5. Starnberg

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Elva Blanco

Valeria y Javi habían salido a ver el sitio donde íbamos a rodar, que, la verdad, era una pasada. Era una especie de camping con pequeñas casitas, sitios comunes, y después los escenarios de rodaje, varios campos de fútbol, un bosque, un riachuelo y el gran lago en el que estábamos. El sitio estaba a unos kilómetros de Starnberg, pero parecía que estaba a mil de cualquier civilización. Era todo muy perfecto.

Estaba tirada en la cama cuando unos golpecitos en la puerta me hicieron levantarme.

Elva!-dijo Joachim cuando abrí la puerta. Me enderecé y lo saludé con una sonrisa.- Venía a darte el guión provisional. Hoy tenéis el día de adaptación, en un par de horas comeremos y os enseñarán las instalaciones. Claro, los chicos ya lo conocen todo, aquí rodamos la tercera película. Pero aún queda mucha gente por llegar.

Me guiñó un ojo. Le di las gracias y se alejó para llamar a la cabaña de al lado. No tenía ni idea de quiénes estaban cerca, así que cerré la puerta y me asomé a la ventana.

Genial. A la derecha tenía a Sarah. En frente a Kevin. Y a la izquierda... A Leon.

Me empezó a palpitar muy rápido el corazón y me agaché para que no me viera mirar descaradamente. Abrí el grifo de agua y me la eché por la cabeza. Después, agarré el guión y me tiré en la cama a leerlo.

Mis partes estaban subrayadas en amarillo y parecía que no saldría hasta un poco antes de la mitad de la película. Fui pasando las hojas hasta que me encontré un diálogo en negrita en la página 512 entre Selina (Elva) y Markus (Leon). Empecé a respirar demasiado rápido y me atraganté al leer las palabras entre paréntesis a modo de acotaciones "se besan".

No pude reaccionar, y Valeria y Javi entraron riendo por la puerta. Yo hice ademán de levantarme pero no podía pensar con claridad y me mareé.

-¿Elva?-dijo Javi.- ¿Estás bien? ¿Qué te pasa?

Los dos corrieron hacia mi cama, pero yo lo único que hice fue alargar la mano y enseñarles el guión. Tras unos minutos de silencio mientras leían, Valeria se echó a reír, y deduje que Javi se estaba conteniendo unas que podrían ser carcajadas monumentales.

-Os odio-dije entre dientes, recuperando el aliento.

-¿Sabes cuántas chicas querrían estar en tu lugar?-me dijo Valeria sin parar de reír.

-Siempre dices lo mismo-respondí yo. Me volví a tirar en la cama y me tapé la cara con la almohada. No tenía ganas de salir.

-En quince minutos tenemos que estar fuera, vaga. Así que levántate-me dijo Javi. Como vio que no le hacía caso, el muy tonto me tiró un libro a la cabeza. De los gordos, de los que hacen daño. Me levanté al instante.

-¿Pero tú eres tonto?-le dije, pegándole un puñetazo suave en el estómago. Además, aunque se lo hubiera pegado con todas mis fuerzas, él ni se habría inmutado.- Podrías haberlo roto.-le espeté. Él se echó a reír.

-Sinceramente, Elva, si yo fuera tu, estaría más preocupado de mi cabeza que del libro.

-No, no creas-contestó Valeria rebuscando en mi maleta unos zapatos que ponerse.- Tiene la cabeza demasiado dura.

Cogí la almohada y en un arrebato de furia, le di con ella en el culo a mi mejor amiga. Se cayó al suelo, y ahí nos quedamos los tres, riéndonos hasta que dieron las doce y media para ir a comer.

Valeria Vailati

Sorprendentemente, la comida estaba deliciosa. Nos sentamos todos juntos (yo al lado de Marlon), y ya estábamos los trece. Cabe decir que Javier y yo estábamos totalmente de acoplados al grupo, pero bueno, qué le íbamos a hacer. Y, sorprendente también, no hubo pelea de comida (por esa vez). Después de la comida corrimos todos a nuestras cabañas a ponernos los bañadores y volvimos a juntarnos en la piscina.

Las Fieras Fútbol Club 6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora