2. Nueva York

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-Vale, mamá. Os llamaré por la tarde. Acabo de llegar a casa. Sí, Valeria y Javier están conmigo. Vale, vuelvo el lunes a casa. Os quiero.

Elva colgó el teléfono y fijó los ojos en el hombre rubio que estaba a diez metros de ella. Respiró hondo y acortó la distancia.

-Buenos días, señor Masannek-dijo aguantando la respiración.

-¡Elva! Mi escritora favorita. Un placer conocerte al fin-dijo él con una gran sonrisa.

-Puedo decir yo lo mismo de usted-respondió ella relajando el cuerpo. Recibió un abrazo de Joachim y luego se pusieron a caminar por Central Park.

-Estos son mis amigos, Valeria y Javier, señor Masannek-dijo Elva.

-Encantado-dijo él. Valeria y Javier le correspondieron-Mi hijo, Marlon, está llegando. No tardará.

Elva cruzó una mirada con Valeria, la cual comenzó a ponerse roja. Al fin iba a conocer a su amor platónico.

-Bien, Elva. Hace un par de meses comencé a hablar con Uwe Ochsenknecht sobre una posible "vuelta" de las fieras. Estábamos tan emocionados que en menos de un mes terminamos el guión, y nos dedicamos a hacer un casting por toda Alemania para el equipo rival de las Fieras y el resto de personajes. Pero nos faltaba una de las más importantes, una de las protagonistas, Selina. Y hace unas semanas me llegó tu libro, y lo leí, y me encantó. Te busqué por todas partes y, cuando te vi, supe que serías Selina. Y solo me queda ofrecerte el contrato para la película, cuatro meses de rodaje en Suecia, obviamente todo pagado, el seguro incluido. Lo único que necesito es que aceptes tú y que tus padres te den permiso.

Elva se quedó callada. Tenía que decir que sí, tenía que aceptarlo, pero se había quedado sin palabras. Valeria se adelantó.

-Elva quiere decir que sí, señor. Es que está un poco...

-En shock, si me permite la expresión-acabó Javier. Elva pareció despertar de su ensueño cuando unas pisadas por detrás los hicieron girarse.

-¡Marlon! ¡Hijo! Me alegro de que hayas llegado bien.

La verdad era que Marlon no se parecía en nada al Maxi que había interpretado hacía ya tantos años en las Fieras. Era mucho más alto, más rubio, y más guapo, si eso era posible. Elva miró a Valeria, la cual estaba sin respiración. Dejó escapar una risita y saludó a Marlon. Después de presentarle a sus amigos, se giró para hablar con Joachim y dejar a los otros tres hablando. Más bien, a Marlon y a Javier hablando, ya que Valeria estaba demasiado en su mundo.

-Señor Masannek...

-Elva, por favor. Llámame Joachim.

-Vale, Joachim-dijo ella asintiendo-. La verdad es que sería un honor aceptar ese papel. Siempre he sido fan de sus... tus películas, pero no sé actuar.

-Oh, sí que sabes. Un famoso siempre sabe actuar, sea cual sea la situación. No es tan difícil. Lo único sería que probablemente tendríamos que buscar un doblaje...

-Puedo aprenderme los papeles en alemán. Llevo tres años estudiando. No será fácil, pero..

-Eso sería perfecto, Elva. Vamos a hacer una cosa. El único problema en que tú y yo tengamos un trato son tus padres, ¿verdad?

Elva asintió.

-¿Pues qué te parece si os hago una visita dentro de unos días, cuando tú estés en casa, y hacemos como si esto nunca hubiera pasado?

Elva echó una mirada hacia sus amigos, ya animados en una conversación, y se volvió para mirar a Joachim en los ojos. Le cogió la mano y se la estrechó.

-Tenemos un trato, Joachim.

El Starbucks estaba en silencio hasta que abrieron la puerta. El pequeño grupo había escogido a propósito uno tranquilo en las afueras para poder hablar tranquilamente. Pidieron cada uno sus bebidas y se sentaron en una mesa.

