick.

-Hola.- me dijo él, con una sonrisa de oreja a oreja, y un largo mechón de pelo tapándole el ojo. La verdad era que él era el que más había cambiado. Se había convertido, todo había que decirlo, en un tío bueno. Había pasado de ser un niño pequeño a ser un chico de nuestra edad y, probable y objetivamente, era el más guapo de todos. De no ser porque tenía la cabeza llena de Leon, la baba se me caería por él.

Podía ser una escritora de temas serios y adultos, pero por dentro seguía siendo una adolescente de 17 años. Casi 18. Suspiré, y volví a la realidad.

-¿Os importa si me quedo? ¿O estabais hablando de algo importante?

Me sonrió Nick, sin decir nada, pero Valeria me empujó.

-Veo que sí. Bien. Me vuelvo porque sin mi fiesta, pero que conste, que me habéis echado vosotros. La fiesta se va.

Le revolví el pelo a Vale y me fui. La fiesta continuó hasta que salió el sol por completo, y ya cansados, recogimos todas las botellas y nos fuimos a nuestras cabañas, dispuestos a dormir todo el día.

Yo dispuesta estaba, pero cuando un par de piedritas se estrellaron contra mi ventana y me despertaron varias horas después, y vi que era Leon, el corazón me dio varios vuelcos y se me quitó el sopor para siempre. O, por lo menos, por unas horas más.

Las Fieras Fútbol Club 6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora