Valeria Vailati
Cuando Nick se separó de mí, ya no sentía ni las piernas. Abrí los ojos y vi que seguía a centímetros de mí, con los suyos cerrados.
-Lo siento. Lo siento, no debería haber hecho eso...
Sentí como una risita nerviosa empezaba a subir por mi cuerpo y se quedaba en mi garganta, esperando el momento menos oportuno para estallar.
-Valeria... lo siento. No sé en qué estaba pensando.
Solté una carcajada y me tapé la boca inmediatamente, totalmente muda sin saber qué decir.
Él me miró. Aun tenía la mano en mi espalda.
Era Elva la que tenía el don de las palabras, no yo. Era Elva la que se sentaba, calmada, a hablar las cosas, no yo. Era Elva la que podía decir cualquier cosa divertida en cualquier momento para relajar la tensión, no yo. Era Elva la que podía estar seria en un momento importante, no yo.
Así que hice exactamente lo que Elva nunca habría hecho: salí corriendo.
Y me tropecé al llegar a mi cabaña, pero eso era de esperar. Era Elva la que era grácil y esbelta al correr. No yo.
Elva Blanco
Por lo visto, los monstruos de Starnberg vivían en un palacio. Y lo habían construido en el rodaje para grabar.
Estaba hecho a pequeña escala, pero por dentro era una maravilla: todo de mármol negro con nuestro símbolo en purpurina por todas partes.
Aquella escena era yo dándole la bienvenida a mi casa a las Fieras (sí, era mí casa). Los monstruos de Starnberg jugaban de una manera muy sutil y venenosa: invitaban a sus contrincantes al palacio y los hacían sentir especiales, únicos. Y luego los derrotaban en el último partido en el bosque.
El juego era simple: se celebraba por la noche, y había que seguir las luces hasta la portería contrincante. Había límites de anchura en el bosque, pero no de altura. Se podía correr por los árboles a lo ardilla, y pasar de unos a otros con las lianas. Ganaba el primero que consiguiera dos goles.
Iba a ser divertido.
Estaba ya situada en la escalera de la entrada, sentada con un balón reluciente entre los pies. Era de cuero negro, con mil motitas de purpurina de colores que brillaban. Era todo tan bonito y elegante que me daba hasta pena pisar el suelo.
Entraron casi todos juntos: Marlon, Sarah, Nick, Kevin, Janina, Konrad, Raban y Wilson. Leon y Jimi no estaban a la vista.
Vi el rojo de las cámaras y escuché el "acción", e intenté tranquilizarme.
-Veo que os faltan dos componentes.- dije, y por primera vez noté que el acento me salía bastante natural.
Ellos callaron. Yo me levanté, pegando una patada al balón, que fue a parar a los pies de Nick.
Me fijé en él y vi que estaba medio colorado, como si hubiera estado corriendo. Me rehuyó la mirada.
-Están esperándote- dijo Sarah.
-Lo sé.-respondí yo.- Lo que ellos no saben es que somos los monstruos los que asustamos, las fieras se limitan a aterrorizar.
Me giré como un bólido y ahí estaban, Leon y Jimi detrás de mí, esperando para asustarme, o algo así.
Sonreí ante sus caras de desconcierto.
-Leon.- dije, mirando a Jimi.
-La legendaria Selina.
-¿Legendaria? Creo que de eso tenéis más vosotros que yo.
-Temible, si prefieres ese adjetivo. Se dice que no te gusta el trabajo en equipo. Todos los años cambias de jugadores. Me gustaría saber cómo los seleccionas. ¿Les haces pruebas de asustar a niños pequeños?
-Los mismos niños que luego las fieras os coméis.
Leon se rió. Lo miré duramente.
-¿Algo que objetar? Sois mis invitados, así que podéis iros cuando queráis.
-Para nada. Quedamos a tus pies, Selina.
Leon hizo una reverencia ridícula.
-Markus.- le dijo Raban desde abajo.
Leon me sostuvo la mirada una vez más y bajó por las escaleras.
La conversación sarcástica entre Leon y yo continuó durante varios minutos hasta que terminamos el guion de la escena.
-¡Perfecto, chicos!- dijo Uwe Ochsenknecht.- Veo que todo va viento en popa. Hay que ver cómo se te da actuar, ¿eh?- me dijo a mí.
Yo sonreí, pensando en lo mal que lo pasaba en los momentos antes de que empezaran a rodar.
-Os habéis ganado un descanso. Venid, tenemos la merienda preparada en el salón- nos dijo Joachim con un guiño. Todos corrieron hacia allí, menos Leon, que se quedó a esperarme.
-Pareces una princesa ahí arriba.
-¿Princesa? Prefiero reina, si no te importa.-me reí.
-Disculpe, majestad- me respondió. Yo bajé un par de escalones y él me hizo una reverencia, mil veces más elegante que la de antes. Hasta con el chándal de las fieras estaba él elegante.
Puse una mano en el pasamanos, negro también, haciendo como que era de la realeza, intentando contener la risa. Cuando llegué al último escalón, Leon me tendió la mano, como si fuera mi escolta. Yo se la cogí. Estaba caliente y suave, y me atrajo hacia sí.
Sorprendentemente, aquella vez no me puse nerviosa, ni se me aceleró el pulso hasta el extremo de dolerme, ni tenía el corazón desbocado. Estaba tranquila. Su sonrisa me tranquilizaba, y por primera vez pude ver lo bonita que era sin miedo a que me diera un ataque. Me había acostumbrado a Leon, y lo mejor de todo, era que éramos amigos.
-Oye, Elva- me dijo, sin soltarme la mano. Yo me quedé callada y lo interrogué con la mirada.-¿Te gustaría...?
No llegué a saber lo que me "gustaría" porque un ruido estridente nos interrumpió. Ambos nos soltamos y nos giramos corriendo para ver qué había pasado.
Una de las cámaras estaba tirada en el suelo, el trípode a dos metros más allá, y varios aparatos cercanos seguían cayendo desde una mesa.
Una mata de pelo rojo largo y ondulado estaba en medio de todo. Era una chica bajita, más o menos de mi edad, con un montón de pecas y unos ojos verdes oscuros que se veían a distancia. Tenía cara de haber roto muchos platos en su vida, pero también de ser muy lista.
No la había visto en mi vida, y a juzgar por su expresión, Leon tampoco. Nos miró con cara culpable y solo dijo una palabra, pero me bastó para detectar su acento español:
-¡Ups!
***
¡Aquí me tenéis de vuelta! Siento muchísimo no haber podido actualizar el sábado pasado, y que este capítulo sea un poquito corto, pero me fue imposible y espero poder subiros otro el lunes. Espero que os haya gustado, aún así.
Seguidme (he notado que muchos no me seguís aun), comentadme, votadme... ya sabéis todo lo que significa para mí, os lo agradezco de corazón, de verdad. Sigo dedicando capítulos, hoy a viciadaaaventuras, otra persona que me comenta siempre y cuyos mensajes me hacen siempre que quiera escribir más :) Muchas gracias a todos, repito lo de que si alguien tiene link a la película, por favor lo comparta con los demás!
Un abrazo para todos,
Elisa
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Las Fieras Fútbol Club 6
FanfictionImagina por un momento que tu vida es perfecta. Tienes 17 años, y eres la escritora más famosa del momento. Te llamas Elva y vienes de una pequeña ciudad llamada Oviedo, en el norte de España. Acabas de publicar tu primer libro, "Utopía en pedazos"...