Por fin el día tan esperado había llegado. Era primerísima hora de la mañana. Por una vez en mi vida, madrugué con una alegría desbordante. Me vestí y me peiné con una sonrisa imborrable en mi boca. Traté de bajar las escaleras lo más silenciosa posible para no despertar a mis padres, que aún dormían plácidamente. Cerré la puerta con cuidado y me saqué la tarjeta que el día anterior el nuevo inquilino de mi antigua casa me había dado. Leí mentalmente la dichosa dirección de Freddie, suspiré con profundidad y comencé a andar, con el estómago encogido.
Estaba muy nerviosa, de eso no había duda. Tendría que pedirle disculpas y... quizá suplicarle volver conmigo. No había dejado de pensar en él desde la última vez que le había visto. Sin duda él era el único que había logrado, incluso odiándole, que pensara en él como una adolescente mojabragas.
Tras andar un buen rato y perderme un par de calles, conseguí encontrar la dirección deseada.
-115... -dije en bajito, leyendo la tarjeta. Ahí estaba, una casa de fachada azul celeste. Llamé al timbre con pulso tembloroso. Pero me arrepentí. A punto estuve de salir corriendo y echar todo a perder, pero...
-Hola – la puerta la abrió una chica castaña muy mona, con casi nada de ropa. Me habría equivocado... ¿o no?
-H-hola... ¿vive aquí Farrokh Bulsara? - pregunté, con perplejidad.
-¿Farrokh? Querrás decir Freddie Bulsara - decía con voz remolona.
¡Cuánto deseé en ese momento haberme equivocado de casa!
-¿Quién es, nena? – apareció Freddie detrás de la muchacha. A ambos, eso lo puedo asegurar por su parte también, se nos paró el tiempo al vernos. Tuve que aguantar las lágrimas del reemplazo.
-H-hola Freddie... - bajé la mirada al suelo.
Freddie no articulaba palabra, sólo me miraba.
-Freddie, ¿ocurre algo? – preguntó la chica, algo exrañada.
Freddie se abalanzó contra mí y me dio el abrazo más sincero. Yo no quise moverme, sólo oler su aroma, ese que tanto había anhelado en los últimos meses.
-Te he estado esperando – susurró en mi oído, casi inaudible.
-Pero ahora me has reemplazado – le dije yo en el suyo de forma cortante.
Clavó su mirada en mis ojos, sacudiendo la cabeza.
-Esto... ¿qué ocurre? – la novia de Freddie no comprendía nada.
-Oh n-nada nada... Es... es una vieja amiga a la que no veo desde la facultad... - explicó Freddie nervioso.
¡¿Una vieja amiga?!
-Debemos hablar de todo este tiempo – dijo guiñándome el ojo.
-S-sí, es verdad – seguí su juego, frunciendo el ceño.
-Pues ale ale, hablad. Yo me vuelvo al sobre – la novia pasó de nuevo a la casa.
Nos quedamos solos en la calle.
-Te he echado mucho de menos – dijo mirando al suelo.
-Y yo a ti – dije mirándolo. – Pero de tí no me lo creo. Ya veo lo poco que has tardado en buscarte a otra. Y encima buenorra.
-Me dejaste por engañarte, supuestamente. Cosa que era mentira.
Suspiré.
–Steven me lo ha contado todo. Ayer estuve en su casa.
-Traté de explicártelo, pero no me dejaste - se encogió de hombros.
-Lo sé, y lo siento... - aguanté el llanto.
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Joven Bulsara.
FanfictionRose evita caer rendida a los pies de Freddie Bulsara, un compañero del curso de Diseño Gráfico. Ella le tiene amor y odio al mismo tiempo, cosa que le confunde. Y aunque Freddie siempre esté ligoteando con chicas guapas, en su corazón va a quedar g...