-Chicos, si vais a hablar de fútbol, no quiero oírlo-dijo Valeria antes de que nadie pudiera abrir la boca siquiera.

-Lo que la señorita desee-respondió Javier. Se giró en su silla, Marlon lo imitó y comenzaron a hablar en un inteligible alemán sobre algo cuya única palabra que sonaba familiar era "Fußall". Valeria rodó los ojos y me dirigió a Elva.

-Dios, te odio. Lo consigues todo. Eres perfecta.

Ella rió. Estaba acostumbrada al odio de Valeria, a juzgar por su mirada. No contestó, si no que intentó captar algunas de las palabras de Marlon y Javi.

-Elva. ¡Elva! Tierra llamando a Elva. Vuelve a tu planeta, cielo.

-Lo siento, Vale. Sabes que me encanta el alemán. Nunca había oído a Javi hablándolo tan...

-¿Emocionado? Pobre.

-¡Oye! Que esté hablando en alemán no significa que me haya olvidado del español, preciosas-respondió Javier de pronto. Marlon lo miró sin comprender, pero pronto estuvieron los cuatro riendo.



Era un placer caminar por un aeropuerto sin maletas, simplemente disfrutando del ambiente del JFK, buscando la puerta de embarque al vuelo de Madrid, con un café en la mano y el periódico en la otra. Era una de las ventajas de volar de noche, te daban comida cada dos por tres ya que seguían los horarios de ambas ciudades.

-Javier-dijo Valeria de repente.

-¿Qué?

-¿Ves esa máquina de ahí?

-Sí...

-Bien. Vete a comprarme una botella de agua.

-Tendrás cara. Levanta tu gran trasero de la silla y muévelo hasta allí, son diez metros, Valeria. No te quejes.

Valeria resopló y Elva sonrió.

-Pero vaya amigo que tenemos, Elva. De verdad. ¿Quién nos manda traerlo de viaje con nosotras? Das asco, Javierito-dijo sacándole la lengua. Él se la devolvió.

-Sois peores que un matrimonio-resopló Elva, levantándose y sacando un dólar del bolsillo. Caminó lentamente hasta la máquina, bostezando, y sacó una botella de agua. Volvió a su sitio y se fijó en la cara de aprobación de Valeria. Quitó el tapón con los dientes y vació la botella de un trago, tirándola a la basura más cercana con un tiro digno de la NBA.

-¡EH! ¡Yo quería beber!-gritó Valeria.

-Pues levantas tu gran trasero de la silla y lo mueves hasta allí, Vale. No es muy difícil- contestó Elva reprimiendo la risa.

-Te odio-replicó Valeria-. Os odio.

"Aviso a los pasajeros con destino: Madrid, del vuelo IB28389, con salida a las 00:15. El avión tendrá una hora de adelanto debido a problemas meteorológicos, por lo que les rogamos que se dirijan ya a la puerta G6 y procedan al embarque".

Los tres se miraron, dijeron un "mierda" colectivo, y corrieron por todo el aeropuerto buscando la puerta correcta. Al final, cuando llegaron y ya se metieron en el túnel que los llevaría al avión, echaron un último vistazo a Nueva York.

-Me encanta ver amanecer desde aquí- dijo Javier de repente.

-¿Pero tú que eres, tonto, o qué? ¿No ves que son las once de la noche?

-Déjalo, Valeria. A Javier solo le gustan dos cosas. La comida, y hacerte rabiar. Así que déjalo, por el amor de Dios-dijo Elva entre risas- ¿Verdad, Javi? ¿Verdad que solo son esas dos cosas las que te gustan?

Valeria pasó por alto la sonrisa sonrojada de su amigo, pero Elva no. Lo cuestionó con los ojos, pero este los apartó y volvió a dirigirlos a la ventana. Hacía frío fuera, y el cristal estaba empañado. Valeria era la primera en la fila, así que pasó antes que Elva y Javier. Elva se giró un momento para decirle a Javier que ya entraban, pero vio lo que había escrito su amigo en la ventana: "Adiós, NueVa York", con la V remarcada.

Las Fieras Fútbol Club 6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora